Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
Los obispos católicos de la República Democrática del Congo han denunciado con más claridad que nunca la situación de seguridad en el este del país a causa de milicias rebeldes.
“La situación de inseguridad en el este es una verdadera tragedia que afecta a todo el país, y ciertamente no podemos esperar que el país se desarrolle mientras el este siga bajo el control de depredadores”, dice el comunicado publicado el 8 de abril, del que se hace eco la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).
Los obispos instan a los dirigentes políticos a que se replanteen por completo la estrategia política, militar y humanitaria para hacer frente a la crisis en el este. El documento resume los resultados de un viaje realizado por una delegación conjunta de la Conferencia Episcopal Congoleña y la Asociación de Conferencias Episcopales de África Central (ACEAC).
En enero de este año, dicho grupo visitó las provincias de Kivu del Norte e Ituri.
En el comunicado los obispos afirman que en la región de Beni-Butembo (Kivu del Norte) sus interlocutores hablaron también del carácter religioso del conflicto, pues ven en la islamización de la región una especie de estrategia más profunda para poder influir a largo plazo en la política general del país.
Los cautivos que han logrado escapar de las garras de la milicia islámica de las ADF (Fuerzas Democráticas Aliadas) han confirmado a los obispos que fueron obligados a convertirse al Islam.
Los Obispos llaman la atención sobre los diversos intereses de los atacantes, que se aprovechan de “de los puntos débiles de las Fuerzas Armadas oficiales para lograr sus objetivos políticos o religiosos: ocupación de tierras, explotación ilegal de recursos naturales, enriquecimiento injusto, islamización de la región en perjuicio de la libertad religiosa, etc.”.
Según el informe, las víctimas se cuentan por miles: más de 6.000 muertos en Beni-Butembo desde 2013 y más de 2.000 en Bunia tan solo en 2020. Además, hay al menos tres millones de desplazados y unas 7.500 personas secuestradas.
Los obispos lamentan especialmente la ausencia del Estado. “La población se siente abandonada. Las promesas del Gobierno central de restablecer la paz rápidamente son numerosas, pero muchas de ellas no se han cumplido”, se asegura en el documento.
También la MONUSCO (misión de paz de la ONU) es acusada por la población de pasividad e incluso de complicidad, explican los obispos. Su presencia suscita cada vez más recelo y escepticismo porque no ha logrado detener las masacres, incluso cuando se producen a pocos metros de las posiciones de las fuerzas de la ONU.
A raíz de las sangrientas masacres de civiles, el obispo católico de Butembo-Beni ya lanzó en enero un llamamiento a la comunidad internacional pidiendo que se escuchara el “grito de sufrimiento” de su país. En un videomensaje transmitido a la fundación pontificia ACN International, Mons. Melchisédech Sikuli Paluku decía literalmente: “Espero que se pueda ayudar a esta pobre gente. Nos sentimos abandonados ante el vía crucis que venimos padeciendo desde hace años”.
Desde hace años, la zona rica en recursos del este de la República Democrática del Congo está infestada por los rebeldes de las ADF (Fuerzas Democráticas Aliadas), procedentes de Uganda, pero también por otros y numerosos grupos de milicias. El ejército congoleño y la misión de paz de la ONU (MONUSCO) no han sido capaces de llevar la paz a la región.