No lo digo yo. Lo dice nada más y nada menos que G.K. Chesterton en su artículo "La verdad en los periódicos", publicado en Ilustrated London News, el 23 de enero de 1909.
No me negarán que poco o nada ha cambiado. G. K. Chesterton vio como nadie la deriva hacía donde estaba llegando el Periodismo. Quizá se quedó corto.
Todo está inventado
CEU Ediciones acaba de publicar el libro Para ser buen periodista, en el que se pueden leer 15 maravillosos artículos del maestro de la paradoja hablando de la situación de la prensa.
En ellos, como dice María Solano, Decana de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Comunicación de la Universidad CEU San Pablo, se demuestra que todo está ya inventado: "Cambia el contenido, cambian las técnicas, cambian los protagonistas, pero los problemas son exactamente los mismos, ayer hoy y siempre".
Chesterton se pregunta: "¿Tan difícil es decir que algo es inmoral?", o habla sin pelos en la lengua del servilismo y la adulación en la prensa. Para ello utiliza, como siempre imágenes gráficas y muy provocativas: "Puede que sea verdad que el uso principal del lenguaje sea ocultar los pensamientos; pero creo que se podría aceptar la proposición análoga de que el fin primordial de los periódicos es ocultar las noticias".
El chismorreo privado y el periodismo, ¿a quién creerías?
Realiza una pormenorizada crítica a los estilos indirectos en lo que es una clase magistral del daño que hace un periodismo basado en el titular fácil y el "clickbait" (increíble que ya quedara escrito a principios del siglo XX): "El método actual consiste en lo siguiente: el periodista se sienta y escucha una sarta de palabras sin intentar entender nada y, por lo general, no se molesta en anotarlas. Espera hasta que alguna parte del discurso le resulte divertida, o memorable, o muy exagerada o, quizá, simplemente concreta; entonces lo apunta y espera a la siguiente".
Demoledor es su artículo sobre "Chismorreo y periodismo público" en el que llega a decir provocativamente: "He llegado a la conclusión de que si usted nunca cree a la prensa y cree siempre al chismorreo privado (dentro de lo razonable), va a estar probablemente en lo cierto. El chismorreo privado es más responsable que la prensa". Cuánto hubiera disfrutado Chesterton del chismorreo "público", eso sí… de Twitter.
La búsqueda de la Verdad
No podían faltar las eternas alusiones a la verdad y a su búsqueda, lo que realmente le interesó en su vida y reflexiona sobre el éxito en el periodismo: "Una cosa es hacer algo y otra muy distinta es saber cómo se ha hecho", argumento que también utilizaría con la misma sugerente intención Flannery O’Connor en “Misterio y Maneras”.
Todos sus argumentaciones llevan consigo muchísimos ejemplos y paradojas (quizá demasiadas), que en algún momento puede hacer el texto algo pesado, pero merece la pena parar y recrearse en su lectura y relectura. Siempre hay algo de los textos de Chesterton que al común de los mortales se nos escapa o quizá aún no estemos preparados para entenderlo.
De fácil lectura es el artículo sobre la prosa periodística y los anuncios y primordial, fundamental para el ejercicio de la profesión es el artículo sobre Periodismo y Cultura: "Nada fastidia más que la ignorancia; conocer las cosas antiguas es necesario en grado sumo, especialmente porque afectan a las nuevas".
Que vivan los epílogos
Cuando acaban los 15 artículos, uno queda con sensación huérfana. Le gustaría leer más y ahí llega el gran acierto del editor Pablo Velasco: invita al maestro, al gran profesor Gabriel Galdón. Este no añade mucho más a lo expuesto por G.K. Chesterton, sino que lo asienta, lo contextualiza y lo expone con la mirada del que lleva cuarenta y dos años repitiendo estas mismas ideas: los errores y debilidades el Periodismo Moderno, la falta de criterio, la espiral del silencio o la falacia de la división entre hechos y opiniones.
El libro Para ser buen periodista, de G.K. Chesterton debería ser de obligatoria lectura en las Facultades de Comunicación. Y como no me quiero quedar corto iré mucho más allá, su estudio y lectura debería ser convalidada con varias o muchas asignaturas de la carrera. Especialmente en aquella con la cafetería más concurrida que las propias aulas.
Dos últimos consejos de G.K. Chesterton: "No emborracharse, pero preferir en todo caso la borrachera al alcoholismo. No ser insolente, pero preferir la insolencia al servilismo".