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Son tantas las apariciones de la Virgen María... Muchas están aprobadas por la Iglesia, otras no y algunas últimas están bajo la investigación cuidadosa de la Iglesia, para constatar su veracidad.
Las apariciones de la Virgen María son muy populares y forman parte de la vida y tradiciones de los pueblos.
Sin embargo las de san José son muy poco conocidas, y muy pocas también las reconocidas por la Iglesia.
San José no se ha manifestado muchas veces, y por lo general lo hizo junto a María y Jesús -la Sagrada Familia-, muy pocas veces solo o acompañado de algún santo.
Estas son las apariciones más importantes:
Es la más famosa, el 13 de octubre de 1917, día del “Milagro del sol”, como lo atestigua sor Lucía en sus Memorias:
El 21 de agosto de 1879 se aparece la Virgen María en un pueblito cerca de Dublín llamado Knock. Ella estaba de pie en actitud de oración, vestida de blanco y llevaba puesta una corona de oro.
A un lado la acompañaba san José con una túnica blanca con la cabeza inclinada hacia ella en señal de respeto y al otro lado san Juan Evangelista vestido de obispo.
Los testigos también vieron un altar rodeados con un cordero y una cruz.
Esta es la única reconocida por la Iglesia en la que san José aparece solo.
Era el 7 de junio de 1660 cerca de la una de la tarde. Un joven pastor llamado Gaspard Ricard, apacentaba su rebaño en el monte Bessillon.
A esas horas el calor era agobiante y el pastor tenía mucha sed. Fue entonces que de repente ve "un hombre a su lado", que le dice señalando una roca:
Gaspard duda, se necesitaban al menos diez hombres para levantar esa piedra. La aparición le vuelve repetir su consejo, el pastor obedece y mueve la roca sin dificultad, donde sorprendentemente surgió un manantial.
Más tarde en el lugar se construyó un santuario dedicado al santo, donde miles de fieles se acercan con fe a beber de las aguas milagrosas del manantial.
El rey de Francia Luis XIV decretó que, a partir de ese momento, la fiesta de san José fuera día festivo en todo el reino de Francia. Al año siguiente, el 19 de marzo de 1661, el rey consagró Francia a san José.
En 1670, un hombre, que sufría mucho de una enfermedad terminal, rezó a Dios para que lo dejara morir y pidió la intervención a san José para tener una muerte tranquila.
A la noche siguiente, un hombre se le acercó (más tarde reconocido como san José) y le dijo:
Desde entonces, los fieles han recibido muchas gracias y Kalisz se ha convertido en un gran santuario.
En realidad no es una aparición. Pero el humilde fray André recibió muchísimas gracias de san José, a quien pedía la intercesión para la curación de tantos enfermos que acudían a él.
En su honor este religioso hizo construir el que es hoy el santuario más grande del mundo dedicado al esposo de la Virgen María.