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Una tradición muy romana que se perdió con el tiempo. ¿Por qué?
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Historia de un dulce romano
El Maritozzo (palabra burlesca para denominar al futuro marido) es un postre típico de Lacio que tiene raíces romanas.
De hecho los Antiguos Romanos Pasteleros preparaban unos panes endulzados con miel y pasas, y el Maritozzo parece derivar de esta antigua especialidad.
En la Edad Media estos panes redujeron sus tamaños, estos “panecillos” eran preparados diversamente, la masa llevaba huevos y miel y se comían en Cuaresma. En Roma los llamaron “los cuaresmales” o “el santo maritozzo” y fue una de las pocas excepciones concedidas en el ayuno.
La tradición
Con el pasar del tiempo a este panecillo se lo comenzó a gustar con chantilly o nata dentro y surgió una curiosa tradición.
El novio para el dia de san Valentín, ofrecía este dulce a la que sería su futura esposa, y escondía dentro del maritozzo una joya o el anillo de oro para pedir matrimonio.
Esta tradición muy romana se perdió con el tiempo. ¿No sería que alguna señorita no se dio cuenta que dentro del dulce se encontraba el anhelado anillo de matrimonio saboreándolo entero sin pensar? Esperemos que no…
Sí, la tradición de pedir la mano con un maritozzo se perdió, pero no así este delicioso dulce que se suele degustar en todo el invierno en las cafeterías romanas, hasta que llega la Cuaresma y poco a poco empiezan a desaparecer.
En las grandes ferias de comidas, se puede ver el maritozzo que reina entre tantos dulces, y hasta tiene su día que es el 2 de diciembre, y una divertida Oda en romanesco dedicada a él:
Estás frente a mí, brillante y emblanquecido, la crema corre por todo entremedio, con un saco de saliva en la garganta, te miré estupefacto y con amor. Me haces subir a mil el colesterol, dice con preocupación el médico, pero yo te diré, mi querido maritozzo, te trago, y luego pago ¡el precio justo! (Ignazio Sifone, Ode ar maritozzo, Garbatella, 1964)
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