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El tema este año de la campaña liderada por la la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (UNDOC) es "Hablemos de drogas, la información salva vidas" y tiene la intención de lograr un mundo libre de drogas.
El dato dado a conocer mediante el Informe Mundial sobre Drogas 2021, presentado en la ciudad de Viena el pasado jueves 24 de junio, no deja lugar a dudas: las drogas siguen cobrando una altísima cuota de vidas humanas, mientras que las redes criminales aumentan su capacidad de penetración en mercados como Europa y Estados Unidos.
Alrededor de 275 millones de personas consumieron drogas a nivel global durante 2019, el último año analizado. Esto significa un 22 por ciento más que en 2010, según revela el Informe de la UNODC.
En el año del que da cuenta este trabajo del organismo de Naciones Unidas, medio millón de personas murieron por causas relacionadas con el consumo de sustancias ilegales: el doble del número de decesos de hace una década.
El aumento de muertes en la última década –revela el Informe-- es resultado directo de la existencia de una oferta mayor en el “mercado” y de cada día que pasa hay drogas más fuertes y más dañinas.
Las drogas con mayor capacidad de provocar muertes son los opioides como la heroína o que, además del peligro de matar por sobredosis, se relaciona con enfermedades como la hepatitis C y el VIH.
También se ha dado un incremento sustancial del consumo de opioides sintéticos como el fentanilo, causante de una verdadera epidemia en Estados Unidos (se calcula que en 2019, aproximadamente 50.000 estadounidenses murieron por el consumo de este fuerte analgésico opioide sintético similar a la morfina, pero entre 50 y 100 veces más potente).
Cerca de 200 millones de personas consumieron cannabis en 2019, lo que representa cuatro por ciento de la población mundial. El número de consumidores de cannabis ha aumentado casi un 18 por ciento en la última década.
Según el Informe, la potencia del cannabis se ha cuadruplicado en ciertas partes del mundo durante las últimas dos décadas. Sin embargo, la proporción de adolescentes que percibe dicha droga como perjudicial se redujo hasta en un cuarenta por ciento.
Esto que el Informe llama “brecha conceptual” (la diferencia entre el concepto y la realidad del consumo del cannabis) se mantiene, no obstante los estudios han demostrado que el consumo de cannabis conlleva perjuicios para la salud, especialmente entre los consumidores habituales de la droga a largo plazo.
"La menor percepción de los riesgos del consumo de drogas tiene una relación directa con las mayores tasas de consumo, y las conclusiones del informe enfatiza la necesidad de cerrar la brecha entre la percepción y la realidad para educar a los jóvenes y salvaguardar la salud pública", recalcó la directora ejecutiva de la UNODC, Ghada Waly.
Las redes criminales –dice el Informe—se han recuperado rápidamente de los contratiempos iniciales causados por las restricciones y los confinamientos impuestos por la pandemia. Hoy mismo operan al mismo nivel que antes del coronavirus, usan más tecnologías y aceptan pagos con criptomonedas.
“El acceso a las drogas también se ha simplificado más que nunca a través de las ventas en línea, y los principales mercados de drogas en la red de internet oculta (también llamada web oscura) tienen hoy en día un valor estimado de 315 millones de dólares anuales”.
Ha surgido la nueva modalidad (seguramente impulsada por la pandemia) de trasegar drogas sin necesidad de tener contacto entre el distribuidor y el consumidor, y la venta de drogas en plataformas en línea están aumentando la disponibilidad de estupefacientes los próximos años.
En el Informe Mundial de las Drogas se deja en claro que la cocaína fue consumida, en el último año analizado (2019), por cerca de veinte millones de personas, lo que representa 0,4 por ciento de la población mundial.
Si bien es cierto que ha caído el cultivo de la hoja de coca en Colombia –principal productor mundial- y se ha mantenido en Perú y en Bolivia, las redes de traficantes se han sofisticado y han establecido numerosos “puentes” con los dos mercados más grandes del mundo: Europa y Estados Unidos.
Se destaca en el Informe que hay nuevos grupos de mafiosos (por ejemplo, organizaciones de los Balcanes) que están entrando en el trasiego de cocaína desde Sudamérica a Europa, “controlado por organizaciones italianas a través de alianzas con bandas en España y Colombia”.
El Informe alerta sobre la creciente facilidad que tienen los consumidores de encontrar estupefacientes, lo que aumentará el número de consumidores.
Por ello, son necesarias dos acciones: invertir en tratamiento y prevención sobre el uso de drogas y aumentar la cooperación entre países productores y consumidores, para atacar las redes de criminales que actúan al margen de la ley.
"Las drogas cuestan vidas. En una época en la que la velocidad de la información supera a menudo la velocidad de la verificación, la pandemia del COVID-19 nos ha enseñado que es crucial cortar el ruido y centrarse en los hechos, una lección que debemos tener en cuenta para proteger a las sociedades del impacto de las drogas", dijo Waly.