El 22 de enero de 2022 las pistas de ski de Baqueira Beret amanecían bañadas por un día de sol espectacular. Nada hacía presagiar que esa jornada de nieve y gastronomía quedaría empañada por un accidente.
Fernando, de 47 años, es empresario, está felizmente casado con Beatriz Satrústegui y es padre de cinco hijos. Ese día subía en coche con doce amigos a la estación del Pirineo catalán para disfrutar de una de sus pasiones.
Sin embargo, en la segunda bajada por una pista de nivel medio que no conocía, pisó una placa de hielo, perdió el control y aterrizó, con un fuerte golpe, en un árbol que había al borde de la pista. Quedó parapléjico.
"Buscaba las piernas, noté perfectamente esa desconexión en el momento del impacto y fui consciente de que me había partido la médula", recuerda Fernando.
Fue allí, en el suelo, donde su mente experimentó dos fases: "Una primera fase inicial que duró muy poquito (unos 6 segundos) pero que fue muy intensa y muy triste. Te cuestionas si te merece la pena vivir con esto porque eres perfectamente capaz de identificar el alcance de la lesión", me explica.
Pasados esos microsegundos ''llegó la segunda fase, con unas ganas de vivir terribles, porque realmente estaba muy bien lo que no estaba mal. Lo que estaba roto estaba roto, pero lo que estaba bien, tenía una opción de vida muy apetecible", exclama Fernando.
"Lo que haya pasado seguro que es lo mejor para esta casa"
En dos horas tenía el móvil que ardía, "con unos 350 mensajes y unas 100 llamadas. Las noticias vuelan y además muchas veces distorsionadas", cuenta Fernando impresionado. En ese momento él estaba siendo trasladado en helicóptero a Barcelona.
De camino llamó a su esposa, Beatriz, quien en ese momento se encontraba con dos de sus hijos y escucharon toda la conversación. Al colgar, la mujer les dio tranquilidad y confianza: "Lo que haya pasado seguro que es lo mejor para esta casa".
Ya en la Ciudad Condal, entre operaciones, calmantes y pruebas decidió abrirse una cuenta en instagram donde fue relatando su evolución para tranquilidad de toda su familia, amigos y compañeros de trabajo.
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“Familia, equipo, amigos”: este saludo se volvió la frase más popular de Fernando pues, una vez superada la fase de recuperación en el hospital, decidió continuar compartiendo su espíritu positivo en redes sociales. Él reconoce que "esa grabación a primera hora para todos mis followers es lo que tira de mí para arriba, lo que me pone en marcha".
Al principio aparecía hecho polvo, recién lesionado, sin afeitar e hinchado por la cortisona. Pero a medida que pasaron los días y semanas comienza a verse arreglado y peinado. Este simple hecho es un fiel reflejo de su personalidad, que -a pesar de unas circunstancias tan adversas- mantiene ese carácter tan suyo, resiliente y optimista.
Encontrar la razón fundamental
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Fernando confiesa que su mujer ha sido un puntal en todo el proceso. "El mérito no ha sido solo mío. Mi mujer ha sido mi gran apoyo". De hecho, la idea de abrirse una cuenta fue de Beatriz.
"Lo que sucedió el 22 de enero fue un accidente en toda regla y no he hecho nada para que esto ocurriera (no estaba fuera de pistas, sé esquiar, el día de nieve era muy bueno, ninguna imprudencia, no hubo terceras personas…). Esto tiene una razón fundamental de ser".
Mientras, los médicos le indicaron que no tardaría en presentar un bajón por lo que le había pasado. "Ya caerás. Todos caen", le avisaban. Sin embargo, Beatriz le insistió en que no se preguntara el porqué sino el para qué. “Preguntarse el porqué es muy victimista, tiene muy mala explicación. El para qué tiene más salida”.
Y gracias a dar esta visión al evento traumático, además de tener de forma natural un carácter optimista y positivo, no solo ha evitado venirse abajo, sino que su presencia en redes está sirviendo para animar a otros en las distintas dificultades que puedan presentar en su vida.
Su recuperación fue asombrosa. Mientras los profesionales del Hospital Nacional de Parapléjicos en Toledo auguraban una rehabilitación de cinco a seis meses, al final han sido mucho más corta: cerca de meses.
Queda, con todo, mucho trabajo por delante.
Dios se sirve de los reveses de la vida para sacar a relucir talentos escondidos"
Fernando explica que cuando pasa algo grave en la vida, inmediatamente se juntan todas las cosas "malas" que han pasado recientemente y aparecen os reclamos a Dios. A pesar de todo, Fernando reconoce:
"No me enfadé con Él. Estoy convencido que Dios se sirve de los reveses de la vida para sacar a relucir talentos escondidos. En mi caso, han sido unas dotes de comunicación que desconocía"
Aunque explica que en su familia no son muy "capilleros", sí que han recibido una educación muy centrada en la formación religiosa católica y tienen mucha confianza en que lo que viene, viene dirigido. "Nos da paz para encajar lo que viene", apunta.
Transcurrido un tiempo, Fernando puso manos a la obra para dejar por escrito su experiencia en Si la vida te da limones, pide tequila, un libro publicado por la editorial Espasa.