Inspírate en el santo que inició la escuela pública y su manera de avanzar: paso a pasoEn 1597, José de Calasanz fundó su primera escuela en Roma, en el barrio pobre del Trastévere.
Calasanz, que luego sería el fundador de la Orden de las Escuelas Pías (Escolapios), era un sacerdote formado y bien valorado, dispuesto y con un gran círculo de influencias en las esferas vaticanas. Sus prioridades y sus desvelos eran otros, pero un día supo dar un paso adelante.
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Es curioso que, cuando conocemos a los santos y a los fundadores, es como si ellos hubieran nacido con esa santidad y esa vocación grabada a fuego y, desde el comienzo de sus días, hubieran orientado sus vidas hacia ahí.
Tal vez Dios sí conoce el sueño para cada uno pero lo cierto es que, nosotros, pequeños y débiles, lo único que podemos hacer es caminar paso a paso, decisión a decisión.
El que esté esperando a configurar un gran plan vocacional para su vida o una estrategia global para cambiar el mundo… lo siento, no lo conseguirá.
Calasanz no respondió a una llamada de Dios a crear escuelas y fundar una Orden, no. Calasanz respondió un día a algo concreto que tenía frente a sus ojos. Al día siguiente volvió a responder. Y al siguiente.
Y se puso en manos de Dios sin la conciencia clara de qué era aquello que se le estaba pidiendo. Hasta que el Espíritu le dejó ver y encontró en los niños y en los jóvenes, en Roma, el mejor modo de servir a Dios.
Yo, siempre preocupado por conocer la llamada de Dios para mí y el lugar que me tiene reservado, a veces pierdo esta conciencia.
Pensando e imaginando un futuro, pierdo la oportunidad de responder aquí y ahora a algo pequeño, a una necesidad insignificante, a unas personas concretas, pequeñas, enfermas, pobres, necesitadas, solas, presas, sedientas…
Tengo que mirar más a Calasanz.
No quiero dejar de escribir hoy sin realzar el valor de la educación, la valentía y la valía de todos aquellos que ofrecen y dan su vida para enseñar, acompañar, amar en la escuela, a niños y jóvenes.
¡España! ¡Qué diría Calasanz si levantara la cabeza y descubriera que la educación está en manos de irresponsables políticos!
Seguro que animaría a los maestros y maestras de cada escuela, grande o pequeña, reconocida u olvidada, para que no desfallecieran, para que confiaran y para que, al final, día a día, dieran respuesta a aquellos que tienen delante cada mañana y cada tarde.
La política educativa nunca podrá con el amor y la sabiduría de un maestro.
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@scasanovam