La Cuaresma nos recuerda la necesidad del ayuno, no sólo para nuestra propia conversión, sino también para la conversión del mundo.
El predicador del Papa, Raniero Cantalamessa, enumeró varios ejemplos bíblicos de ayuno en una homilía de 2003. El sacerdote explicó:
Es este segundo tipo de ayuno el que se relaciona con un acto de ayuno más comunitario. Y este ayuno profético tiene mayor prominencia en la Biblia.
Moisés, Elías, Jesús, Jonás
Moisés ayunó durante 40 días y 40 noches antes de recibir las tablas de la ley (Ex 34,28), Elías ayunó antes de encontrarse con Dios en el monte Horeb (1 Re 19,8), y Jesús, antes de comenzar su ministerio. El Rey de Nínive ordena un ayuno así en respuesta a la predicación de Jonás (Jon 3, 7).
Este tipo de ayuno pretende ser una expresión comunitaria del deseo de conversión.
Como en los tiempos de Joel y Jonás, el llamado hoy es al arrepentimiento, a la admisión de estar en el error, a un “regreso” colectivo a Dios.
El poder del ayuno de toda una ciudad
El ejemplo bíblico del Libro de Jonás destaca el poder que puede tener el ayuno cuando es observado por toda una ciudad.
El profeta Esdras también proclamó un ayuno, para ser observado por todo el pueblo, por la paz y la protección contra la violencia.
Un arma contra la guerra
El ayuno sigue siendo un arma poderosa contra la guerra, una acción que apela a la intervención y protección de Dios.
Si alguna vez necesitas la seguridad de que el ayuno tiene un propósito, abre la Biblia y lee los ejemplos bíblicos del ayuno para ver la respuesta de Dios a los corazones contritos y humildes.