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Una de las decoraciones más utilizadas para el Día de Muertos es un esqueleto o, a veces, solo el cráneo. La celebración secular de Halloween se ha convertido en una festividad centrada en la muerte y todo lo relacionado con ella.
En las fiestas en torno al día de los difuntos, muchas personas visualizan sus miedos, y la muerte es un miedo con el que muchos continúan luchando.
Por lo general, no queremos morir, ya que es posible que no estemos seguros de lo que nos sucederá cuando termine nuestro tiempo en la tierra.
Recuerda tu muerte cada día
Sin embargo, en la tradición cristiana, la muerte es algo que debe permanecer en nuestra mente a diario.
Concentrarse en la propia muerte puede parecer morboso, poco saludable, perturbador y quizás incluso diabólico. Y en algunos casos puede llegar a serlo, advierte la religiosa Theresa Aleteia Noble.
La muerte en sí misma es un mal. San Agustín escribió que la muerte es "la misma violencia con la que el cuerpo y el alma son destrozados".
De la muerte al cielo
Pero Jesús ha cambiado la naturaleza de la muerte para los que creen. La práctica de recordar que morirás te ayuda a recordar que tu vida terminará y que tiene una meta: el cielo.
Incluso la Regla de San Benito insta a los monjes a "mantener la muerte a diario ante los ojos".
¡Una forma de hacerlo es mantener esos cráneos o esqueletos de Halloween fuera durante todo el año!
Según Sor Theresa, el papa Alejandro VII encargó al artista italiano Bernini que hiciera un ataúd que guardaba en su dormitorio junto con una calavera de mármol para su escritorio para recordarle la brevedad de la vida.
Esperar
Si bien no todos los cráneos o esqueletos de Halloween son apropiados, se pueden usar los más simples que respetan la dignidad de la persona humana, pero también nos recuerdan nuestra muerte futura.
Todos moriremos. Algunos morirán hoy, mientras que otros morirán en algún momento en el futuro.
La buena noticia es que Jesucristo ha vencido a la muerte y, en este sentido, podemos esperar la muerte.
Recordar nuestra propia muerte puede ayudar a dar forma a tus acciones diarias, porque reconocemos que nuestras vidas en la tierra son solo temporales y están destinadas a llevarnos a la bienaventuranza eterna en el cielo.