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En medio de las escenas dolorosas que provienen desde Turquía y Siria tras los terremotos que han dejado miles de fallecidos hasta el momento, del otro lado del mundo, en América Latina, muchas personas también sufren los efectos de diversas catástrofes naturales.
Una de los ejemplos más presentes es lo que ha estado aconteciendo, por ejemplo, en Chile con los incendios forestales (incluso el papa Francisco hizo referencia a este tema en la audiencia de este 8 de febrero a través de su cercanía y oración).
Sin embargo, en otro de los países de la región como Perú –transformado en noticia por la crisis política desatada desde finales de 2022 tras el intento de golpe de estado del expresidente Pedro Castillo-, en los últimos días los corrimientos de tierra –conocidos a nivel local como huaicos- en la región de Arequipa, en especial en el centro poblado de Secocha y otros anexos del distrito de Mariano Nicolás Valcárcel, han dejado al menos 40 personas fallecidas.
Si bien las cifras continuaban en desarrollo y se prevén que aumente el número de fallecidos, también se contabilizaban unos 20.000 damnificados en medio de las alertas por más lluvias que provocar más deslizamientos.
«El pueblo desapareció. Muchos muertos aparecerán cuando realicen los trabajos de limpieza», expresó al medio local Perú 21 Enrique Kiko Tayta, dirigente del centro poblado Misky. En base a las declaraciones ofrecidas a ese medio, este hombre calificó de desastre lo ocurrido y señaló que el 90% de las viviendas de la ciudad y sus ocupantes se encuentran bajo tierra y lodo.
Mientras tanto, la ayuda humanitaria empezó a llegar a las zonas golpeadas con acciones que buscan llevar alimentos, agua y abrigo, entre otros. Y es ahí donde, a través de Cáritas, también se hace presente el abrazo de la Iglesia.
Condolencias y oración
En las últimas horas, quien se expresó tras lo ocurrido en Arequipa fue la propia Conferencia Episcopal Peruana (CEP) a través de un comunicado difundido en su sitio web.
En ese mensaje, la Iglesia de Perú «expresa sus más sentidas condolencias a los familiares de los 40 fallecidos en los huaicos que afectaron en las últimas horas al centro poblado de Secocha y otras localidades de la provincia de Camaná, en Arequipa».
Los obispos peruanos también expresaron su solidaridad con las más de 20.000 personas damnificadas a raíz de esta catástrofe de la naturaleza.
«Invocamos a las autoridades locales y regionales que asuman una vigilancia permanente a fin de desarrollar acciones que permitan evitar tragedias similares en las próximas semanas», prosiguieron los obispos.
«Unidos en oración a la Arquidiócesis de Arequipa pedimos a los fieles de todo el país, orar por las personas que han fallecido y a ofrecer su generosa ayuda para las personas que lo han perdido todo. Nuestras Cáritas diocesanas vienen articulando esfuerzos para entregar ayuda humanitaria a los damnificados en las próximas horas», finalizaron los obispos peruanos.