La Universidad Francisco de Vitoria de Madrid ha investido como 'Doctor Honoris Causa' al iniciador del Camino Neocatecumenal,Kiko Argüello, y al director Internacional de Asuntos Religiosos del 'American Jewish Commitee', el Rabino David Rose. Se reconoce así la gran contribución de ambos a establecer el diálogo judeo-católico, promoviendo un histórico acercamiento entre Judíos y Cristianos.
Kiko Argüello y Carmen Hernández
A principios de los años 60, Francisco José Gómez Argüello (Kiko), un pintor español, Premio Nacional de Pintura en 1959, después de una crisis existencial, descubrió en el sufrimiento de los inocentes el misterio de Cristo Crucificado, presente en los últimos de la tierra. Esta experiencia le llevó a abandonar todo y, siguiendo las huellas de Charles de Foucauld, se fue a vivir entre estos pobres de Palomeras Altas.
En este proceso recibe la inspiración de la Virgen María: “Hay que hacer comunidades cristianas como la Sagrada Familia de Nazaret, que vivan en humildad, sencillez y alabanza. El otro es Cristo”.
Junto a él Carmen Hernández también española y licenciada en Química. Se licencia en Teología con los Dominicos de Valencia y descubre la renovación del Concilio Vaticano II. Después de dos años en Israel en contacto con la tradición viva del pueblo judío y los lugares de Tierra Santa, regresa a Madrid con la esperanza de formar un grupo misionero para evangelizar a los mineros de Oruro (Bolivia). A través de una hermana suya entra en contacto con Kiko Argüello en las barracas de Palomeras, se construye una chabola sobre la tapia de una fábrica y comienza a colaborar con él.
Ahí comienza a crearse lo que hoy conocemos como Camino Neocatecumenal. En todo su proceso un redescubrimiento del misterio pascual y la vuelta a las primerísimas fuentes y, por tanto, al misterio de Israel. De ahí su necesaria lectura y relectura de Escritura, Antiguo y Nuevo Testamento, a la luz del misterio pascual y del contexto histórico, geográfico, litúrgico y moral de Israel.
Agradecimiento de Kiko Argüello
Durante su intervención Kiko Argüello agradeció el reconocimientoo que explicó “sella un itinerario de acercamiento y amistad entre el Camino Neocatecumenal y el pueblo judío, que comenzó con Carmen Hernández en su viaje a Israel en 1963-64, y que fue promovido por la Declaración Nostra Aetate del Concilio Vaticano II en 1965”.
“Una vez un ministro de Israel me preguntó de dónde les venía a los hermanos del Camino su amor por el pueblo judío. Creo que es importante explicarlo brevemente aquí”, afirmó Kiko Argüello: “Todos somos como Abraham, que sale de su tierra sin saber a dónde va: Dios elige a Abraham, le hace una promesa y la Palabra de Dios fecunda, da vida a la historia, la pone en marcha y Abraham debe continuar siguiendo al Señor. Así enseñamos a nuestros hermanos del Camino Neocatecumenal -porque todos somos hijos de Abraham- que éste es el camino de la fe: vivir día a día respondiendo a los acontecimientos de la historia, donde Dios se manifiesta. ¡Los hechos de la historia siempre nos sorprenden!”
El ataque de la bestia
En su discurso recordó lo vivido en Auschwitz: “Tenemos una batalla común que librar contra la bestia" y explico que aún hoy "sigue actuando en el mundo y que prepara un nuevo ataque contra la Iglesia y el pueblo judío, un terrible ataque de ateísmo, de negación de Dios".
Por todo ello, explicó "en esta batalla, en esta situación histórica en la que nos encontramos, creo que debemos ayudarnos mutuamente, cristianos y judíos, a estrechar profundamente nuestros lazos para hacer la voluntad de Dios, para redimir esta sociedad, para salvar la familia judeo-cristiana y la transmisión de la fe a los hijos".
"Para nosotros es esencial transmitir la fe a los hijos - tenemos familias numerosas: por eso tenemos una celebración doméstica donde se proclama la Palabra de Dios y los padres dialogan con los hijos”, continuó el Iniciador del Camino Neocatecumenal.