Me gusta mucho ir a misa con mi esposa Vida por las mañanas. Hay una iglesia cercana a mi casa y podemos llegar temprano.
Suelo escuchar con atención las homilías del padre Antonio porque siempre dice cosas interesantes que desconozco y son de provecho para crecer en la fe.
Hoy nos habló sobre la historia del Carmelo y la Virgen del Carmen. Lo escuchaba con atención y de repente dijo algo en lo que me detuve a reflexionar.
En 1251 la Virgen se apareció a san Simón Stock con un escapulario en la mano y le dijo:
De pronto el padre dijo lo más sorprende que puedas oír y que me dejó de una pieza con una gran felicidad. En 1322 la Virgen se aparece al papa Juan XXII y le deja esta promesa maternal:
Entonces pensé en el Purgatorio y lo poco que he hecho por esas almas que se están purificando.
El Purgatorio existe, es real. Para conocer las enseñanzas de nuestra fe sobre el Purgatorio te recomiendo leer el Catecismo de la Iglesia Católica.
He pensado mucho en ello y en nuestra obligación como católicos de socorrer y ayudar a esas almas. Es un acto de misericordia que agrada mucho a Dios.
Hoy vengo a pedirte por ellas.
Podemos enseñar a los que no saben del Purgatorio y a la vez ofrecer nuestros sacrificios, misas y oraciones por esas almas que sufren una purificación.
Puedes ganar una indulgencia plenaria al día, con las condiciones usuales de confesión, comunión y rezar por las intenciones del Papa. Y es muy fácil, la consigues rezando el rosario delante del sagrario. Luego ofreces esa indulgencia por un alma del Purgatorio.
Es posible socorrer a las benditas almas del Purgatorio de muchas formas, para que sean liberadas y marchen al Paraíso.
Nuestras hermanas, las benditas almas del Purgatorio están clamando: NO NOS ABANDONEN.
Aleteia publicó un artículo sobre 13 místicas que vieron almas del Purgatorio y nos lo cuenta. Debes leer ese maravilloso escrito,
Si te interesa saber más sobre el Purgatorio, este extraordinario artículo publicado en Aleteia te puede ayudar.
¿Te animas a socorrer a las almas del Purgatorio? No las abandones.
¡Dios te bendiga!