“¡Tenemos santa!”. El grito de alegría rompió el silencio de la madrugada en Uruguay. Sucedió en el barrio de Montevideo conocido como Belvedere, sitio donde se encuentra el santuario de la ahora santa Madre Francisca Rubatto.
La hermana Nora Azanza ya había anticipado a Aleteia que lo que iba a pasar este 15 de mayo en Montevideo cuando en Roma la Madre Francisca fuera canonizada (10 horas de Roma, 5 de la mañana de Uruguay). Entre otras cosas, el seguimiento de la transmisión desde el santuario con pantallas gigantes, el ofrecimiento de un desayuno y posterior celebración eucarística.
Lo sucedido este 15 de mayo con Madre Francisca Rubatto representó nada más ni nada menos que alguien con corazón muy comprometido con Uruguay (a pesar de haber nacido en Italia) haya sido reconocida como la primera santa de ese país. Tal es así que sus restos se encuentran en el santuario uruguayo y hasta el milagro que la llevó a ser canonizada aconteció en Uruguay de la mano de la curación del joven Jonathan Moris, cuyo testimonio lo pudiste leer en Aleteia.
Por su parte, los uruguayos que pudieron vivir de manera presencial desde Roma la jornada de canonización también se hicieron sentir, tal cual lo demuestra la siguiente imagen difundida en las últimas horas:
María Domenica Montavani, el festejo del que poco se habló
Pero mientras los focos estaban puestos en lo que sucedía alrededor de Madre Francisca, como no podía ser de otra manera, a poco menos de 40 kilómetros de Montevideo, en la localidad de Canelones conocida como Progreso, se dio un “doble festejo”.
Es en ese sitio, en la capilla san José, se encuentra una comunidad de las Pequeñas Hermanas de la Sagrada Familia de Castelleto (Verona, Italia) fundada por María Domenica Mantovani en cooperación con su párroco, el beato Giuseppe Nascimbeni.
“Nuestro instituto nace en el año 1892. Madre María es la primera hermana, junto a otras cuatro, que forman el instituto. El 19 de marzo de 1976 llegan tres hermanas (a Uruguay) para hacerse cargo de un colegio primario y del jardín que llevaba el nombre de San José. También se hacían cargo de las actividades de la pastoral y la capilla en el predio que pertenece a los hermanos de la Sagrada Familia”, contó a Aleteia la hermana superiora Carina Santillán con respecto a los efectos de otra de las santas canonizadas este domingo.
“Con el paso del tiempo las hermanas fueron asumiendo la pastoral de la salud visitando los enfermos de los barrios aledaños y crearon una policlínica. Con el tiempo la obra se fue transformando. El colegio se cerró, la policlínica se cerró. Hoy las hermanas estamos a cargo de un centro de primera infancia y continuamos con la pastoral de la capilla”, prosiguió Carina.
“La santa de la cotidianidad”
Al momento de hacer referencia al atractivo de la espiritualidad de figura de Mantovani, Carina destacó: “Podemos rescatar la sencillez, humildad. Una mujer de profunda oración. Ella decía que era toda de Jesús y que quería hacerse toda para todos”.
“También su sensibilidad y capacidad de percibir la necesidad de su época, de su pueblo. Por eso trabajó mucho con los jóvenes, para las familias y también para las huérfanas de la guerra de ese tiempo. Siempre estuvo al servicio de los pobres y necesitados”.
La hermana Carina también recordó que cuando el papa Juan Pablo II la beatificó en el año 2004 la definió como “la santa de la cotidianidad”. “Porque no hay nada de extraordinario en su vida (…) Todo lo hacía con amor. Hasta las cosas más simples y sencillas de la vida las hacía con un profundo amor”, indicó la hermana Carina también en alusión a aquello del papa Francisco y "los santos de la puerta de al lado".
¿Cómo se vivió en Uruguay la jornada de canonización?
“Con mucha alegría, compartiendo con los laicos en la capilla de San José de Progreso. Preparamos con mucha alegría y fiesta por esta gran noticia. Y (ahora) a seguir trabajando por los niños, por las familias. Poniéndonos todos al servicio como Jesús quiere”, relató.
Milagros en América Latina
Por último, la hermana Carina también añadió un dato para nada menor con respecto a los milagros que fueron aprobados por la Iglesia, tanto para la beatificación como para la canonización de Mantovani. Señaló que involucran a dos niñas que estaban enfermas en la ciudad de Bahía Blanca, en Buenos Aires, Argentina.
“Nos alegra mucho que los milagros se hayan dado en América Latina y que su intercesión siga llegando a estas tierras. También es una alegría muy grande. La gente siempre nos cuenta que pide la intercesión por niños que están enfermos, por mamás que quieren concebir y no pueden. Por ahí pasan también pequeños milagros, que tal vez no son comprobados, pero hacen a la vida cotidiana de las familias y que sigue obrando Madre María”, finalizó la hermana Carina.
Para conocer más sobre la vida de esta santa, nacida el 12 de noviembre de 1862, ver el video a continuación con los aportes del obispo de Canelones, Heriberto Bodeant, secretario general de la Conferencia Episcopal del Uruguay: