Una singular imagen de la Virgen del Valle se oculta bajo las aguas del paradisíaco archipiélago Los Frailes, al noreste de la Isla de Margarita. La venerada imagen de la Virgen del Valle, patrona de marineros y pescadores, permanece allí, en el fondo del mar, rodeada de corales, protegiendo a la fauna marina de la pesca de arrastre, pues los pescadores dejaron, por respeto, de lanzar allí sus redes.
Al sumergirse, se ve claramente una imagen de la Madre de Dios de 2,3 metros de altura, la cual constituye la pieza principal del primer museo submarino de Sudamérica en aguas venezolanas. Se fabricó con arena de sílice y se trató con soda cáustica para obtener un PH neutro.
Las estatuas de tres heroínas margariteñas acompañan a la imagen de nuestra Santa Madre. Se inauguró el 8 de septiembre, día de la Virgen, cuando buzos de la armada venezolana deshicieron cintas amarillas en el fondo del mar en señal de «apertura» del curioso museo que pronto recibirá turistas.
Este es el museo submarino, en video divulgado por el diario El Espectador de Colombia:
El Archipiélago de Los Frailes es un grupo de islas que pertenece a Venezuela, incluido en las Dependencias Federales Venezolanas y que está ubicado al oriente de este país en el Mar Caribe.
Los corales que arrastró la pesca industrial
La idea de este museo surgió al fracasar en 2019 un proyecto de siembra de corales que arrasaron, en menos de un año, las gigantescas redes de la pesca de arrastre la cual, a pesar de ser clandestina, goza de buena salud y se mueve a sus anchas en las costas venezolanas.
Según contaron a AFP, la médica Anays Toro, la bióloga marina Sandra Sánchez y la acuicultora Vanessa Valverde desarrollaron el proyecto tras el fracaso de un plan a causa de esta modalidad de pesca cuya práctica clandestina es común en esta zona pese a que fue prohibida en Venezuela en 2009.
En el Archipiélago de Los Roques está también la imagen de la milagrosa Virgen del Valle, lo cual enorgullece a los lugareños y ofrece seguridad a los pescadores. Este video tan emotivo resalta la realidad de la Patrona de los Pescadores:
Sufren los fondos marinos
La pesca de arrastre es el arte de pesca menos selectivo que existe, además de ser el más perjudicial para los fondos marinos. Consiste en una red en forma de cono o calcetín que se remolca desde una embarcación manteniéndola abierta. Esta modalidad de pesca se inició en Venezuela a principios de la década de 1950 cuando se realizaron los primeros arrastres exploratorios en el Golfo de Venezuela.
Sus consecuencias son de cuidado, pues la pesca de arrastre destruye los ecosistemas sedimentarios que constituyen los fondos marinos profundos, removiendo y levantando las diferentes partículas que constituyen el sedimento y dejando en suspensión numerosos organismos de pequeño tamaño.
Dicen que Venezuela ya se libró de la pesca de arrastre desde el 2009. Para el 2015 un decreto, el N° 5.930, confirmaba la proscripción. Pero un informe del 2021 mostraba que en Venezuela, la pesca industrial de arrastre camaronera se realiza en forma extensiva a lo largo de toda la costa. Mediante esta actividad se captura una gran cantidad de especies de peces, moluscos y crustáceos de importancia comercial, los cuales se desembarcan en los distintos puertos pesqueros del país.
La actividad pesquera en Venezuela, se centra principalmente en la producción de tres especies marinas tales como: pepitona, la sardina y el atún. Pero también existen otros peces que son de gran importancia como: los pargos, camarones, langostinos, sierras, rubios, róbalos y sábalos y diferentes especies de moluscos.
Tuvimos un registro -y tal vez hoy se mantenga- de 219 barcos de arrastre que operarían en el Golfo de Venezuela. La mayoría de las embarcaciones emplean ese sistema de redes camaroneras de arrastre lateral. En general, son barcos con una eslora superior a los 20 metros. En los últimos años ha aumentado el número, según fuentes del sector sector, de embarcaciones que emplean frigoríficos, lo que les permite mayor autonomía.
La Virgen en acción
Las ecologistas mencionadas tuvieron la idea de crear conciencia a través del culto a la figura de la Virgen del Valle, patrona de la región.
«Pensé que tal vez podía intentar lograrlo así, a través del respeto a la Virgen». Así lo dice a la AFP Toro, autora de las esculturas que reposan en el fondo de las aguas como parte del museo.
La Virgen del Valle goza de un respeto poco común. Todo pescador o marinero la venera con una fe increíble. Saben que ella es la que los cuida cuando salen al mar y los regresa a salvo de las largas y riesgosas jornadas en el océano. Lo mismo ocurre con la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba. Ambas imágenes, por cierto, son muy similares y no ha faltado algún investigador que sostenga que, salvo pequeñas diferencias, se trata de la misma imagen. A fin de cuentas, es el mismo mar Caribe, protege el mismo oficio de trabajador del mar y comparten una misma cultura. Hasta la historia esas devociones es similar.
El plan funcionó en las aguas venezolanas. La fauna comenzó a regenerarse alrededor de la estatua de la Virgen, fabricada con arena sílice y tratada con soda cáustica para lograr un PH neutro.
Un santuario
Una semana después de inaugurado el museo, los expertos comenzaron a ver nueva vida submarina en esta zona que fue demarcada por los propios lugareños con una boya improvisada con una botella de plástico para, según explican, «indicar que deben estar pendientes al lanzar la red o el ancla porque ahí está la patrona mayor», cuentan a AFP.
Confían en que la Virgen del Valle ayudará a promover los arrecifes coralinos y fomentará el turismo en esta paradísiaca, pero ahora deprimida zona. Los ecologistas buscan crear conciencia. Hasta el 2008 la pesca de arrastre representó más del 86% de las capturas totales en Venezuela. Desde entonces, las regulaciones son casi nulas -a pesar de la prohibición- y no se publican datos oficiales que permitan tener una visión confiable de la situación.
Más que museo, ese lugar en el fondo del mar, es un santuario para hombres del mar y ecologistas empeñados en rescatar, no sólo el equilibrio ecológico, sino también la pesca artesanal que es el modo de vida de nuestros compatriotas, especialmente en la zona oriental de Venezuela.
La fe de los fieles a la Virgen del Valle no hay que rescatarla, está allí, firme y sólida. No pueden con ella ni las descomunales redes de la pesca de arrastre.