El Papa Francisco ha decidido que los sacerdotes ordenados después de la promulgación del motu proprio Traditionis custodes -el 16 de junio de 2021- deberán solicitar la autorización de la Santa Sede para poder celebrar la Misa Tridentina.
Mediante un rescripto publicado el 21 de febrero de 2023, el Papa Francisco confirma específicamente el contenido de la 'Respuesta a la dubia sobre el Motu Proprio Traditionis Custodes, publicada por el Cardenal Arthur Roche, Prefecto del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos en Diciembre de 2021.
Reafirma canónicamente la autoridad de la Santa Sede sobre las restricciones al uso del rito tridentino y envía también un mensaje político a quienes han podido desafiarlas.
Los obispos, insiste el rescripto publicado al día siguiente de una audiencia entre el Papa y el prefecto británico, deben solicitar la autorización del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos para permitir que un sacerdote sea ordenado después de la promulgación de la Traditionis custodes, el 16 de julio. 2021 – para celebrar con el Misal Romano de 1962, así como para el uso o erección de una iglesia parroquial para la Misa Tridentina.
El Papa también pide a los obispos que no han solicitado estas autorizaciones que regularicen las situaciones con el dicasterio. Estas dos disposiciones ya estaban presentes en las respuestas del cardenal Roche a la dubia publicada en diciembre de 2021. Pero este breve texto legal refuerza su valor.
"El rescripto cambia la naturaleza de la aprobación del Papa de la Respuesta a Dubia", dice el obispo canonista Patrick Valdrini. De hecho, en diciembre de 2021, Francisco había dado "aprobación ordinaria" a las respuestas del cardenal Roche. Este rescripto "confirma específicamente" que el Papa integra la dubia en su propio magisterio, asegura el especialista en derecho eclesiástico.
¿Un gesto político del Papa?
En un plano más político, el Papa reafirma con este rescripto la autoridad que delega al cardenal Roche sobre cuestiones litúrgicas. Su promulgación se produce en un contexto de grandes tensiones, particularmente en Estados Unidos, donde se han alzado voces para acusar al cardenal inglés de extralimitarse en sus derechos al limitar las celebraciones según el rito tridentino, restringiendo así la autoridad de los obispos que deseen conceder excepciones al Motu proprio de 2021.
El 17 de febrero, tres días antes del encuentro entre el Papa y su prefecto, este último desestimó estas críticas en un blog especializado en actualidad vaticana. "Es absurdo pensar que el prefecto de un dicasterio haría otra cosa que ejercer los deseos del Santo Padre", dijo, viendo en estas acusaciones en su contra ataques "contra la autoridad del Papa".
"El objetivo de quienes juegan estos juegos es más obvio de lo que parecen creer: quieren obstaculizar la implementación de las reformas del Papa Francisco tanto como sea posible, con la esperanza de sobrevivirlo", agregó.
Quedan preguntas
Sin embargo, algunos obispos siguen hoy desconcertados por la forma en que la Santa Sede está interviniendo en este delicado expediente. "Desde julio de 2021 es la lluvia escocesa permanente", dice un obispo francés que se siente "despojado de su autoridad" por Roma.
"Traditionis Custodes primero hizo un alto repentino. Luego, cuando nos reunimos con el Papa en visita ad limina, insistió en que eran los obispos los que mejor podían apoyar las situaciones caso por caso", recuerda.
"Pocas semanas después tuvimos las respuestas a la dubia que endureció la aplicación del Motu proprio y reforzó el control de Roma en completo contraste. Luego vino el decreto especial concedido a la Fraternité Saint-Pierre que tenía derecho a una derogación", se sorprende, molesto por lo que percibe como señales contradictorias.
"El pasado noviembre, en su carta de presentación a la asamblea plenaria de los obispos de Francia, el cardenal secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, insistía en el hecho de cuidar bien a los fieles desorientados por el motu proprio… , volvemos a tener un rescripto… Es confuso", confiesa el obispo.
Menos de tres años después de la publicación del Motu proprio que deroga Summorum Pontificum, su aplicación sigue siendo delicada, como lo demuestra este nuevo rescripto. Y quedan interrogantes, especialmente en lo que respecta a los institutos creados específicamente para la celebración según la liturgia tridentina. "Algunos de ellos creen que la derogación concedida a la Fraternidad de San Pedro es jurisprudencia", considera un obispo sin saber qué destino les reservará.
