Santa Cruz de la Sierra -famosa ciudad ubicada en los llanos orientales de Bolivia que es bastión de la oposición y motor económico del país con población que ha ido en crecimiento- vive este 26 de octubre su quinta jornada de paro indefinido. La medida surgió en rechazo a la decisión de las autoridades nacionales de postergar el Censo Poblacional y piden que sea en 2023 (el censo se hace cada 10 años y tendría que haber sido en 2022).
Como trasfondo, la importancia de la herramienta del censo para la distribución de recursos económicos entre las diversas jurisdicciones y las bancas en el Congreso. Por ejemplo, tal cual se aclaró a Aleteia desde Bolivia, el número de diputados (130) se distribuye en función del número de habitantes con una fórmula para cada departamento. Además, en base al número de habitantes hay que elaborar un nuevo padrón electoral.
Desde el Ejecutivo, que convocó a un encuentro nacional Cochabamba para este viernes, se argumentó que el aplazamiento del censo para 2024 se daba por falta de condiciones técnicas y logísticas como consecuencia de la pandemia.
En medio de esto, entre cruces que dan cuenta de especulación política a que las elecciones son en 2025 y los datos del censo no estarían listos para ser utilizados si se hiciera en 2024, una tensa situación que se ha estado empezando a extender a otras zonas del país con bloqueos y medidas vinculadas al censo que ha dejado de momento situaciones de violencia y hasta una persona fallecida en el fin de semana.
La respuesta de la Iglesia
En los últimos días quien también tomó protagonismo fue la propia Iglesia católica en Bolivia a través de llamados a la paz y el diálogo de parte, por ejemplo, del propio arzobispo de Santa Cruz de la Sierra, monseñor René Leigue.
«Se ha empezado este paro ya de hecho con un muerto que ha habido en Puerto Quijarro, (…) hemos visto la violencia en algunos barrios, ¿será que eso es lo que se esperaba para estar ciertos de que si venía un paro? ¿Será que es eso lo que quieren nuestras autoridades? ¿Ver violencia, ver sangre y ver muertos, para recién buscar una solución?», expresó Leigue durante su homilía del domingo 23 de octubre desde la Catedral de Santa Cruz, tal cual reproduce la web de esa arquidiócesis.
«Oremos por nuestras autoridades, pidamos porque se dejen iluminar, pidamos también por todas las personas para que no se dejen llevar por la violencia, eso no queremos. Como Iglesia buscamos siempre el bien común, el bien de todos», expresó en otro de los pasajes.
Facilitadora del diálogo
Sin embargo, quien también se pronunció este 25 de octubre fue la propia Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) ante el trascendido de que pudiera ser mediadora en el conflicto. Fue mediante la lectura de un comunicado donde la Iglesia aclaró que está dispuesta a ser facilitadora del diálogo y no mediadora.
«La Iglesia católica siempre ha estado dispuesta a ser facilitadora del diálogo y aclaramos que en ningún momento hemos manifestado directa o indirectamente nuestro deseo de ser mediadores en el conflicto», señaló el secretario general adjunto de la CEB, padre Diego Plá Aranda.
«Creemos que es importante saber distinguir entre la tarea de mediación y la de facilitación. Por eso afirmamos que siempre estaremos dispuestos a orientar, ofrecer criterios, facilitar el diálogo, ayudar a llegar a acuerdos, pero no a mediar», indicó.
Por último, la Iglesia reiteró su pedido «a que las en conflicto sean capaces de sentarse y caminar juntos en la mesa de concertación, con un espíritu abierto, sin amenazas, ni intransigencias y en búsqueda de la paz, la verdad, y la justicia».
En tanto, en lo previo, la Iglesia de Bolivia, junto a la Iglesia Evangélica Metodista y la Defensoría del Pueblo había emitido otro comunicado exhortado a las partes a «retomar el diálogo» de manera «urgente y transparente».
«Convocamos a las partes a deponer actitudes hostiles y apostar por la reconciliación, velando y protegiendo el bien mayor que es la vida. Apelamos a que las medidas asumidas no pongan en riesgo la libertad y la integridad de las y los bolivianos. El diálogo es el único camino de la concertación y la democracia, es la señal de construcción de una cultura de paz y tolerancia» , indicó parte del pronunciamiento.