¿Cómo se comunica tu empresa? Las 5 diferencias entre la comunicación interna personalista y la utilitarista
La comunicación interna es aquella que se relaciona directamente con los empleados de la empresa a todos los niveles. Dependiendo de los valores éticos de la organización se actúa de una forma personalista o bajo un punto de vista utilitarista. La visión cristiana pone el foco en la persona, que tiene dignidad propia, por encima de la sociedad; para los utilitaristas, el hombre puede ser un medio, un recurso, porque lo que importa es lo útil que sea el individuo.
Es fácil imaginar las diferencias que puede haber en el estilo de dirección y de comunicación interna de talante cristiano frente al utilitarista.
La comunicación interna debe fomentar el comportamiento ético de los miembros de la compañía y contribuir a que se respete la dignidad de todos. Ayuda a crear un entorno de trabajo feliz que fomenta la satisfacción de los empleados, lo que conduce a una mayor atracción y retención del talento.
La visión personalista pone el foco en la persona, por encima de las cosas y con dignidad propia.
San Juan Pablo II habla de la persona como “un ser completo en cuanto a su esencia y dignidad, pero es un ser dependiente, inacabado, incompleto, en continuo crecimiento hacia su perfección y plenitud en el equilibrio y la armonía de sus potencialidades físicas, psíquicas y espirituales. Y para conseguir esa plenitud se desarrolla en la familia, en el estudio o en el trabajo, en la cultura y en el ocio, en el arte y en la religión”.
4 pilares
La comunicación personalista se basa en:
1La verdad
Es la sinceridad, la virtud de mostrarse claro, natural, real y sin hipocresía. Además, debe enriquecer interiormente a las personas. La veracidad también hace referencia a que lo que se comunica sea bueno para todos.
Santo Tomás explica que los hombres no podrían vivir juntos si no tuvieran confianza recíproca, es decir, si no se manifestasen en la verdad.
La virtud de la veracidad da justamente al prójimo lo que le es debido; -afirma el teólogo- observa un justo medio entre lo que debe ser expresado y el secreto que debe ser guardado: implica la honradez y la discreción.
En justicia, “un hombre debe honestamente a otro la manifestación de la verdad”
La comunicación de la empresa debe transmitir la verdad que cada persona necesita para su desarrollo personal y profesional para el mejor desempeño de sus funciones.
La veracidad, incluye ser acorde entre lo que se piensa y lo que se dice, ser fiel a la palabra dada.
2La prudencia
Nos dirigimos a personas con sentimientos. La prudencia tiene en cuenta lo que se dice y en qué circunstancias (pandemia, por ejemplo). También se refiere a ser cuidadosos con el uso de distintos canales, la forma y el volumen de las comunicaciones. Debe ser selectiva y oportuna.
Está claramente vinculada con la facultad de valorar los efectos de nuestras acciones y declaraciones. Supone pensar previamente el impacto que pueden tener las informaciones, abstenerse de hacer daño y ser ecuánime con todos.
“La prudencia dispone la razón práctica para discernir, en toda circunstancia, nuestro verdadero bien y elegir los medios justos para realizarlo” (Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1835).
La persona prudente se esfuerza por lo que es bueno, por medirlo todo, las situaciones, su modo de actuar, -especifica San Juan Pablo II- empleando “el metro del bien moral. Porque hay que desear de veras que todos los hombres se comporten prudentemente, -añade– y que quienes ostentan el poder actúen con verdadera prudencia.”
3La magnanimidad
Según el profesor Gabriel Galdón, es necesario “el fomento de una comunicación adecuada e idónea que vuelva a restablecer la confianza y la lealtad, necesarias para la convivencia social respetuosa y libre”.
Esta virtud invita a los responsables a la escucha activa de los empleados y hacer todo lo posible por cuidarlos; compartir las buenas noticias y dar ánimos cuando se necesite. Además, se obtienen nuevas ideas que mejoran el negocio.
Hay temas que deben ser tratados personalmente, no con un frío email. La comunicación debe ser humanista, que tenga en cuenta los sentimientos de la persona y sus expectativas. Es conveniente comprobar que la comunicación ha sido entendida y compartida en beneficio del bien común.
En la buena convivencia y el trabajo en la veracidad, la comunicación interna se ocupa de acabar con rumores, falsedades, mentiras o situaciones de incertidumbre con prontitud y eficacia.
La comunicación ética es selectiva y oportuna; tiende puentes y aúna voluntades; fomenta la concordia; hace participe a todos los miembros de la organización de las buenas y malas noticias; fomenta la cultura de servicio, la esperanza ante el futuro, haciendo que todos se sientan válidos, independientemente de su función en la empresa.
4La honestidad
Es un atributo de la comunicación personalista, ya se oriente desde la dirección hacia los empleados y viceversa o entre departamentos. La honestidad invita a los demás a ser honestos. Promueve la lealtad y el compromiso. La comunicación debe hacer todo lo posible para no causar ningún daño.
Comunicación basada en el relativismo
El relativismo ético mantiene que no existen verdades universales, sino que cada uno puede hacer su interpretación. Como todo es relativo, puede darse el caso de la cosificación de la persona, que un individuo pueda considerarse como un medio para conseguir un fin. En este caso, la persona deja de ser un fin en sí mismo.
Esta premisa, aplicada a la comunicación interna de una empresa, concibe al empleado como un recurso para alcanzar unos objetivos concretos. De partida, esta situación no es ética. Pero si, además, le añadimos que los objetivos de cada directivo pueden ser interesados o malintencionados, o por falta de conciencia rectamente formada, se agrava ese vacío de ética.
¿Cómo se concreta en la vida real?
Los cinco errores más frecuentes en las empresas son:
1.- No escuchar a los trabajadores. Las organizaciones realizan esfuerzos ímprobos en tecnología. Cuentan con multitud de canales para comunicarse con los empleados, pero no escuchan sus propuestas. Esta falta de escucha causa desconfianza y desmotivación.
2.- Inundar a los empleados con mensajes. El exceso de información, en ocasiones, carente de interés real, lleva muchas veces a ignorar los mensajes que llegan a través del email o de otros canales.
3.- Pecar por defecto es otro de los errores en la comunicación interna. No informar de situaciones o de cambios, se manifiesta en inseguridad y el empleado se siente infravalorado.
4.- La exageración del tono e insistencia persuasiva. Frases manidas como “nos preocupamos por nuestros empleados” o “somos una empresa ecológicamente responsable”, si son mentira, quedan en palabras vacías y cínicas que no llegan a ninguna parte. En cualquier caso, producen enfado y disgusto.
5.- Un nivel mínimo o nulo de vías de diálogo y participación. Es el caso de la comunicación de arriba hacia abajo, unidireccional, que ignora el diálogo interdepartamental, y de los empleados hacia la dirección de la organización. Genera decepción cuando los empleados se enteran, a lo mejor por los medios de comunicación, de cambios importantes en su empresa.
Para desarrollar una correcta estrategia de comunicación interna es importante no olvidar algunos de sus principales objetivos:
- Formar a los empleados en la cultura corporativa: su misión, valores y estrategia
- Motivar a los miembros de la organización
- Retener el talento
- Unir al equipo
- Que los empleados se conviertan en los primeros defensores de la marca
- Prevenir rumores nocivos
- Lograr aportaciones que impulsen el negocio