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Encuentra un nuevo horizonte y da vida a tus sueños

DREAM CATCHER
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Cecilia Zinicola - publicado el 21/01/22
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La clave para permanecer todos los días conectados a nuestros sueños es no perder de vista el horizonte

La pandemia nos ha puesto en un sitio de grandes cambios que nos están impulsando cada vez más a buscar nuevos horizontes. En medio de la fatiga, la tristeza y la falta de esperanza las palabras del Papa Francisco cobran gran fuerza y nos animan en este nuevo año que comienza a pensar en los grandes planes de nuestra vida junto a Dios.

Mirar el horizonte es poner la mirada adelante fijándonos en un punto que parece inalcanzable, pero que sabemos que está allí frente a nosotros. Con frecuencia, perdemos esa capacidad de visualizar lo que soñamos cuando pensamos que los sueños no son para nosotros o cuando creemos que es algo que tenemos que alcanzar solos.

No pienses que no hay sueños para ti

Recuerda que tú eres el resultado de un sueño divino. Nadie llega a este mundo por mera casualidad y sin un propósito. Podemos pensar que no estamos a la altura de poder soñar tan alto, pero lo cierto es que todos los planes de Dios son grandes y nadie queda fuera de ellos. Solo necesitamos estar seguros de que las metas que nos hemos fijado -por más pequeñas y simples que parezcan- son buenas.

¿Eres una fuente de alegría dentro de tu familia? ¿Llevas consuelo a tus amigos? ¿Das un testimonio de vida a través de tu trabajo? ¿Acompañas a alguien enfermo? ¿Transmites un mensaje de paz en tu barrio? Muchas veces pensamos lo que queremos hacer, pero te has preguntado ¿qué es lo que Dios quiere hacer hoy a través de ti?

No dejes a Dios fuera de tus sueños

El horizonte es el punto de partida y el punto de llegada al mismo tiempo. Mirar al cielo es mirar con Dios y pensar con Él cómo será tu futuro aquí y ahora. Un proyecto de este tipo es el más ambicioso al que puedes aspirar, ya que son muchos los desafíos que pueden surgir con un Dios para quien no existen imposibles.

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Cuando Dios nos quiere mostrar cosas grandes nos llama a seguirlo. Él nos enseña el camino que nos lleva a cumplir nuestros sueños más profundos del corazón. Es un camino de esfuerzo y al principio esto puede llevar a hacernos pensar equivocadamente que perderemos muchas cosas, pero al final el resultado será que recibiremos abundantemente.

Incluye a Dios en tus planes, compártelos, pídele consejo y deja que te guíe. Él es quien da la vida y sabe cuál es nuestro lugar en el mundo. Descubre lo que Dios sueña para ti y para el mundo en el que te encuentras. ¿De qué se trata exactamente? ¿En qué actividades concretas te sientes llamado a hacer algo bueno?

Soñar es de valientes. Un sueño siempre nos reta a dar un paso de coraje. Esto es lo que han hecho los santos. No se han conformado con la injusticia, las carencias o la guerra de su tiempo y han luchado por más. Han dado un paso heroico por el cual hoy les recordamos. El miedo paraliza y a veces quedamos inmóviles al pensar que la realidad no se puede cambiar o que para hacer algo tenemos que saberlo o controlarlo todo.

No pienses que ya no hay nada más por hacer

A veces nos convencemos de que una situación está perdida, la oportunidad ya ha pasado, hemos llegado a un punto de la vida donde no hay vuelta atrás o creemos que ya lo sabemos todo, que no hay más nada nuevo por descubrir. Que las cosas no pueden cambiar, que nuestros planes no han funcionado o no han salido como los habíamos pensado.

Sin embargo, los horizontes que nos muestra Dios solo los puede abarcar una mirada que esté abierta a sus sorpresas, que nos llegan a través de la oración, otras personas y eventos inesperados. La manera de mirar hacia el futuro sin miedo es buscando sostén y consuelo en Dios.

Con Dios, mirar al futuro no nos dará miedo.

Recuerda que Él hace nuevas todas las cosas, incluso aquellas que parecen haberse estancado. Él nos protege al andar, sana heridas, interviene cuando nuestros pasos comienzan a flaquear y Su providencia jamás nos abandona. La creatividad de Dios es infinita y siempre nos lanza a nuevos caminos de amor para nosotros y los que nos rodean.

No busques excesivamente la seguridad y aumenta tu confianza

Ningún santo que ha logrado cosas extraordinarias se lo ha retribuido a sí mismo. Todos han pedido ayuda de todo tipo y se han refugiado en Dios en todo momento. No existen sueños sin aventura, vértigo, cansancio e incluso -a primera vista-  peligros. Hay que lanzarse y salir al encuentro de la tarea que Dios nos tiene preparada aunque no nos sintamos listos para ello.

La verdadera seguridad no viene de las cosas exteriores, sino de permanecer unido a Dios. Por eso, pasa tiempo con Él. Llena espacios de tu rutina con momentos de encuentro como la oración, leyendo su Palabra o sirviendo a otros con obras de amor. Estos pequeños actos te ayudarán a aumentar la confianza de que lo que haces lo haces con Él a tu lado.

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La actitud del cristiano hacia el futuro es de esperanza porque sabe que Dios se hace presente en cada época a través de su vida y la de otros. Es por la fe que podemos descubrir lo positivo que trae la historia recibida y la que queremos dejar, pero a veces se nos olvidan los recursos que tenemos o simplemente limitamos nuestra visión a un resultado.

No olvides los recursos con los que cuentas

Todos los santos tuvieron un sueño, especialmente en momentos difíciles cuando era necesario un cambio de dirección con un nuevo horizonte al cual abrazar. Pusieron sus dones y capacidades a trabajar bajo las manos de un plan amoroso de Dios, e incluso algunos tomaron “la posta” de sueños ajenos haciéndolos suyos para ayudar a lograrlos.

Piensa en los recursos -por pequeños que estos parezcan-  tanto materiales como espirituales, que tienes hoy para perseguir un sueño. Dios te ayudará a desarrollarlos y te dará las oportunidades para ponerlos en práctica. ¿Qué dones has recibido? ¿Cómo puedes hacer un aporte? ¿Qué has aprendido del pasado? ¿Tienes algo para compartir?

No pienses solo en el resultado

El mero hecho de luchar por los sueños tiene un impacto positivo en nuestras vidas aun cuando los resultados los vean solo otros. Perseguir metas puede llenarnos de virtudes, mejorar nuestra disciplina, pulirnos el carácter, llevarnos a encontrar personas maravillosas que quizás nunca hubiéramos imaginado que existían o convertirnos en un sueño para otro.

¿Cuántas cosas has hecho movido por la fe sin saber exactamente lo que ocurriría? ¿Conoces a alguien que tenga o haya tenido un sueño? ¿Puedes hacer hoy algo para trabajar en él?. Los sueños se pueden extender. Esto hicieron muchos santos al cumplir con los deseos que se habían trazado otros. Toda obra de amor con el tiempo sigue tocando los corazones. Puede comenzar con alguien y terminar en otro con un sueño cumplido.

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