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Los Obispos del Perú expresaron sus condolencias por los 17 fallecidos y las decenas de heridos ocurridas tras las violentas protestas en la ciudad de Juliaca, en Puno. De igual manera, en un comunicado posterior muestran su condena ante el asesinato de un policía.
"No matarás"· es el título del comunicado con el que lamentaron la violencia ocurrida en Puno "como consecuencia de desnaturalizar el derecho a la protesta, recurriendo a la ilegalidad; y, por otro, por el uso desmedido de la fuerza".
La Conferencia Episcopal Peruana, en su comunicado hace un llamamiento para identificar los "justos reclamos" de la sociedad mediante un diálogo racional. Y pidió a no permitir que se "destruya" el país por las propias acciones.
"Invocamos al Gobierno a detener, urgentemente, la violencia y las muertes vengan de donde vengan; al Ministerio Público y al Poder Judicial a investigarlas y sancionarlas; y al Congreso, a tomar las decisiones que exige la coyuntura y la paz social del país", dice el texto.
Quemado vivo un policía
De igual manera, en un comunicado posterior, el Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Peruana condenó el atentado contra una patrulla de la Policía en Puno, que terminó con la muerte del Sub Oficial José Luis Soncco Quispe (29 años), quien fue quemado vivo dentro del vehículo de la PNP.
Mediante un comunicado oficial, el Consejo Permanente remarcó que "el único dueño de la vida y de la muerte es Dios, nuestro Señor".
En el texto se ofrece las condolencias a los familiares y a la Policía Nacional del Perú pidiendo que se investigue este crimen. Su comunicado termina con una frase lapidaria: "No podemos regresar a las épocas oscuras del terror que enlutaron a nuestro país durante 20 años".