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Los ecos del intento de «golpe de Estado» perpetrado por Castillo el pasado el 7 de diciembre –tal cual fue interpretado por analistas de diferentes sectores- han continuado con fuerza y este 13 de diciembre seguían las protestas en Perú.
Es que luego de la decisión del mandatario de disolver el Congreso, entre otras medidas, el órgano legislativo determinó su destitución por «incapacidad moral» y quien era hasta ese momento era la vicepresidencia, Dina Boluarte, terminó asumiendo la presidencia.
Sin embargo, la crisis política en Perú se siguió acentuando en los últimos días y comenzaron las protestas, que incluyeron enfrentamientos, bloqueos de carreteras y hasta la afectación del aeropuerto de Arequipa, por ejemplo, exigiendo la liberación de Castillo, nuevas elecciones y el cierre del Congreso.
Hasta el momento, tal cual informaron medios locales como La República, al menos siete personas han fallecido –incluyendo dos adolescentes- en la lucha con la Policía.
Como respuesta a la situación crítica, en la madrugada de este lunes, agrega BBC Mundo, Boluarte declaró estado de emergencia en las «zona de alta conflictividad social» y presentó al Congreso una propuesta de adelanto de las elecciones generales para abril de 2024.
«¡No a la violencia!¡No al desgobierno!»
Este 12 de diciembre, en la festividad de la Virgen de Guadalupe, la Iglesia se volvió a expresar –lo había hecho por primera vez el propio 7 de diciembre tras la decisión de Castillo de disolver el Congreso- a través de un comunicado ante los hechos violentos desatados en el país.
Además de lamentar el fallecimiento de personas durante los enfrentamientos, los obispos volvieron a invocar al diálogo y a la serenidad de los compatriotas que realizan las protestas y que ejerzan su derecho sin violencia.
Las palabras de los obispos también están dirigidas a las fuerzas del orden como la Policía, a quien le pide actuar en el marco de la ley.
Lo propio con respecto a la clase política (Poder Ejecutivo y congresistas), a quien le pide que se preocupe «por la institucionalidad, el orden democrático, el debido proceso y el bien común de todos los peruanos, especialmente de los más desprotegidos».
«A todas las instituciones del Perú, para que procuren la estabilidad del país, porque no podemos darnos el lujo de un desgobierno en nuestra patria», continúa la Iglesia en otro de pasaje de su mensaje.
«Nuestro querido país no debe continuar en la zozobra, el miedo y la incertidumbre. Necesitamos diálogo sincero, calmar los ánimos para proteger nuestra débil democracia, conservar la institucionalidad y mantener la fraternidad de nuestro pueblo», prosiguen los obispos.
«La violencia no es la solución a la crisis ni a las diferencias. ¡No más hechos de violencia!, ¡No más muertes! ¡El Perú debe ser nuestra prioridad!», concluyen los obispos, quienes finalizaron con una invocación a la Virgen de Guadalupe para que guíe a Perú por «caminos de justicia y de paz».