A principios de julio, en algunos países, entró en vigor la retirada de mascarilla al aire libre. Lo más importante es que fue una decisión política y no una decisión sanitaria.
Los sanitarios y científicos creemos que la decisión para comenzar la retirada progresiva de las medidas preventivas debe tener una base científica en relación a: número de casos de nueva aparición; Incidencia Acumulada los últimos 14 días, la densidad de población; el número de ingresos y de fallecimientos; y, sobre todo, el porcentaje de población vacunada.
El gobierno español, por ejemplo, insistió en que fuese por fechas y que cada comunidad siga adoptando sus recomendaciones. Una decisión política.
No me meteré en temas políticos de por qué han elegido estas fechas curiosamente coincidiendo con medidas políticas poco diplomáticas. Los sanitarios y científicos creemos que las decisiones deben basarse en la evidencia.
Siguen reafirmando que la mascarilla ya no es necesaria al aire libre, sin embargo, la decisión fue en un momento político en concreto, con unas cifras de IA realmente bajas, pero con un debate no escuchado entre la comunidad científica.
La sexta ola que ya se esperaba con el verano ha crecido a un ritmo exponencial mucho mayor del deseado y las medidas preventivas no se han recuperado por parte del gobierno, que se ha lavado las manos y las distintas comunidades sí piden poder aplicar medidas necesarias para frenarlo. Hemos pasado de unas cifras de IA de 90 a unas de 700 y en algunas comunidades superando los 1000.
Mientras tanto siguen aumentando los casos y los ingresos. Como saben, los números de ingresos en UCI tardan 15 días más en aumentar, y el aumento de fallecimientos se retrasan otros 15 días y ya comienza a aparecer.
Los centros de salud y hospitales comienzan a saturarse y se están planteando el eliminar las vacaciones de los sanitarios en algunas zonas.
Hay 4 conceptos que debemos tener claros.
El primero que la PANDEMIA continúa estando entre nosotros. Muchos han recibido la noticia de la retirada de la mascarilla en espacios públicos a mas de 1,5m como el final de la pandemia y poder vivir un verano con completa normalidad.
Segundo la vacuna avanza a buen ritmo, aún así sólo hemos vacunado al 50% de la población. Además como todos sabemos, no protege al 100% y menos con las nuevas cepas, con lo que aún vacunados debemos seguir manteniendo las medidas preventivas. La vacuna no te impide coger una nueva cepa, infectarte y contagiárselo a otro. La vacuna disminuye las complicaciones, el ingreso en UCI y la mortalidad.
Como tercer punto clave debemos ser conscientes que esas medidas preventivas pueden ir retirándose o disminuyendo, pero teniendo en cuenta ciertos indicadores objetivos de la evolución de la pandemia, como antes comentaba.
Como cuarto punto, sería plantear un posible escenario de DESESCALADA, como vivimos tras el confinamiento y la mejoría de las primeras olas. Dependiendo de caza zona, sus cifras, y sus avances, se podrán tomar las medidas oportunas de desescalada de las medidas preventivas, pero debería haber un consenso internacional o por lo menos nacional. Unas guías básicas que ayuden a cada zona a tomar ciertas medidas basándose en esas guías.
Esas medidas podrían basarse en una población vacunada por encima del 70-85% y permitir no usar la mascarilla en contacto entre personas vacunadas, cuando la IA sea inferior a 25-50. Las medidas en cuanto a limitación de movilidad, control aeroportuario, medidas hosteleras deberán también estar acorde con estas cifras.
No podemos permitir megamanifestaciones sin ningún tipo de mascarilla cuando las cifras comienzan a disminuir porque volvemos de nuevo al ciclo de olas y de empeoramiento de la situación.
¿Por qué no debemos eliminar la mascarilla? Hay muchas circunstancias en la que la mascarilla no es necesaria, pero antes tampoco lo era: viajando solo en coche, caminando solo por la calle, en el campo haciendo deporte sin nadie cerca.
Pero seamos sinceros y en cualquier ciudad, aunque estemos al aire libre las posibilidades de cruzarnos con cualquier otra persona a menos de 1,5m y sobre todo en zonas comerciales es muy frecuente. Y lo que es más importante, mucha gente aplica esa medida a dejar de llevarla en espacios cerrados, transportes públicos y reuniones sociales cada vez más abundantes.
Es necesario endurecer las medidas, disminuir contactos quedar con menos amigos, menos veces, en menos lugares; mezclando menos nuestros números de contactos, creando grupos burbuja; intentando quedar mas al aire libre; disminuir el horario de discotecas, endurecer las medidas a los que incumplan la distancia y mascarilla; reestablecer horas de queda según las cifras que se manejen en cada zona.
Hay que seguir promoviendo la ventilación, la distancia y el buen uso de buenas mascarillas. Por supuesto evita salir de casa con síntomas a no ser que el médico nos autorice y hacer las pruebas y aislamientos necesarios en cada momento.
Respecto a los viajes hay que disminuirlos y hacer los estrictamente necesarios, realizando pruebas antes de cada viaje incluso estando vacunado, no viajar si tenemos síntomas o si recientemente hemos estado en contacto con posibles positivos.
Recordad que todos queremos disfrutar del verano y con responsabilidad tendremos menos sustos. Nadie quiere quedarse 10 días encerrado en su habitación de hotel por haber estado en contacto con un positivo que no tenía síntomas.
Podemos hacer algún viaje de placer, quedar con amigos, salir a cenar ir en barco, pero manteniendo todas las medidas de seguridad. Por supuesto evitar salir de casa con síntomas a no ser que el médico nos autorice y hacer las pruebas y aislamientos necesarios en cada momento.