Si todos compartiéramos las vacunas en 6 meses podríamos recuperar un poco la normalidad¿Cuánto tiempo queda de pandemia, muertes, crisis económica, crisis sanitaria, distanciamiento social y problemas psicológicos derivados del confinamiento? Son preguntas que, a medida que se acerca el primer año de la declaración de pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS), todos nos hacemos a diario.
Y todos nos hacemos cábalas, escuchando especialistas o consejos del vecino; trotando de un lado para otro hasta conseguir la ansiada vacuna (donde exista) y pidiendo al cielo que esto acabe de una vez y para siempre.
Hace unos días, el inmunólogo irlandés Luke O’Neill, profesor de Bioquímica en la Escuela de Bioquímica e Inmunología del Trinity College de Dublín (Irlanda) y autor de libros como *Humanología*, dio su perspectiva sobre esos temas acuciantes en un video publicado en NewstalkFM, sitio en el que es un divulgador de la ciencia muy popular.
Tan cerca y tan lejos
Para O’Neill –de acuerdo con las últimas cifras de la OMS y de la Universidad Johns Hopkins—estamos cerca del final, a la salida del túnel más largo que ha tenido que recorrer la civilización moderna desde 1945, al término de la Segunda Guerra Mundial.
Por principio de cuentas, el mundo ha acumulado 15 semanas consecutivas con una baja en los niveles de contagios, y la semana pasada el descenso fue de un muy importante 17 por ciento con respecto a la semana anterior.
Este descenso –que tiene que ver con el inicio de las vacunas y, también, con el resultado de las medidas de distanciamiento social e higiene implementadas en muchos lugares del mundo—no debe ser tomado sino como lo que es: un descenso. Pero no es el fin.
Para quienes estudian el fenómeno científicamente, los próximos nueve meses serán determinantes para saber si se puede llegar a una “nueva normalidad” (desde luego, diferente a la “normalidad” que se vivía antes de marzo de 2020) o si seguimos en rojo.
Compartir, compartir, compartir
La postura del epidemiólogo irlandés es muy clara: se podrá volver a una “nueva normalidad” sí y solo sí resurge entre los pueblos del mundo la solidaridad para compartir vacunas y alcanzar la llamada “inmunidad de rebaño” a nivel planetario.
Para que los índices de contagios bajen es importante que los países desarrollados con excedente de vacunas, las cedan al resto de naciones que no han logrado vacunar con rapidez a su población, por no contar con los recursos para adquirirlas.
Podría ser un nuevo inicio, pues los países desarrollados cuentan con un excedente de vacunas que, si hubiese un consenso internacional guiado por la petición del Papa Francisco y otros líderes del derecho universal a las vacunas, podrían compartir.
Canadá cuenta con un suministro de nueve vacunas por persona; Estados Unidos con siete; Reino Unido con seis y la Unión Europea tiene cinco por persona. Si se toma en cuenta que se necesitan dos por persona para completar el esquema de Pfizer, Moderna o Astra/Zeneca, los excedentes son mayúsculos.
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Evitar la propagación mediante la solidaridad
“El objetivo es que el mundo logre la inmunidad de rebaño lo antes posible, y acumulando vacunas esto no será posible”, comentó O’Neill aludiendo al exceso de vacunas por persona que tienen ahora acaparadas los países más desarrollados del mundo.
Contra la suposición, ampliamente difundida por grupos que se oponen a la vacuna por considerarla perjudicial, no ética o producto de una conspiración de fuerzas oscuras, el epidemiólogo irlandés puso como ejemplo a Israel, país que “nos está diciendo que las vacunas están funcionando muy bien: ahí se alcanzó un 94 por ciento de protección”.
“Si obtenemos protección en nuestros propios países, debemos compartir con el mundo el exceso de vacunas que tenemos”, subrayó este especialista en el video difundido por NewstalkFM y que se ha hecho viral (venturosamente, pues coincide con la exigencia del Papa Francisco a los países ricos del planeta).
“Dar el exceso de vacunas a países que las necesitan es imprescindible, ya que permitirá que el mundo logre antes altos niveles de vacunación. Le estamos pidiendo a cada país del mundo desarrollado que se preparen para regalar vacunas, por extraño que parezca”, dijo este profesor y autor de varios libros sobre ciencia y humanismo.
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Para que el destino no nos alcance
Si esta compartición de vacunas se diera, O’Neill piensa que en los próximos seis meses “podríamos recuperar un poco la normalidad”. Si bien cuando la vacuna esté extendida aún tendremos que restringir algunas cuestiones como los viajes entre países.
“Ese es el precio que tendremos que pagar para tener cierta libertad y no volver a confinamientos estrictos. La libertad implicará la reapertura de actividades, permitirá que ciertos eventos vuelvan a hacerse, pero el precio que debemos pagar será el de no poder llevar a cabo viajes internacionales”, señaló O’Neill.
“Si obtenemos protección en nuestros propios países, no vamos a querer nuevas cepas del virus irrumpiendo en el escenario local, mientras otros países son vacunados, y este punto es crucial”, agregó el epidemiólogo irlandés.
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No bajar la guardia
En su charla, en la fase final de la misma, O’Neill precisó que entre seis y doce meses la pandemia podría tomar un nuevo giro. Sin referirse específicamente a cuál sería este “nuevo giro”, instó a la ciudadanía de todo el planeta a no bajar la guardia y a reforzar su sistema inmunológico.
“Nuestro sistema inmunológico también necesita hierro, y un estudio publicado recientemente muestra que la deficiencia de este mineral hace que las vacunas sean menos efectivas”, puntualizó el especialista en inmunología.
Y aclaró, finalmente, que el tema del hierro no se ha visto en las vacunas contra la Covid-19, sino en las vacunas aplicadas en rubéola e influenza. “Si se tiene deficiencia de hierro, el cuadro empeora mucho. El mensaje es muy claro: hay que tener una buena dieta balanceada”, terminó diciendo O’Neill.