El aviso de las hermanas Carmelitas Descalzas de La Habana (Cuba) a todas las comunidades parroquiales del país el pasado 2 de noviembre, da idea de hasta dónde llega la crisis alimentaria en la isla.
Tras el saludo "¡Alabado sea Jesucristo!" las Carmelitas Descalzas comunican a las ocho diócesis y a las tres arquidiócesis que componen la Iglesia católica de Cuba que ya no hay hostias a la venta.
La razón de este aviso no es por alguna prohibición oficial, sino porque "la poquita harina que quedaba y ya lo que había de reserva ha llegado a su fin". La maquinita de hacer hostias con la que trabajaban se ha quedado sin el insumo básico
"Esperamos y confiamos en el Señor que pronto podamos retomar el trabajo y una vez que tengamos suficiente para distribuir a todas las diócesis les estaremos avisando", dicen las hermanas carmelitas con más esperanza que realidad.
No se puede sustituir por harina de mandioca
El Monasterio de Carmelitas Descalzas de Santa Teresa en La Habana, es desde hace tiempo, el sitio donde se producen las hostias que consumen los fieles en prácticamente todas las diócesis de la isla donde 60 por ciento de la población es católica.
Según Infobae, "los problemas de abastecimiento de harina son habituales desde hace algunos meses en Cuba. Las panaderías, inclusive las que pertenecen al Estado, no tienen un suministro regular y algunos establecimientos particulares están días enteros sin poner pan a la venta".
El problema no es menor puesto que existe una instrucción muy clara de la Iglesia católica en el sentido de que las hostias que se convierten en el cuerpo de Cristo durante la Consagración, solamente pueden ser elaboradas a base de harina de trigo.
Y esa es la harina que falta a las Carmelitas Descalzas: cerca de 15 monjas de clausura son las encargadas de producir –desde la década de los sesenta del siglo pasado— la totalidad de las hostias que se consumen en Cuba.
Aunque las autoridades cubanas han tratado de sustituir la harina de trigo con el uso de harina de mandioca (con la que se hace pan y la base de las pizzas), ésta no puede ser utilizada para producir hostias.
La máquina nueva no puede trabajar
El pasado mes de marzo de 2021, la hermana Ana Mercedes de Jesús Crucificado, O.C.D., superiora del Monasterio, había recibido una nueva máquina de hacer hostias de parte del cardenal de Nueva York, Timothy Dolan.
El cardenal Dolan visitó el Monasterio en 2020 y le dijo a la superiora que le pidiera algo que necesitaran las hermanas. La respuesta fue reparar la máquina para hacer hostias que las había regalado en 1988 el también cardenal de Nueva York, John O’Connor.
En lugar de mandar arreglar la máquina, el cardenal Dolan importó una máquina nueva de España. "Hemos visto su corazón de pastor ante un rebaño necesitado de lo más importante, el pan para la celebración eucarística", dijo la hermana Ana Mercedes en aquella ocasión,
Año y medio más tarde, la máquina se ha detenido. "El pan para la celebración eucarística" no tiene cómo hacerse. Y los casi cinco millones de católicos que tiene Cuba, no podrán comulgar este domingo o el siguiente.