José Calasanz y Gastón nació el año 1557 en Peralta de la Sal (Huesca, España). Era el séptimo y último hijo de una familia de infanzones, es decir, de la baja nobleza aragonesa. Su padre era herrero y fue alcalde del pueblo.
Después de los estudios primarios, se trasladó a Estadilla y más tarde -en 1571- a la Universidad de Lleida, que por entonces tenía prestigio entre las universidades de la antigua Corona de Aragón.
Allí José Calasanz estudió Filosofía y Derecho. Después estudió Teología en las universidades de Valencia, Alcalá de Henares y de nuevo en Lleida, donde obtuvo el título de doctor.
Párroco en tierra de bandoleros
En 1583 fue ordenado sacerdote. Fue párroco en La Seu d’Urgell, un pueblo fronterizo con Andorra y Francia, que en aquellos tiempos vivía en la inseguridad a causa de los ataques de los bandoleros, que robaban y asesinaban tanto en los caminos como en los pueblos. Además, había ataques de gascones y hugonotes.
A esto se sumaba la falta de obispo en La Seu, que además debía ser copríncipe andorrano. La sede vacante daba pie a problemas de orden interno en la Iglesia y en la vida social.
El cargo de secretario del Capítulo catedralicio otorgaba a Calasanz grandes responsabilidades de gobierno que quedaron reflejadas en diez cartas escritas al Virrey de Cataluña. En ellas se lamenta de la problemática del momento.
Fue también visitador de Tremp, un pueblo donde había un convento de dominicos que enseñaban a leer y a escribir.
Mientras, en el pueblo de Claverol organizó una entidad que repartía alimentos a los pobres. La fundación benéfica se hizo estable y trabajó en esta labor hasta 1883.
En Roma vio su misión pedagógica y eclesial
En 1592 se trasladó a Roma pensando hacer una carrera eclesiástica que le permitiera recibir un título, regresar a España y vivir con cierta comodidad. Pero los planes de Dios no eran estos.
Su entrega habría de ser total, y Roma sería su lugar de residencia hasta su fallecimiento.
En la Ciudad Eterna ve la situación miserable en que viven muchos niños, en la calle, hambrientos y sin ningún tipo de expectativas. San José de Calasanz oyó que el Señor le dijo: “José, entrégate a los pobres. Enseña a estos niños y cuida de ellos”.
La primera Escuela Pía
En el Trastevere, donde esta realidad se hace más patente, funda en 1597 la que será la primera escuela pública y gratuita de Europa, la primera Escuela Pía. La sitúa en la iglesia de Santa Dorotea del Trastevere.
En 1600 lleva la Escuela Pía a Roma y ya no cesan de llegar niños de todas partes.
En 1610, el santo escribe el "Documentum Princeps", que será el texto fundamental de su obra pedagógica. Con él va un reglamento para maestros y alumnos. Su lema es “Piedad y Letras”. Los religiosos de su orden (la Orden de los Clérigos Regulares pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías) deben hacer cuatro votos: pobreza, castidad, obediencia y dedicarse a la educación de la juventud.
En 1612 traslada la escuela a san Pantaleón, que será la casa madre de las Escuelas Pías.
Ataques contra san José de Calasanz
Pero a San José de Calasanz le esperaba la cruz y el sufrimiento, además por parte de personas católicas y cercanas. En su propia Orden algunos intrigan y quieren expulsarlo. Hacen falsas acusaciones y ese mismo año 1612 la Inquisición llega a detenerlo, a encarcelarlo por un breve espacio de tiempo y a interrogarlo.
En 1613 el fundador de la Orden de los Padres Escolapios es destituido de su cargo de General de la Orden y le sustituye uno de sus detractores.
Desde aquel momento, la Orden fue perdiendo prestigio y llegó a estar en peligro de desaparición. San José de Calasanz murió sin haber visto su resurgimiento, cuando tenía 91 años, en 1648.
Fue enterrado en San Pantaleón. Su fama de santidad creció y la orden renació. El papa Alejandro VII rehabilitó las escuelas Pías en 1656.
En 1748 fue beatificado y diecinueve años más tarde canonizado. Su fiesta se celebra el 25 de agosto.
Patronazgo
San José de Calasanz es patrono de las escuelas populares cristianas de todo el mundo.
Oración
Señor, Dios nuestro,
que has enriquecido a san José de Calasanz
con la caridad y la paciencia,
para que pudiera entregarse sin descanso
a la formación humana y cristiana de los niños,
concédenos, te rogamos,
imitar en su servicio a la verdad
al que veneramos hoy como maestro de sabiduría.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.