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Sentirse atraído por otra persona es algo maravilloso e importante a la hora de decidir compartir la vida con alguien, pero es un error frecuente pensar que si uno no siente una fuerte atracción al comienzo debe cerrar esa puerta y buscar una relación con otra persona.
Tener un ideal de cierta apariencia puede hacer que se pase por alto una gran oportunidad especialmente en una época en donde las primeras impresiones son tan fugaces como ocurre a través de las páginas de internet o las redes sociales. Estas no alcanzan para conocer verdaderamente a una persona y puede que un “no” apresurado te deje fuera del amor.
Abrirse para conocer a alguien vale la pena aunque al comienzo no sea exactamente el modelo o el tipo que habías imaginado. De hecho, puede que luego de pasar un tiempo de trato y compartir más experiencias, descubras que en realidad esa persona es mucho mejor de lo que habías pensado o al final sea el modelo que mejor encaja contigo.
Cuando nos acercamos a otro la atracción puede ir creciendo a medida que vamos conociendo más a la persona y descubriendo detalles más profundos. La mirada se transforma y encontramos mucho de atractivo. Este es el caso de muchas parejas que hoy están felizmente casadas, pero que al principio tal vez no lo habían tenido tan claro.
Y es que la dimensión física de la persona es importante para el amor, pero no podemos olvidar que hay otros factores internos como por ejemplo la personalidad que tiene un gran peso.
Una personalidad segura de sí misma, amorosa, excitante, alegre e inteligente tiene el poder de cautivar y causar un gran atractivo; incluso aún más que una persona que tiene altos estándares de belleza según los modelos de las revistas.
Algo similar ocurre cuando una persona va construyendo una sana autoestima. Comienza no solo aceptar cosas de sí misma que no le gustaban tanto, sino que las aprecia como bellas.
O el caso contrario, una persona muy bonita pero con una autoestima pobre no es capaz de reconocer lo bello y solo está quejándose de sus “imperfecciones” o lo que está mal en ella.
La belleza interna tiene un impacto directo en la belleza externa, pero también lo tiene en la percepción que tenemos de las cosas. Una persona con una riqueza interna podrá irradiar y contagiar una belleza particular, pero también apreciará las cosas con más facilidad y encontrará más bondades y belleza a su alrededor y en los demás.
La atracción física es importante, pero no es suficiente. En el largo plazo la fidelidad y todo lo que implica una relación duradera y el compromiso del matrimonio tiene que ver con lo sustancial de la persona, quién es, lo que tiene en su corazón y los valores que lleva en su alma, los pensamientos que guarda en su mente y cómo es de una manera más completa.
Todos sabemos que la belleza externa tiende a desaparecer con los años, al menos en el modo en que la percibimos al principio. Nuestros cuerpos cambian y lo que garantiza que una persona siga enamorada de otra con el paso del tiempo es que exista una conexión a un nivel más profundo con ella.
Por otro lado, es un error pensar que para decirle que sí a una cita tenemos que esperar encontrar a alguien perfecto o que diga o haga todo a la perfección. Al principio es normal que haya algo de nervios, timidez o incluso algunas inseguridades que se pueden notar en el afán por caerle bien al otro.
Podría ocurrir que antes de lanzar la propuesta, esa persona haya tenido que batallar consigo misma sin saber cómo hacerlo e incluso tomar coraje.
También vale la pena recordar que no tienes que estar 100% seguro de que es la persona indicada o que tendrás que quedarte con esa persona definitivamente toda la vida por haber tomado un café con ella.
Precisamente para eso están las citas: para contar con un espacio que nos ayude a descubrir si hay una posibilidad de avanzar o no con otro hacia un romance.
Por eso, si alguien ha mostrado interés por verte, no cierres a la oportunidad de entablar una conversación, de tomar algo o compartir una actividad divertida. Puede que esa persona no sea al final la persona que buscas, pero sí puede ser alguien que te ayude a acercarte más a ella. Tal vez no la vuelvas a ver o termine convirtiéndose en una buena amistad.
Y si se tratara de tu futuro cónyuge aunque no lo sepas o sospeches que es así, ¿no valdría la pena asumir ese pequeño riesgo de pasar la barrera de la primera impresión física que no te dice demasiado para conocerlo un poco mejor y quitarte la duda?
Como mucha gente podrías llevarte la sorpresa de darte cuenta de que no estabas mirando bien. El aspecto físico muchas veces puede nublar con facilidad el juicio; y cuando se trata de amor al final nadie desea equivocarse con la persona que elige.
Por eso, es importante desde el comienzo fijar cuál será la base sobre la cual deseas construir una relación con otro.
Si esa relación se basa en el cuerpo, será una relación débil. A veces se piensa que una relación termina cuando de pronto llega alguien más atractivo que el propio cónyuge y por eso tiene que dejarlo.
La verdad es que siempre podremos encontrar gente atractiva incluso estando comprometidos o casados, pero no por eso hay que separarse. Si eso ocurre es porque esa relación está vacía por dentro y todo lo que hay construido es superficial.
Si el vínculo solo se da desde la pura atracción física, la relación durará lo que dure esa atracción y cuando ya no esté, se acabará el amor.
En cambio, cuando la relación es profunda y rica, los enamorados han sido capaces de construir lazos fuertes entre ellos, han aprendido a amarse de muchas formas creativas y su amor se multiplica y crece.
Si se prioriza la dimensión física sobre todas las demás, sabiendo que el cuerpo es un aspecto muy fuerte que provoca sentimientos tan intensos, podemos fácilmente tapar las otras.
Nos perderíamos conocer muchas cosas que se revelan de modos más sutiles y que pertenecen al mundo emocional, psicológico, espiritual e intelectual de las personas. Así, será muy difícil poder conectarnos en un nivel más profundo.
Cuando recibas la invitación para una cita recuerda dos cosas. Primero, el amor verdadero no es algo acabado y conlleva un proceso de enamoramiento y maduración. Requiere conocerse y aspira a poder vivirse plenamente y de manera completa.
Segundo, el mundo no suele ser un lugar fácil para el amor. Cuando tengas una oportunidad no lo dejes escapar, ábrete y lucha por él.