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“Distribuir vacunas para visibilizar un partido político y obtener votos es inaceptable”

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Jaime Septién - publicado el 22/03/21
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Experta en bioética afirma: Los criterios de distribución de las vacunas deben responder a la necesidad y nunca a un bien político

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La doctora María Elizabeth de los Ríos es profesora e investigadora de la Facultad de Bioética en la Universidad Anáhuac de México. Por razones de su cátedra y como resultado de sus investigaciones recientes, se ha dedicado a elaborar una serie de criterios, desde la doctrina de la Iglesia católica y desde la bioética, sobre el tema de las vacunas.

En este caso, sobre cuáles deben ser los caminos concretos para distribuir las vacunas tanto en el plano internacional como en los países que las están adquiriendo o a los que se están enviando las vacunas de emergencia.

– Doctora, ¿qué criterios se deben utilizar para la distribución –en la emergencia y la pandemia que ha entrado ya en la tercera ola en muchos países—de las vacunas aprobadas contra la Covid-19?

Una de las mayores intuiciones que se han tenido sobre cómo implementar la noción de justicia en una sociedad bajo una óptica comunitarista y persiguiendo los mayores estándares de igualdad posibles, se la debemos al filósofo estadounidense Michael Walzer quien en su obra Esferas de la justicia propone salvar un pluralismo sano que permita una justa distribución de los bienes dentro de una comunidad proporcionando a cada uno, un criterio distinto para su asignación.

Bien común

Existen muchos tipos de bienes y el significado que se les atribuya a cada uno será determinante para otorgarles un criterio de distribución, de tal suerte que no se podrán distribuir por igual, por ejemplo, bienes relacionados con la salud de las personas que aquellos que versan sobre méritos académicos. Así, para cada bien, un criterio diferente que asegure condiciones de justicia.

Walzer advierte, también, que se deben separar con rigor y claridad los criterios de asignación de un bien con los de otro y no permitir que unos criterios desdibujen sus fronteras y sean usados para distribuir otros bienes distintos de aquellos para los que fueron pensados.

– ¿Cómo se puede enfocar esta intuición de Walzer ahora mismo, cuando nos encontramos frente a la contingencia?

En un afán de proponer un sistema justo de distribución de las vacunas a nivel mundial y en el plano nacional por igual, tendríamos que asumir que el bien que éstas representan es el de la salud que en sí mismo, es un bien universal pero cuyos criterios deben obedecer al menos a dos consideraciones: la urgencia y la necesidad.

La urgencia se refiere a aquellas condiciones en las que, de no recibir el bien, la vida de la persona corre peligro en muy corto tiempo, mientras que la necesidad apela al contexto particular de cada persona y, por ende, a los aspectos internos y externos que la pongan en especial nivel de riesgo en comparación con el resto de las personas. Así, en tanto preventivas –no curativas- las vacunas deben distribuirse más conforme a la necesidad que a la urgencia.

Oportunismo político

Teniendo esto claro, retomemos la advertencia de Walzer en tanto que ningún bien debe ser distribuido con fines contrarios a aquellos que con su adecuado criterio se intentan cubrir, en este caso, la necesidad de las personas en un muy elevado nivel de riesgo de contraer la Covid y morir. Si el criterio es y debe ser éste, entonces cualquier otro usado será, no sólo equivocado si no que perverso.

En América Latina, y en otras regiones se ha denunciado la distribución de las vacunas; incluso, en algunos casos se ha señalado un uso meramente político: ¿qué nos puede decir al respecto?

Distribuir vacunas para visibilizar un partido político y obtener votos, para promocionar a una figura pública como resultado de su buen gobierno, o repartirlas para favorecer a familiares y amigos en la carrera por conseguir más lealtad que credibilidad, son criterios, reitero, no sólo erróneos sino profundamente perversos y, por ende, inaceptables.

Buscar el bien de las personas

Los criterios de distribución de las vacunas deben responder a la necesidad y únicamente a ésta. Por su parte, ésta responde a muchos factores y no sólo a uno, como la edad que no es ni debe ser el único aspecto a ponderar para asignar un plan de vacunación. Puede haber una persona de más de ochenta años cuyas condiciones de riesgo sean menores que una de dieciséis pero con comorbilidades que la colocan en una posibilidad de fallecimiento mayor.

La edad es importante, pero también lo es, la condición y control de su salud que la persona tenga y haya llevado, sus hábitos alimenticios y sus comportamientos, hábitos y conductas diarias, sus enfermedades previas y las subyacentes, etcétera.

– ¿Alcanza el tiempo para hacer algo así en una situación de emergencia como la que está pasando la humanidad?

Cierto que hacer una ponderación exhaustiva de todos los factores que intervienen en una persona para determinar su nivel de riesgo, además de ser una labor titánica, en estos momentos es impráctica. Pero, de modo general, se pueden hacer algunas categorías que permitan distribuir las vacunas atendiendo al nivel de necesidad de la población en general y establecerlas tan firmemente que no sea posible traspasar sus fronteras y proponer otros criterios de distribución ajenos a la esencia del bien mismo que se está distribuyendo.

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