La "orden" no admite réplicas porque fue dada por el "jefe" de la Iglesia greco-católica en Ucrania (y obispo de Kiev), Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk: todo religioso debe mantener abierta su iglesia en Ucrania, incluso con la guerra en curso, para acoger a cualquiera que lo necesite.
Es una decisión fuerte, la del obispo de Kiev, en el momento más dramático de la historia reciente de su país.
La fuga al subterráneo
En las últimas horas ha habido momentos de gran aprensión en Kiev por Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk. De hecho, tuvo que refugiarse, junto con otras personas, en un sótano de la Catedral de la Resurrección de Kiev debido al "intenso" bombardeo en la ciudad.
Así lo cuenta a SIR (24 de febrero) el padre Andriy Soletskyy, del secretariado del arzobispo mayor de Kiev, en Florencia, donde participa en el encuentro de los obispos mediterráneos.
Entre el pánico y momentos de lucidez
Antes de salir de su residencia, el arzobispo mayor pudo comunicar a SIR cómo está evolucionando la situación en la ciudad y en el país.
"Esta noche – dice – el ejército ruso atacó Ucrania. Desafortunadamente, el gobierno ruso ha elegido la guerra. Temprano en la mañana también escuchamos los bombardeos y explosiones en Kiev. Ya hay decenas de muertos. El ejército ucraniano no depone las armas y defiende nuestro país. Obviamente, muchos están en pánico pero hacemos todo para mantener a la población clara y organizada".
"Abramos las iglesias"
El arzobispo Sviatoslav luego confirmó la decisión de la iglesia ucraniana de no abandonar a su pueblo. Y sobre todo, para abrir iglesias y estructuras a aquellos que necesitarán ayuda y apoyo en los días venideros. “Nuestra Iglesia estará siempre con su pueblo”, dice Su Beatitud.
Una red de ayuda humanitaria
"Tenemos la experiencia de la guerra en el este de Ucrania desde hace 8 años – concluye el arzobispo de Kiev –. Tratamos de organizar bien la red de ayuda humanitaria, pondremos a disposición de la gente, en caso de emergencia, nuestras iglesias y los edificios que tenemos disponibles para salvar cada vida. Recordamos que nuestras iglesias ya se habían convertido en hospitales de campaña en los tiempos de la Revolución de la dignidad".