Ernest Hemingway vivió más de 20 años en Cuba. Llegó a la isla seducido por la pesca y se quedó allí escribiendo. Fue allí donde recibió la noticia que había ganado el premio Nobel de la Literatura en los años 50, en gran parte, gracias a su obra “El viejo y el mar”, la cual estaba inspirada en los habitantes de Cojímar, una pequeña localidad pesquera a pocos kilómetros de La Habana.
Su afecto y agradecimiento hacia el pueblo cubano era tan grande, que decidió regarles su medalla de oro del Nobel. Pero lo curioso es que escogió a la iglesia católica para custodiarla y permitirle a la gente verla. También eran tiempos políticos complejos y no quería entregarle su premio al gobierno de Fulgencio Bautista, con quien no simpatizaba mucho.
Después de su muerte en 1961, la medalla del escritor fue puesta en exhibición en el Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, que se encuentra en un pequeño pueblito a las afueras de Santiago de Cuba, y es el hogar de la patrona y madre de la isla.
En los 80, unos ladrones irrumpieron en la iglesia y se robaron la medalla. En ese momento ya los hermanos Castro estaban en el poder y les dieron días a los culpables para devolverla si no querían sufrir las consecuencias de sus actos. La medalla apareció, pero lamentablemente ya no es exhibida al público como antes por seguridad. Sólo la sacan el 8 de septiembre, día de la Virgen de la Caridad del Cobre.
Hemingway no es conocido precisamente por ser un escritor católico. Él mismo así lo quiso, como lo expresó en una carta al padre Vincent Donavan en 1927 poco antes de casarse con su segunda esposa: “No quiero ser conocido como un escritor católico porque sé lo importante que es dar el ejemplo… y yo nunca he sido un buen ejemplo”.
El escritor fue criado como protestante y de una manera bastante rígida por sus padres, con quienes nunca tuvo una buena relación, por lo que su vínculo con Dios se fue deteriorando con el paso del tiempo. Su primer encuentro cercano con el catolicismo fue durante la Primera Guerra Mundial, después de haber sido herido de gravedad mientras era voluntario en Italia. Fue rescatado por un sacerdote, quien lo bautizó y le dio la extremaunción en el lugar.
Sin embargo, su “conversión formal” vino con su segundo matrimonio, pues su prometida, Pauline Pfeiffer, era profundamente católica. Pero al divorciarse de ella, parece que de cierto modo también lo hizo del catolicismo (aunque tampoco fuese muy practicante).
Pero a pesar de sus vicios y su decisión de quitarse la vida, la relación de Hemingway con Dios, para muchos, sigue siendo un interesante misterio. La mayoría de sus novelas se centran en países católicos; escribió una historia que es explícitamente sobre Cristo: “Hoy es viernes”, donde tres soldados romanos conversan sobre la gracia con la que Jesús murió en la cruz; y por algo confió en la iglesia católica su premio Nobel de la Literatura.