San Jerónimo Hermosilla Aransay nació en Santo Domingo de la Calzada (España) el 30 de septiembre de 1801. Era el menor de nueve hijos de una familia pobre. Quedó huérfano de padre a los 10 años y esto hizo que su madre pasara de ser ama de casa a trabajar como ama de llaves de un sacerdote. Jerónimo se convirtió enseguida en un ayudante del presbítero.
Vivió en Cordovín (en La Rioja, no lejos de su pueblo) entre los años 1809 y 1814.
A los 15 años, pasó a ayudar a su hermano Millán, quien trabajaba como sirviente en la residencia del arzobispo de Valencia. Descubrió así, poco a poco, su vocación sacerdotal y pidió ingresar en el seminario diocesano.
Jerónimo pudo admirar entonces a los profesores dominicos y conocer más de cerca en qué consistía exactamente la Orden de Predicadores. Esto hizo que en 1819 pidiera la admisión en el Convento de Santo Domingo de Valencia, que pertenecía a la orden.
Tres años de "paréntesis"
Pero en 1820 vio interrumpidos sus estudios porque tuvo que alistarse en las tropas del rey Fernando VII. Y hasta tres años después, terminado el Trienio Liberal en España, no pudo continuar como novicio. Este tiempo, aunque lejos del seminario, le hizo madurar interiormente.
Decidido a ser misionero
En 1824 Jerónimo emprendió su etapa de misionero. Viajó a Manila (Filipinas) y allí terminó los estudios de Teología. Fue ordenado sacerdote en 1828.
Al año siguiente sus superiores le enviaron a Tonkín, en el norte del actual Vietnam. Allí enseguida se esmeró por aprender el idioma local y evangelizar en la lengua propia de aquel pueblo. Colaboraba en la catequesis que llevaban las religiosas dominicas.
Consciente de la persecución de cristianos
El 15 de mayo de ese año se produjo un hecho que cambiaría radicalmente su situación. El emperador Minh Manh consideraba que los cristianos eran traidores y arremetía contra ellos desde hacía tiempo. Aquel día lo experimentó personalmente. Sin embargo, sobrevivió.
En 1841, Jerónimo es nombrado obispo de Tonkín. Es muy consciente de la situación y del peligro que corre, puesto que sustituye al obispo Ignacio Clemente Delgado, al que acaban de asesinar. Desde entonces trata de ser prudente pero no deja de evangelizar.
Cartas clandestinas a los cristianos
A partir de 1858, la persecución arrecia y al obispo Hermosilla le toca esconderse en cuevas, alejado de la población y de los nuevos cristianos. Clandestinamente, hace llegar cartas que dirige a los católicos recién convertidos donde les anima a permanecer en la fe y a descubrir el tesoro de la gracia que acaban de recibir.
En la época del emperador Tu Duc finalmente es capturado por las autoridades, junto con Valentín de Berriochoa y Pedro Almató Ribera, otros dos misioneros (el primero es obispo y el segundo sacerdote). Un soldado apóstata les ha delatado.
Consta históricamente que Hermosilla fue torturado, encerrándole en una jaula de 1.20 metros de altura y posteriormente decapitado con una espada junto con sus compañeros en Hai-Duong. Era el 1 de noviembre del año 1861.
San Jerónimo Hermosilla, san Valentín Berriochoa y san Pedro Almató fueron canonizados por el papa san Juan Pablo II el 19 de junio de 1988. En total, fueron 117 mártires de la persecución que tuvo lugar en Vietnam entre los años 1740 y 1883. Es una historia de la que queda mucho por contar.
Oración
Concédenos, Señor,
que nuestras oraciones nos sirvan
de alegría y ayuda,
para que, al celebrar la fiesta anual
de los santos mártires Jerónimo Hermosilla y compañeros,
imitemos su constancia en la fe.
Por nuestro Señor Jesucristo.
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