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Cómo aprovechar los conflictos para mejorar las relaciones

przypowieść o nielitościwym dłużniku
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Carlos Padilla Esteban - publicado el 01/02/23
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Comunicación, diálogo, empatía, sensibilidad. Todo importa a la hora de construir un mundo mejor. Una bella reflexión del padre Carlos Padilla

Es realmente difícil aprender a manejar los conflictos. Resulta complicado salir adelante en medio de la frustración.

No consigo controlar mis sentimientos y lograr que no decidan ellos mi forma de reaccionar.

Quisiera ser capaz de conocer más a fondo todas las capas de mi alma. Descubrirme cuando me engaño con argumentos bien elaborados, como queriendo justificar mis reacciones. Encontrando razones para actuar con violencia, o con palabras agresivas.

Quisiera ser más inteligente emocionalmente para sobrellevar con paz las dificultades de la vida.

Las crisis en las relaciones humanas, las guerras y las divisiones brotan cuando no sé manejar todo lo que siento. Cuando digo lo que no debería decir. Y callo cuando debería decir ciertas cosas.

Por qué afrontar los problemas

No basta con esconder como la avestruz la cabeza bajo la tierra no es suficiente. Los problemas vuelven.

Puedo lanzar hacia delante el problema pretendiendo que todo está bien y que quizás el problema desaparecerá solo. Pero no es así.

Tendré que aprender a enfrentar los conflictos. Hablar de los temas tabú que he ido creando.

Temas de los que es mejor no hablar con las personas a las que amo, con las que convivo. Para evitar guerras.

Tal vez ese silencio no sea la solución, de alguna u otra forma saldrán por otro lado. No evito las tensiones volviendo la vista hacia otro lado, como si no hubiera.

Reconocer los conflictos me ayuda a vivir mejor, a ser mejor.

¿Qué parte de responsabilidad tengo yo?

Saber que las divisiones no surgen sólo porque la otra parte ha actuado con maldad, criticando, atacando, acusando.

Puedo ver con claridad lo que el otro hace, lo que pretende. Pero eso no evita que yo tenga mi parte de responsabilidad en el asunto.

Introspección es la capacidad de mirar dentro de mí con cierta distancia y ver lo que yo no hago bien.

Tal vez no soy capaz de decir las cosas con delicadeza. Quizás me falta empatía. A lo mejor no soy capaz de construir una relación sólida porque estoy herido y mis heridas sangran, duelen y cualquier cosa que me digan me trae al corazón lo que ya viví un día.

Saber pedir perdón ayuda, no por arte de magia, pero es un comienzo reconocer que hago cosas mal y que a lo mejor he herido.

Mis palabras, mis gestos, mis omisiones, mis ausencias provocaron lo que yo no deseaba provocar.

No te puedo acusar de sensible cuando te ofendes. Aprender a aceptar que no siempre hay segundas intenciones en lo que me dicen, en lo que hacen, es sanador. Me libera y así no juzgo continuamente las actitudes del otro.

Conflicto es oportunidad

Los conflictos siempre van a existir, es parte de la vida. Siempre habrá dos miradas sobre la misma realidad. Siempre habrá intereses que se oponen y se enfrentan.

Tal vez acuso a otro de lo mismo que a mí me pasa porque en él lo veo agrandado por mi mirada. Pero a mí me pasa lo mismo, por eso me molesta tanto lo que hace, lo que exige.

No todas las cosas son blancas o negras, hay matices, distintas miradas y puntos de vista. No puedo pretender que los demás piensen como yo, es imposible y no sería tan bueno a la larga.

No porque me den la razón las cosas van a estar mejor. Tapar las tensiones no ayuda, simplemente pospone el momento de enfrentarlas.

Comunicación, diálogo, empatía, sensibilidad. Todo importa a la hora de construir un mundo mejor, más sano, más unido, menos tensionado.

No resulta fácil aceptar que tengo parte de responsabilidad en todo lo ocurrido.

Debería dejarme asesorar por los que no pretenden reforzar lo que yo pienso. Buscar a aquellas personas que me quieran de forma casi incondicional y no tengan miedo a mis reacciones.

Que sean capaces de decirme cómo me ven para aprender a verme mejor y comprender que puedo mejorar, que hay muchas cosas en las que crecer, son áreas de oportunidad.

Poner paz

La vida me dará nuevas ocasiones para pacificar, para construir la paz, para comprender al que no piensa como yo sin rechazarlo, para ser manso y humilde.

No todo son bandos enfrentados. No siempre hay malos y buenos en bandos separados. Normalmente todo es más complejo.

El mundo de los matices es un misterio. En un corazón bueno brotan intenciones malas. Y un corazón donde hay mucho mal es capaz de la más inmensa misericordia.

Todo pecador puede mejorar. Todo santo puede cometer errores. No quiero estar en posesión de la verdad. No quiero tener la razón.

Dios es el único que me mirará un día en toda mi verdad y me abrazará al mirarme, porque me ama. Así quisiera ser yo con los demás.

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