Los “recados” que nos está dando la naturaleza (las inundaciones en Bélgica y Alemania; la ola de calor en Canadá, etcétera) son muy claros y “lo peor todavía está por llegar”. Lo advierte el teólogo de la liberación Leonardo Boff en un reciente artículo en el portal de SIGNIS:
Y con este controvertido teólogo brasileño coinciden más de 14.000 expertos mundiales que hace cosa de dos años pidieron una declaración de emergencia climática mundial.
Ahora alertan a los gobiernos de todo el planeta que los “signos vitales” de la Tierra simplemente “se están debilitando” y que esto nos acerca a “puntos de no retorno” climáticos.
Alertados por las grandes inundaciones que se están produciendo en Europa y en China, los expertos mundiales escribieron un comunicado el pasado miércoles 28 de julio.
Tratan así de seguir tocando los timbres de alarma que, en muchos lugares del planeta, simplemente no se escuchan.
El reporte fue publicado en la revista BioScience del mes de julio. En él se afirma que los gobiernos de todo el mundo, especialmente los de los países más poderosos, “han fracasado a la hora de enfrentar las causas del cambio climático”.
Y que eso ha llevado a una “sobrexplotación” de la Tierra, dejándola, literalmente, exangüe.
La advertencia no es parte de una cruzada ideológica o de raíz política. Los científicos que colaboran en esta alianza mundial señalan que de las 31 "señales vitales" del planeta, que incluyen las emisiones de gas con efecto invernadero, el espesor de los glaciares o la deforestación, 18 señales vitales “ya alcanzaron niveles récord preocupantes”.
Muchos pensaron que durante el confinamiento mundial, que duró más de un año, la contaminación se reduciría en todo el planeta.
Sin embargo, el artículo publicado en BioScience demuestra que no fue así, que “las concentraciones de CO2 y de metano en la atmósfera alcanzaron niveles desconocidos en 2021”.
Dos indicadores clave muestran, en porcentaje de deterioro, lo que se está cocinando en la trastienda de la sobreexplotación de la naturaleza.
El primer dato se refiere a los glaciares. Estos se están fundiendo un 31 por ciento más rápido que hace 15 años.
El segundo es la deforestación de la Amazonía brasileña que en 2020 “alcanzó un récord” histórico.
Una de las regiones más afectadas por el cambio climático es Groenlandia. Según recientes análisis de este inmenso territorio situado frente a las costas del noreste de Canadá, está perdiendo, aceleradamente, la capa de hielo y los glaciares están en pleno retroceso.
Esto podría ser ya irreversible durante siglos, aun si se redujeran las emisiones de bióxido de carbono, lo mismo que podría suceder con los glaciares de la Antártida.
En otras palabras, ya se perdió esa riqueza para las próximas generaciones de habitantes de la Tierra.
El mensaje que deja el análisis de los 31 “signos vitales” de nuestro planeta -y de los 18 que se encuentran en “estado crítico”- es urgente.
Como dijo Tim Lenton, profesor de Cambio Climático y Ciencias del Sistema Terrestre en la Universidad de Exeter (Inglaterra), y uno de los autores del texto publicado en BioScience, es hora de “reaccionar ante las pruebas que demuestran que nos encaminamos hacia puntos de no retorno climáticos”.
Junto con Lenton, los demás autores del informe reclaman “acciones rápidas y radicales” en varios sectores; acciones que provoquen lo que Lenton llama “puntos de inflexión”.
Por ejemplo, la eliminación total del uso de energías fósiles, la restauración paulatina de los ecosistemas, volvernos menos carnívoros y más vegetarianos y buscar nuevas formas de desarrollo sostenible.
"Tenemos que parar de tratar la emergencia climática como un problema independiente, el calentamiento no es el único problema de nuestro sistema bajo presión", insistió William Ripple, de la universidad del Estado de Oregon (Estados Unidos).
En efecto, el problema es sistémico, por lo que solamente lo que el papa Francisco ha definido como una “conversión ecológica” ayudará a salir del abismo en el que hemos metido a nuestro planeta.
Una “conversión” que nos obliga a realizar pequeños “puntos de inflexión” en nuestra manera cotidiana de vivir y de cuidar a la Creación.
¿Y si empezamos rezando esta oración?