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El estudio lleva por título “La narración aumenta la oxitocina y las emociones positivas y disminuye el cortisol y el dolor en los niños hospitalizados”. Fue publicado por la revista científica estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences. El investigador principal fue el doctor Guilherme Brockington, de la Universidad Federal de ABC (Sao Paulo, Brasil).
Según los autores de la investigación, el cuento tiene un valor muy especial: "Durante la narración de cuentos, ocurre algo -dicen- que llamamos 'transporte narrativo'. El niño, a través de la fantasía, puede experimentar sensaciones y pensamientos que lo transportan a otro mundo, un lugar diferente de la habitación del hospital y, por lo tanto, alejado de las condiciones aversivas de la hospitalización".
El estudio viene a confirmar lo que muchos intuían y practicaban desde siglos atrás: "Hasta ahora, las pruebas positivas de la narración de cuentos se basaban en el 'sentido común' y se tomaban al pie de la letra, en que la interacción con el niño puede distraer, entretener y aliviar el sufrimiento psicológico. Pero faltaba una base científica sólida, especialmente en lo que respecta a los mecanismos fisiológicos subyacentes", explicó el doctor Jorge Moll, coautor del artículo.
Para la investigación se tomó como muestra a 81 niños hospitalizados en cuidados intensivos, de edades comprendidas entre los 2 y los 7 años. Todos ellos tenían condiciones clínicas similares, como problemas respiratorios causados por asma, bronquitis o neumonía.
Los pequeños pacientes estaban ingresados en la UCI del Hospital Rede D'Or São Luiz Jabaquara, en São Paulo (Brasil), y fueron divididos en dos grupos. Unos recibían la visita de un cuentacuentos, que les leyó historias durante 25 o 30 minutos. Al otro grupo se les contaba adivinanzas en ese mismo rato.
Para comparar los efectos en los niños, se recogieron muestras de saliva de cada participante antes y después de cada sesión. Se evaluó el grado de cortisol y el de oxitocina, que son las hormonas relacionadas con el estrés y la empatía, respectivamente.
Además, los niños realizaron una prueba subjetiva en la que se les pedía que evaluaran el nivel de dolor que sentían antes y después de participar en las actividades. También efectuaron un ejercicio de asociación libre de palabras relacionando sus impresiones sobre 7 tarjetas ilustradas con elementos del contexto hospitalario (Enfermera, Médico, Hospital, Medicina, Paciente, Dolor y Libro).
Los resultados fueron positivos para todos los grupos. Tanto la lectura de cuentos como el juego de adivinanzas redujeron los niveles de cortisol (que señala el estrés) y aumentaron la producción de oxitocina (que produce placer y activa los centros de recompensa) en todos los niños analizados. También se vio que bajaba la sensación de dolor y malestar en los dos grupos.
Pero hubo un dato diferenciador.
Los resultados positivos de los niños a quienes se leyeron cuentos fueron el doble que los del grupo de adivinanzas. En conclusión, los investigadores afirman que la actividad de narrar historias (cuentos) es mucho más eficaz.
Acerca de cómo se llevó a cabo la investigación, los expertos señalaron que la narración de cuentos se hizo de forma individual en la propia UCI pediátrica y no en un entorno artificial creado solo para la investigación. Cada niño escogió el cuento que más le gustaba.
"Entre los libros ofrecidos, elegimos títulos disponibles en las librerías ordinarias y sin un sesgo emocional predefinido, para que el cuento no influyera tanto en la reacción del niño tras la actividad", explicó el doctor Brockington.
Viendo los resultados de este estudio es ahora científico decir que la narración de cuentos tiene valor terapéutico y es aconsejable en el tratamiento de los niños enfermos. Más allá de estos pacientes que se encontraban en la UCI, vale la pena tomar este ejercicio como una herramienta para padres y profesores que tratan con niños sufrientes.
"Considero que este estudio es uno de los más importantes en los que he participado, por su sencillez, rigor y potencial impacto directo en las prácticas del entorno hospitalario, con el objetivo de aliviar el sufrimiento humano -explicó el doctor Jorge Moll-. Al tratarse de una intervención de bajo coste y gran seguridad, puede potencialmente implantarse en todo el sistema público, una vez que estudios a mayor escala verifiquen su reproducibilidad y eficacia. Pretendemos ampliarla y replicarla en otros entornos y grupos de pacientes y apoyar el voluntariado dedicado a la noble actividad de contar cuentos, ahora con pruebas científicas más sólidas".
En cuanto a los impactos emocionales, también los niños a quienes se contó cuentos resultaron más favorecidos. Por ejemplo, los niños del grupo de control respondieron a la tarjeta con el dibujo de un Hospital diciendo: "Este es el lugar al que va la gente cuando está enferma". En cambio, los niños del grupo de cuentacuentos respondieron: “Este es el lugar al que la gente va para mejorar".
Cuando se les mostraba un médico y una enfermera, los niños que habían jugado a adivinanzas decían: "Esta es la mujer mala que viene a ponerme una inyección", mientras que los que recibieron los cuentos dijeron frases como: "Esta es la mujer que viene a curarme".