Año 2020. La pandemia del coronavirus sacudió al mundo entero. Fueron meses (y años) cargados de angustia, incertidumbre y mucho aislamiento. En efecto, aquello de la cercanía con familiares y amigos fue uno de los aspectos qué afectaron a las personas en diversos puntos del planeta. Incluso, en primera instancia, hasta muchos se cuestionaron si aquel gesto de afecto como el abrazo sería algo que empezaría a quedar en desuso.
Pasaron los meses, la pandemia ha dejado millones de afectados en todos los continentes y hasta el día de hoy permanecen sus huellas. Sin embargo, de manera paulatina, con el avance de respuestas como la vacunación, aquellos gestos empezaron a volver. Es que en el fondo, estrechar vínculos con el otro, forma parte de la esencia humana.
Un trabajo colaborativo
En medio de esto, desde una universidad católica en Chile (ubicada en el norte) se decidió poner en marcha un proyecto que de alguna manera homenajeara a los fallecidos por el coronavirus. En ese país sudamericano hubo unos 60.000 muertos a raíz de la pandemia.
Precisamente, el ámbito de la educación fue también uno de los más golpeados. Este sector rápidamente tuvo que acudir hacia la estrategia virtual, mientras muchos seguían despidiendo a sus seres queridos a causa de la pandemia.
Debido a esto, a instancias de la vicerrectoría de la sede universitaria, se logró avanzar en un trabajo colaborativo, tal cual contó José Caimanque, ingeniero de Estudios de la mencionada entidad e integrante de la Comisión Organizadora de la iniciativa, recuerda la Iglesia de Chille.
«Fue un trabajo colaborativo de parte de toda la comunidad, que aportaron de forma económica y a través de distintos trabajos, coordinación y elementos que ayudaron a componer nuestra obra, que se sella con el descubrimiento de la escultura, que representa un abrazo que no pudo ser dado y que con eso queremos recordar a toda la gente fallecida durante la pandemia, que no pudimos acompañar, dejando para la posteridad este recuerdo», indicó.
«El Último Abrazo»
Luego de un llamado a concurso, finalmente la comisión eligió como ganadora a la obra titulada «El Último Abrazo», un trabajo diseñado por la estudiante universitaria Rossio Bujes.
«En esta pandemia perdí muchos seres queridos y amigos. Siempre sentí que nunca fueron suficientes las últimas palabras que nos dijimos, que los últimos momentos que compartimos no fue el necesario. Hubo mucho que faltó decirse y expresarse, por lo que quise reflejarlo en algo que me hiciera sentir que de verdad hay algo pendiente, por eso las figuras en la escultura están separadas, pero a la vez inclinadas hacia darse un abrazo», indicó la estudiante.
En definitiva, de eso se trata este trabajo, un verdadero «Memorial por la Vida», resumen y ejemplo de algo que se ha visto multiplicando en todo el mundo. Finalmente, la obra fue colocada en las cercanías de la Facultad Ciencias del Mar y convirtiéndolo en un espacio de esperanza a través de la plantación de diversos árboles alrededor.
La bendición del memorial
En tanto, el toque más sutil e importante que llenó de valor y significado la obra: la bendición por parte del arzobispo René Rebolledo de la escultura que pudo ser materializada por el escultor coquimbano Tomás Briceño.
«Que la vengan a ver todos, porque está hecha con mucho corazón e inspiración. Le puse mucho de lo que yo soy como artista, como escultor, oficio en el que llevo 36 años de forma autodidacta. Es una obra que tiene mucho simbolismo, relacionada con ese apego humano que todos tenemos, especialmente en el dolor de haber perdido a mucha gente», concluyó el escultor.
Hoy celebramos a...