Lucila Luciani fue una mujer que demostró que la fe no estaba reñida con el progreso, con el deseo de superación y con la lucha por los derechos humanos. Católica, madre de ocho hijos, esta inspiradora mujer abrió el camino a muchas otras mujeres venezolanas y de otros países latinoamericanos. Con su ejemplo y su legado se convirtió en una auténtica pionera.
Maracaibo fue su ciudad natal, donde llegó al mundo el 21 de enero de 1882. Hija de Juan Nepomuceno Luciani y Casimira Eduardo, tanto ella como sus hermanos recibieron una muy buena educación. Después de iniciar sus estudios en Venezuela, Lucila se trasladó para continuar formándose a los Estados Unidos y a Francia. Apasionada por la música, Lucila aprendió a tocar el violín y el piano, llegando a dar conciertos en distintos lugares de Europa.
A su regreso a Venezuela, en 1909, Lucila se casó con Manuel Pérez Díaz, un reputado médico con el que tuvo ocho hijos. En aquella etapa de su vida, Lucila supo combinar a la perfección su faceta de esposa y madre con su vida profesional. Empezó escribiendo artículos para distintas publicaciones en los que hablaba de historia, literatura y feminismo. La batalla de Boyoacá: su importancia militar y política fue su primer ensayo histórico. Un libro con el que recibió el premio de la Academia de Historia de Venezuela.
En 1927, a instancias del Nuncio Apostólico en Venezuela, Monseñor Fernando Cento, nacía el movimiento de Acción Católica del que surgirían distintas ramas, entre ellas, la Unión de Damas de la Acción Católica (UDAC). Lucila fue una de sus fundadoras y ostentó el cargo de su primera presidenta. Desde la UDAC, dirigió la revista feminista y de acción social Iris, puesto que mantuvo hasta 1941.
Implicada en la cuestión femenina desde la UDAC y la revista Iris, en 1928 fue elegida miembro de la Comisión Internacional de Mujeres (CIM), fundada ese mismo año. Viva aún en la actualidad, la CIM se define como “el primer órgano intergubernamental creado para asegurar el reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres y es el único foro político hemisférico para los derechos humanos de las mujeres y la igualdad de género”.
1931 fue un año difícil para Lucila. La muerte de su marido la dejó sola a cargo de sus ocho hijos. Lejos de rendirse, Lucila aprovechó sus estudios y experiencia para empezar a ejercer como maestra. En poco tiempo se convertía en la primera directora de la Escuela Normal de Maestras. Desde entonces, no paró de escalar peldaños en el mundo de la docencia y la cultura. Directora del Colegio Cháves, bibliotecaria en el Ministerio de Asuntos Exteriores, subdirectora de la Biblioteca Nacional… Su mayor logro fue sin duda el que alcanzó en 1940 cuando ingresó en la Academia Nacional de la Historia, ocupando el sillón “X”. Era la primera mujer en conseguir semejante reconocimiento en su Venezuela natal.
Lucila Luciani siguió trabajando de manera incansable en la divulgación y la investigación histórica escribiendo varios ensayos. También siguió implicada activamente en la lucha por los derechos de las mujeres, no en vano se la considera como una de las primeras feministas de su país. En 1941 fue elegida presidenta del Primer Congreso Católico Femenino de Venezuela.
Treinta años después, el 8 de marzo de 1971, cuando estaba cerca de cumplir los noventa años, Lucila Luciani de Pérez Díaz fallecía en Caracas. Su legado fue su ejemplo; su lucha le permitió romper muchos techos de cristal, abriendo el camino de la igualdad entre hombres y mujeres en muchos ámbitos de la sociedad.