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El gobierno de Hungría ha aprobado un decreto en el que se exige que las mujeres antes de abortar escuchen el latido del feto. Para ello muestra la obligación de que existe una garantía ginecológica en el formulario de solicitud de aborto que tiene que firmar la mujer.
Se trata de una medida en clara defensa de la vida. El Gobierno de Viktor Orbán lleva tiempo apostando por una política de protección de la vida. El decreto se incluirá dentro de la actual ley del aborto basada en una ley de plazos. En vigor desde 1992 la ley permite libremente el aborto entre la semana 12 y 24 de gestación. También ofrece una puerta a distintas excepciones: cuando hay diagnósticos de una patología en el feto incompatible con la vida o peligra la vida de la madre.
Desde la entrada en vigor de una nueva Constitución a principios de 2012, Hungría defiende «la vida del feto desde la concepción». Se trata de un tema en el que se posiciona frontalmente en contra del Parlamento Europeo que incluso ha llegado una resolución que busca incluir al aborto dentro de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea.
Justificación del Gobierno
El Ministerio del Interior del gobierno de Orbán explica su medida y muestra que se encuentra dentro de unas directrices que le hicieron llegar desde el Colegio Profesional de la Salud. En estas directrices y hablando sobre los riesgos en el embarazo se recomienda emplear dispositivos para detectar las palpitaciones para poder ofrecer más información a las mujeres.