En ocasiones, tanto a pequeños como a mayores, se nos olvida que cada día tenemos muchos motivos por los que estar agradecidos. Algunos de ellos son cosas pequeñas, nimiedades, pero otros no lo son tanto.
Enseñárselo a los niños es una tarea importante para los padres. Es importante hacerles ver y valorar lo que los demás hacen por ellos, las cosas que poseen -o las que no poseen- o aprender a ver la generosidad en los demás. Gracias a estas manualidades, podemos trabajar en familia la virtud de la gratitud.
Si enseñamos a los niños a dar las gracias, les descubriremos todo lo que tienen para ser más felices. Por ejemplo, la familia y amigos, el colegio y sus maestros, las maravillas de la naturaleza o las comidas deliciosas que a veces saborean.
Por supuesto, también debemos agradecer a Dios su amor por nosotros. Eso lo primero. Somos criaturas suyas, creadas por Él. Es fundamental transmitir esta idea a los niños: a pesar de nuestras miserias, Dios nos ama. Es de agradecer.
De hecho, sin gratitud nos quedamos ciegos. Podemos vivir rodeados de muchas cosas buenas, pero somos incapaces de verlas y valorarlas. Además, ser ingrato nos priva de ser optimistas.
El papa Francisco nos ha recordado en varias ocasiones que pronunciar las palabras “Permiso”, “perdóname” y “gracias”, son claves en la convivencia familiar. Si en una familia se dicen estas tres palabras, la familia va adelante. Por esta razón, deberíamos hacer un recuento de cuántas veces al día las pronunciamos.
Además, debemos educar también a los hijos a tener un corazón agradecido. De esta forma, aprenderán a ver en todas las contrariedades aquello que les hace crecer y descubrirán lo afortunados que son de vivir la vida que llevan. Todas estas circunstancias les orientarán a ser generosos y ofrecerán a los demás algo de vuelta.
Es un hecho bien conocido que la gratitud puede aumentar nuestra felicidad y bienestar y que tener una actitud agradecida en la vida aporta muchos beneficios mentales y físicos.
Al final, reconocer lo bueno, y lo no tan bueno, como algo positivo, nos ayuda a enfrenarnos a nuestro día a día.
En definitiva, mediante la elaboración de estas manualidades podemos sugerir a nuestros hijos que hagan este ejercicio: escribir 5 cosas -o bendiciones- por las que se sienten agradecidos. Seguro que 5 les parecerán muy pocas razones.
1Decorar piedras con mensajes de agradecimiento.
Si vamos de paseo por el bosque o por la playa, podemos recoger piedras planas. Sobre ellas escribiremos motivos por los que estar agradecidos.
Después los niños al verlas pueden recordar sus mensajes e incluso, las pueden regalar.
Materiales necesarios para realizar la manualidad
Pasos a seguir
1- Primero, limpiar bien las piedras para eliminar la suciedad.
2- Después, con la pintura acrílica y un pincel, pintar toda la superficie de la piedra, por una cara. Y esperar que se seque.
3- Una vez seco, escribir con un rotulador permanente apropiado para todo tipo de materiales, un mensaje de agradecimiento.
4- También podemos decorar los bordes de la piedra con algún motivo: flechas, líneas, puntos,…
5- Finalmente, dar una capa de barniz incoloro para proteger nuestro trabajo.
¡Ya tenemos preparadas nuestras piedras de agradecimiento!
2Árbol de gratitud.
Gracias a este árbol podemos trabajar con nuestra familia y, especialmente, con los niños, las razones que nos llevan a vivir agradecidos. Para que no se nos olviden, las escribiremos en papelitos de colores que luego colgaremos de nuestro árbol.
Materiales necesarios para realizar la manualidad
Pasos a seguir
1-Primero, con la pintura acrílica y un pincel, pintar el bote de cristal del color que más os guste. Puede ser de cualquier conserva que tengamos por casa. También podemos usar una maceta.
2-Después, pintar la rama del árbol. En este caso, lo hemos pintado de color blanco, igual que el bote de cristal.
3- Una vez seca, introducir la rama en el bote. Pero antes, rellenarlo con algún material pesado (arena, piedras, …)
4- Ahora vamos a escribir con rotulador en papeles de colores distintos, algunos mensajes de agradecimiento. Después, con las tijeras cortaremos el papel con la forma que más nos guste: puede ser con forma de hoja, de corazón, de abanico, …
5- En los papeles realizaremos un orificio, por donde introduciremos una cuerda o cordoncillo para luego colgarlo del árbol.
6- Finalmente, podemos decorar el árbol con algunos pompones de colores o cualquier otro elemento decorativo (flores, piñas o cristales de colores).
¡Ya está listo nuestro árbol de gratitud!