La Iglesia se hizo eco de las voces que consideran que Moïse debería devolver el cargo de presidente. Los obispos llamaron al diálogo para evitar una profundización de la crisis que vive este país
El presidente de Haití, Jovenel Moïse, ha puesto este domingo 7 de febrero más leña al fuego con el que este pequeño y atribulado país se encamina al incendio total. No obstante la petición reiterada de la oposición, del Colegio de Abogados y de la Iglesia católica, Moïse afirmó este domingo –día en que se le exigía abandonar el poder—que seguirá en su puesto por un año más.
En la confusión, el ministro de Justicia, Rockefeller Vincent, señaló el aborto de un golpe de Estado. También que hay más de veinte detenidos. Además propaló el rumor que se había impedido el asesinato del propio Moïse, quien pidió a la oposición –a través de redes sociales—trabajar juntos.
“Unámonos para hacer reformas efectivas en la Constitución del país. Hoy es 7 de febrero, el presidente no se va. Sigue aquí. Sentémonos juntos para dar otro rumbo al país”, dijo.
En su alocución, Moïse hizo un balance de sus cuatro años al frente en el poder. En la misma culpó a la actual Constitución de todos los males del país y de la división que causa entre los haitianos. Y llamó a permanecer juntos para crear las condiciones que él mismo ha bloqueado en su mandato. “Acompáñame, permanezcamos juntos. Ven a buscarme para que nos sentemos a dialogar para construir una nueva Constitución y celebrar elecciones. Me quedan 364 días en el poder. No habrá transición”.
La Iglesia y un llamado al diálogo
En un comunicado del 3 de febrero, la Conferencia Episcopal de Haití (CEH) hizo eco de las voces que consideran que Moïse debería devolver el cargo de presidente este doming. Y llamó al diálogo para evitar una profundización de la crisis que vive este país. En dicho comunicado de la CEH, haciendo alusión a la resolución del Colegio de Abogados haitiano, le recuerda a Moïse que “la ley es una para todos”. Esto último refiriéndose a su decisión de declarar la caducidad del parlamento en enero de 2020, poniendo fin al mandato de senadores y diputados.
“El Presidente de la República aplicó la ley electoral y la constitución a diputados, senadores y alcaldes en años anteriores. Afirmó así la unidad de la ley para todos los funcionarios electos, incluido él mismo, proclamando así que la ley es una para todos”, señalaba la CEH. Y remataba con una sentencia de la que Moïse ha hecho oídos sordos: “Nos parece que todo el mundo está de acuerdo en que nadie está por encima de la ley y la Constitución en el país”.
“País inhabitable”
El resumen que hacen los obispos haitianos es aterrador. Hablan, en su comunicado, de un “país inhabitable” en el que la vida cotidiana del pueblo haitiano “se reduce a muerte, asesinatos, impunidad e inseguridad”. Por lo demás, opinaron los prelados haitianos, el descontento no es solo por lo electoral, lo político:“El descontento está en casi todas las áreas”.
Por ello entienden que resulta necesario “establecer un consejo electoral provisional” y redactar otra Constitución.
“En el corazón de esta recurrente crisis sociopolítica y económica, alimentada por el veneno del odio y la desconfianza, es preferible buscar y encontrar consensos sobre cualquier tema espinoso; esto debe construirse a través del diálogo social e institucional para evitar desastres ”, recomendó la CEH a Moïse. Cabe señalar que desde enero del 2020, Moïse gobierna solo, por decreto, pues el periodo de los parlamentarios expiró y el jefe de Estado no convocó elecciones para reemplazarlos, tomando decisiones unilaterales.
Una de estas decisiones fue la creación de una Agencia Nacional de Inteligencia, cuyos miembros están por encima de toda la ley y solo informan al Presidente, o las acciones para restarle poder al Tribunal Superior de Cuentas, que lo había acusado de actos de corrupción.
Que el país se está volviendo “inhabitable”, como denunciaron los obispos, se muestra en la estadística de secuestros que han hecho de Puerto Príncipe, la capital, un territorio gobernado por las pandillas. Tan solo en 2020, según la organización Défenseurs Plus, se registraron más de mil secuestros; una cifra desproporcionada para un país del tamaño de Haití, comparable con estimados de secuestros en México (1.387 según la ONG Alto al Secuestro) en el mismo periodo, a pesar de tener solo una décima parte de su población, según una investigación de Aristegui Noticias.
Detenciones y acusaciones de conspiración
Antes de su discurso, Moïse anunció la detención del juez de la Corte de Casación Ivickel Dabrésil y de otras 23 personas, sospechosas de conspirar en su contra, mientras que la oposición habla hoy lunes de detenciones ilegales por medio de acusaciones de “conspirar” contra el Estado haitiano. “La democracia está amenazada y el Estado de derecho está en peligro”, dijo André Michel, portavoz del Sector Popular Democrático (izquierda).
Según reportes de prensa recogidos por la Agencia DW, Michel calificó las detenciones como “una verdadera represión sistemática”, a la vez que hizo un llamamiento a la población a seguir manifestándose en las calles para exigir la dimisión del presidente Moise, que según la oposición terminó su mandato ayer domingo.
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