Recuerdo un cartel que leí hace ya muchos años: “La sonrisa es lo que nos diferencia de los animales. Sonría, no sea animal”. Y es cierto, a pesar de lo que muchos puedan pensar sobre las hienas. El hombre es el único que ríe y el único que puede hacer reír.
Por esta razón, hay que reivindicar el más humano de los derechos: el derecho a reír. En consecuencia, hace ya unos años que surgió en Estados Unidos la idea de conmemorar el 1 de julio como el Día Internacional del Chiste.
Así que hay que marcar en el calendario esta fecha y crear entre familiares y amigos un ambiente positivo y de buen humor. En estos momentos difíciles, es más necesario que nunca reír y hacer reír.
Los cristianos debemos estar contentos, siempre contentos porque Jesús es la fuente de nuestra felicidad. De tal manera que la Iglesia y los hogares cristianos deben ser centros de alegría.
El santo -escribe el papa Francisco en la exhortación apostólica Gaudete et exsultate “es capaz de vivir con alegría y sentido del humor. Sin perder el realismo, ilumina a los demás con un espíritu positivo y esperanzado”.
No sé si os habréis percatado pero las tres primeras exhortaciones apostólicas que escribió el Papa Francisco llevan por título la palabra “Alegría”: Evangelii Gaudium, la Alegría del Evangelio (noviembre de 2013), Amoris Laetitia, la Alegría del amor (marzo de 2016) y Gaudete et exultate, Alegraos y regocijaos (marzo de 2018). Por alguna razón será, ¿verdad?
Santo Tomás de Aquino (1225-1274), ya recomendaba a los suyos tener momentos de disfrute, de diversión y de juegos para no cansar el alma. El santo aconsejaba un relajamiento en la tensión del espíritu de vez en cuando. En su obra Suma Teológica habla de los juegos y de la virtud que los modera (Suma Teológica II-II, q. 168, a. 2-4).
"Y del mismo modo que el cansancio corporal desaparece por medio del descanso corporal, también la agilidad espiritual se restaura mediante el reposo espiritual. Ahora bien: el descanso del alma es deleite, como ya dijimos”.
Además, nos presenta una anécdota del evangelista San Juan: “Cuando algunos se escandalizaron al encontrarlo jugando con sus discípulos, mandó a uno de ellos, que tenía un arco, que tensara una flecha. Después de haberlo hecho muchas veces, le preguntó si podía hacerlo ininterrumpidamente, a lo que el otro respondió que, si lo hiciera así, se rompería el arco. San Juan hizo notar, entonces, que se rompería también el alma humana si se mantuviera siempre en la misma tensión”.
Según Santo Tomás, estos dichos o hechos, “en los que no se busca sino el deleite del alma, se llaman diversiones o juegos. Por eso es necesario hacer uso de ellos de cuando en cuando para dar algo de descanso al alma".
El mismo santo de Aquino establece tres condiciones que el juego debe cumplir para evitar la desmedida: que no incluya obras, ni palabras torpes o nocivas, evitar que atente contra la gravedad del espíritu, y que se acomode a la dignidad de la persona y al tiempo.
De esta manera, estas tres razones también las podríamos aplicar a la hora de componer o contar un chiste. No es de buen cristiano utilizar palabras ofensivas, ni hacer burla desmesurada ni cruel de alguien o de algo.
Pero ¿qué es exactamente un chiste? Básicamente, es una narración breve, por lo general oral, ficticia y de contenido humorístico, cuyo entendimiento provoca la risa.
Su contenido, expresado a través de un juego verbal o de ideas, para ser comprendido del todo requiere de ciertos referentes comunes y cierta idea común de lo gracioso entre quien cuenta el chiste y quienes lo escuchan.
La mayoría de los chistes responden a una estructura fija: se inicia con una introducción narrativa que plantea la situación. Después, se produce el juego o la gracia, que es una complicación de la situación y finalmente, su resolución provoca la risa.
Ahora que estamos de vacaciones puede ser un buen momento para introducir a los niños en el mundo de los chistes o adivinanzas. Existen muchos libros dedicados a este tema, así que os animamos a adquirir alguno de ellos, siempre revisando que su contenido sea adecuado.
Vuestros hijos pueden aprenderlos de memoria y “representarlos” en alguna reunión familiar. Además de ejercitar la retentiva, podrán desarrollar otras capacidades como la gestualidad, la oratoria o simplemente desarrollar su vis cómica.
Por ejemplo, son muy típicos los chistes que empiezan con “¿Cuál es el colmo de…?”
¿Cuál es el colmo de un policía? ¡Que le asalten las dudas!
¿Cuál es el colmo de un jardinero? Que su novia se llame Rosa y le deje plantado.
¿Cuál es el colmo de los colmos? Que un mudo le diga a un sordo que un ciego le está mirando.
O los chistes de “¿Qué le dijo un pez a otro? Nada” o “¿Qué le dijo un fideo a otro fideo? Mi cuerpo pide salsa”
¿Y quién no conoce los chises que empiezan con “era tan, era tan…”? Me vienen a la cabeza un par de ellos:
Era una casa tan pequeña, tan pequeña, que cuando entraba el sol tenían que salir todos.
Era tan avaro, tan avaro, que no prestaba ni la menor atención.
También son muy abundantes los chistes dedicados a resaltar diferentes estereotipos culturales cuyos protagonistas pertenecen a diversas nacionalidades. En este caso no hay que caer en la burla soez ni en la discriminación. Suelen ser del tipo “Estaban un inglés, un francés y un español…”
En Latinoamérica es bastante común dedicar chistes a los argentinos. Incluso el Papa Francisco en una entrevista concedida a la cadena mexicana Televisa se atrevió a contar uno: “¿Sabe cómo se suicida un argentino? ¡Se sube encima de su ego y de ahí, se tira!”
En ocasiones hacemos chiste de un idioma concreto y su sonoridad. De ahí surgen chistes como los siguientes:
¿Cómo se dice 99 en chino? Cachichien
¿Cómo se llama el peor jugador de fútbol japonés? Nikito Nitoko
¿Y el campeón de submarinismo? Toko Fondo
¿Y el subcampeón? YoKasi Toko
En 2001 se realizó un estudio para encontrar el chiste más gracioso del mundo. De manera que el psicólogo británico Richard Wiseman, con el apoyo de la Asociación Británica de la Ciencia, creó un proyecto web (laboratorio de la risa), en la que se recibieron más de 40.000 chistes de 70 países distintos.
El proyecto registró alrededor de 1,5 millones de calificaciones, y el chiste ganador fue el siguiente:
"Dos cazadores están en el bosque cuando uno de ellos se desmaya y cae al suelo. No parece estar respirando y sus ojos están vidriosos. El otro saca su teléfono y llama a los servicios de emergencia. Cuando una voz de mujer lo atiende, desesperado grita:
Sin embargo, después del estudio se dedujo que el "chiste más gracioso del mundo" no existe, ya que las personas de distintos países y distintas culturas tienen diferentes maneras de entender el humor.
En definitiva, hoy es un día para fomentar la risa. Para hacer felices a los demás. Para jugar con las palabras que nos proporcionan los chistes y compartirlos con los otros.
La risa es una manifestación de alegría y bienestar, nos relaja al descargar tensiones, nos ayuda a desconectar de las preocupaciones y refuerza nuestro sistema inmunológico.
Además, las carcajadas liberan nuestro estrés e incluso nos ayudan a tonificar nuestros músculos y mejoran nuestra respiración.
¿Quién quiere reírse un rato?