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Exigir a las farmacéuticas vacunas éticas

Vacuna COVID

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John Burger - publicado el 21/04/21
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La Conferencia episcopal de Estados Unidos insta a las personas a vacunarse, pero también a presionar a las empresas para que desarrollen medicamentos sin conexión con el aborto

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Los católicos no solo pueden sino que deben vacunarse contra la COVID-19, afirman los obispos estadounidenses. Sin embargo, también deberían instar a las empresas farmacéuticas a que trabajen por el desarrollo de vacunas sin ninguna conexión con el aborto.

Para ayudar a los católicos en esta labor, la Conferencia episcopal de EE.UU. (USCCB) ha publicado ejemplos de cartas en su sitio web que transmiten este mensaje a empresas farmacéuticas.

“En los documentos registrados aquí, el Vaticano insta a todo el mundo que esté preocupado por la santidad de la vida a que proteste contra el uso de líneas celulares derivadas de abortos y aboguen por el desarrollo de vacunas sin ninguna conexión con el aborto”, manifiesta una nota en el sitio web de la USCCB.

“Para facilitar esta acción, ofrecemos los siguientes ejemplos de cartas dirigidas a empresas farmacéuticas que están usando líneas celulares derivadas de abortos en la producción y/o ensayo de vacunas”

En la actualidad hay siete ejemplos de cartas en el sitio web, pero no todas están relacionadas con las vacunas contra la COVID. También hay cartas dirigidas a la farmacéutica GlaxoSmithKline por su vacuna Shingrix contra el herpes zóster o culebrilla, y a Merck por sus vacunas SPR (triple vírica), contra la varicela y contra la hepatitis B.
Trasfondo

En enero, el Secretariado de actividades provida de la USCCB reunió una lista de preguntas frecuentes o FAQ sobre las consideraciones éticas de las vacunas. Estas FAQ explicaban que, hace varias décadas, se empleó tejido extraído de cuerpos de bebés abortados voluntariamente para crear ciertas líneas celulares con propósitos de investigación.

“Las células en estas líneas celulares son, en efecto, descendientes de aquellas que se extrajeron originalmente”, se explica en las FAQ.

“Se ha hecho que se repliquen y algunas líneas celulares pueden reproducirse indefinidamente. Estas líneas celulares derivadas de abortos voluntarios se usan como una ‘fábrica’ para manufacturar ciertas vacunas (por ejemplo, contra la rubeola, la varicela, algunas de las vacunas contra la COVID-19, etc.). Las células en sí, no obstante, no están presentes en las vacunas que reciben los pacientes”.

De acuerdo con estas FAQ de la USCCB, la Iglesia ha enseñado que está “mal crear líneas celulares derivadas de abortos voluntarios y que las empresas farmacéuticas las utilicen, que el uso de vacunas producidas con estas líneas celulares debería evitarse si hay disponibles alternativas comparables sin conexión con el aborto, que razones graves (como un grave riesgo para la salud) podrían justificar el empleo de vacunas producidas con estas líneas celulares cuando no existan estas alternativas, y que todo el mundo que esté preocupado por la santidad de la vida debería protestar contra el uso de líneas celulares derivadas de abortos y abogar por el desarrollo de vacunas sin ninguna conexión con el aborto”.

El documento señaló que, mientras que las vacunas contra la COVID-19 de Pfizer y Moderna emplearon dichas líneas celulares en el ensayo de las vacunas, la vacuna de Johnson & Johnson empleó líneas celulares derivadas de un aborto en el desarrollo, la producción y los ensayos. Con las vacunas de Pfizer y Moderna, por tanto, el empleo de dichas líneas celulares queda “muy alejado del mal inicial del aborto”.

Las FAQ concluían: “Dado que el virus de la COVID-19 puede implicar graves riesgos para la salud, puede ser moralmente aceptable recibir una vacuna que emplee líneas celulares derivadas de un aborto si no hay disponibles otras vacunas comparables en seguridad y eficacia pero sin conexión con el aborto”. El documento informa de que hay algunas vacunas aún en desarrollo que no emplean dichos cultivos celulares, pero no están disponibles aún para el público.

“Si es posible escoger entre una serie de vacunas contra la COVID-19 de igual seguridad y efectividad, debería escogerse la vacuna con menos conexión con líneas celulares derivadas de un aborto voluntario”, manifiestan las FAQ. “Si no hay fácil acceso a una vacuna sin conexión con líneas celulares derivadas de abortos, las vacunas que emplearon dichas líneas celulares únicamente en los ensayos serían preferibles a las que usaron dichas líneas celulares para su producción continuada.

Sin embargo, quizás no sea posible hacer estas elecciones, en especial en las primeras etapas de la distribución de vacunas. En este caso, una persona podrá recibir cualquiera de las vacunas clínicamente recomendadas con la conciencia clara de que recurrir a dichas vacunas no significa una especie de cooperación inmoral con el aborto voluntario”.

En una declaración del 2 de marzo donde se ahondaba en la distinción entre las vacunas de Moderna y Pzifer y la de Johnson & Johnson, el obispo Kevin C. Rhoades de la diócesis de Fort Wayne-South Bend, presidente del Comité de doctrina de la Conferencia episcopal católica de EE.UU., y el arzobispo Joseph F. Naumann de la Ciudad de Kansas, presidente del Comité de actividades provida de la USCCB, afirmaron, no obstante, que vacunarse en la situación actual es algo positivo.

“Aunque deberíamos seguir insistiendo para que las empresas farmacéuticas dejen de emplear líneas celulares derivadas de abortos, afirmamos de nuevo que, dado el sufrimiento mundial que está causando esta pandemia, vacunarse puede ser un acto de caridad que sirve al bien común”, escribieron el obispo Rhodes y el arzobispo Naumann.

La campaña de los obispos para escribir cartas de protesta incluye un ejemplo de carta dirigida a la empresa farmacéutica Sanofi Pasteur, la cual decidió el pasado otoño que dejaría de utilizar una línea celular de un feto abortado para producir sus vacunas combinadas contra la polio Pentacel y Quadracel.

“Después de que la acción recibiera la aprobación de la Administración estadounidense de Medicamentos y Alimentos (FDA), Greg Schleppenbach, el director asociado del Secretariado de actividades provida, envió un aviso sobre este avance a los directores diocesanos provida donde les pedía que, a su vez, enviaran un mensaje de agradecimiento a Sanofi Pastaur”, informó Catholic News Service.

Schleppenbach afirmó en su aviso que es importante reconocer y agradecer a las empresas farmacéuticas cuando se alejan de prácticas poco éticas en la producción de vacunas. “Podemos esperar que, con algo de ánimo, otros fabricantes de vacunas consideren crear otras vacunas moralmente aceptables”, expresó.

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