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10 fábulas de Esopo para trabajar las virtudes con nuestros hijos

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Merche Crespo - publicado el 04/02/21
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Estas breves narraciones, protagonizadas habitualmente por animales, se caracterizan por contener una enseñanza o moraleja finalLas fábulas de Esopo forman parte de la literatura infantil y ocupan un lugar muy especial dentro de los cuentos infantiles.

A Esopo, que vivió en la antigua Grecia durante el siglo VI a.C., se le atribuyen una gran parte de las fábulas más populares y habituales en nuestra cultura. Este escritor, cuya vida sigue siendo aún hoy un misterio, escribió más de 300 fábulas, que han sido imitadas y reinterpretadas por otros fabulistas posteriores.

Este tipo de cuentos, breves e ingeniosos, a pesar de tener más de dos mil quinientos años, siguen siendo muy populares entre los niños, gracias a su sencillez y fácil comprensión. Además, suelen estar protagonizadas por animales, que piensan, hablan y actúan como si fueran humanos, y siempre nos proporcionan una lección moral gracias a su comportamiento, en el que muestran cierta virtud o vicio. Al final de la historia, siempre se incluye una moraleja, que ayuda a niños y a adultos, a vivir determinados valores.

Las fábulas, además de aportar enseñanzas para la educación de nuestros hijos, también fomentan el desarrollo de su creatividad y aumentan el interés por la lectura. Cada una de las historias nos trae una sorpresa, ya que en ocasiones el desenlace de la historia es inesperado y sorprendente.

En Aleteia hemos realizado una selección de 10 fábulas para que disfrutéis con vuestros hijos, y saboreéis juntos la belleza y la sabiduría moral de sus historias.

1El pastor y el lobo

Todos los días, un pobre pastor mandaba a su hijo que llevara las ovejas a pacer.

Ya sabes que tenemos muy pocas ovejas -le decía- y que no podemos perder ni una, así que vigílalas con los cinco sentidos. Y si ves al lobo, grita tan fuerte como puedas, y el pueblo entero acudirá en tu ayuda.

El pastorcillo se pasaba los días tumbado sobre la hierba del prado mientras las ovejas pacían.

“Esto es aburridísimo”, se decía. “¡Ojalá apareciese el lobo! ¡Así al menos me distraería un poco!”.

Un buen día se le ocurrió una idea para entretenerse. Se puso de pie y comenzó a gritar desesperado:

¡Que viene el lobo, que viene el lobo!

Al oír los gritos, el pastor, el lechero y el panadero cogieron unos garrotes y echaron a correr hacia el prado. Cuando llegaron junto al pastorcillo, no podían con su alma.

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jehsomwang | Shutterstock

¿Dónde está el lobo? – le preguntaron.

¡Aquí no hay ningún lobo! – respondió el chico, partiéndose de risa al verlos tan asustados-. ¡No era más que una broma!

Escúchame, joven- le respondió el panadero-: tenemos cosas más importantes que hacer que venir corriendo hasta aquí para que nos tomes el pelo. Que sea la última vez que bromeas con cosas tan serias.

El muchacho parecía haber aprendido la lección, y aquella noche le prometió a su padre que nunca más volvería a mentir. Pero unos días más tarde, cuando estaba vigilando las ovejas, se acordó de lo mucho que se había divertido engañando a los aldeanos, y volvió a gritar:

¡Que viene el lobo, que viene el lobo!

Alarmados, los aldeanos abandonaron sus labores y corrieron hacia el prado armados con horcas, palos y garrotes. Pero no vieron al lobo por ningún lado.

¿Te parece gracioso, verdad? – le recriminaron al pastorcillo.

Os juro que esta vez sí he visto al lobo- insistió el muchacho-, pero ha salido corriendo al oíros.

Como los aldeanos ya estaba escarmentados, nadie se creyó aquella excusa.

¡Ese chiquillo es un desvergonzado! – refunfuñaba el lechero de regreso a casa.

Al día siguiente, el pastorcillo llevó de nuevo sus ovejas al prado, y, apenas se tumbó en la hierba, descubrió una oscura figura de ojos relucientes que acechaba al rebaño desde lo más sombrío del bosque.

¡Que viene el lobo, que viene el lobo! – gritó entonces el pastorcillo con todas sus fuerzas.

El animal avanzó poco a poco lanzando un gruñido para espantar al pastor, quien seguía gritando despavorido:

¡Que viene el lobo, que viene el lobo!

Pero esta vez nadie acudió.

El lobo se abalanzó sobre una de las ovejas, la apresó por el cuello con sus poderosos colmillos y la devoró en un abrir y cerrar de ojos.

Moraleja: Nadie cree a un mentiroso
Ideas para pensar: Decir mentiras siempre trae desgracias. – No todo vale para pasar un buen rato – Pensar ideas con los niños para no aburrirnos

2La cigarra y las hormigas

La alegre cigarra se pasó todo el verano tocando el acordeón y arrancando notas a su viejo violín. “No hay nada como la música”, se decía mientras marcaba el ritmo con sus patas. A menudo, veía pasar a las hormigas en hilera, cargadas con trozos de hojas y granos de cereal y se burlaba:

¡Mira que llegáis a ser tontas! – les decía-. ¡Con el calor que hace y no se os ocurre nada mejor que trabajar como esclavas! Venga, chicas, marcaos un baile, que el verano está hecho para cantar y menear la cintura. ¡Ya pensaremos en almacenar comida cuando caiga el primer copo de nieve!

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volkanakmese | Shutterstock

Pero cuando los días se acortaron y cayó la primera nevada, la alegre violinista no encontró nada que llevarse a la boca. Temblando de frío, se asomó al hormiguero para pedir caridad.

Por favor, amigas mías- les suplicó a las hormigas-, ¿por qué no me dais un granito de trigo o un tallito, por pequeño que sea? A vosotras os sobran las provisiones y yo, en cambio, tengo tanta hambre que ya no puedo ni cantar.

¿Estás de broma?- respondieron las hormigas con desdén-. Nosotras nos pasamos el verano trabajando para que no nos faltaran víveres durante el invierno, y tu, mientras tanto, te dedicabas a cantar al son de tu acordeón. “¡Mira que llegáis a ser tontas!”, nos decías. “¡El verano está hecho para cantar y bailar!”. Pues ahora ya sabes lo que tienes que hacer: ¡cantar y bailar sobre la nieve!

Moraleja: No dejes para mañana lo que debas hacer hoy. Debemos ser constantes, perseverantes y previsores.
Ideas para pensar: Vicio de la Pereza y virtud de laboriosidad – Dar o no dar una segunda oportunidad a la cigarra – Generosidad de las hormigas

3Las cuentas de la lechera

 

Érase una vez una joven campesina que salió al mercado a vender un cántaro lleno de leche recién ordeñada. Por el camino, iba pensando qué haría con las ganancias:

“Esta leche es muy buena” se decía. “Dará mucha nata y la batiré muy bien hasta que se convierta en mantequilla, que me pagarán muy bien en el mercado. Con el dinero que gane, compraré doscientos huevos. Los huevos me darán hermosos pollitos, que se pasarán el verano piando en el corral. Cuando empiecen a crecer, los venderé al mejor precio. Y con ese dinero, compraré un cerdito. Y cuando lo venda, me compraré el vestido más hermoso y cuando lo vean todas las chicas del pueblo se morirán de envidia.Me lo pondré el día de la fiesta mayor y seguro que el hijo del molinero querrá bailar conmigo al verme tan guapa”.

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Kastoluza | Shutterstock

Tan ensimismada iba la joven que no vio una piedra en el camino y tropezó. El cántaro cayó al suelo, haciéndose añicos. Adiós a la leche, a los huevos, los pollitos, el cerdito y al maravilloso vestido con los que había soñado.

MoralejaNo hagas castillos en el aire. Sueña cuanto quieras, pero no olvides mantener los pies en la tierra.
Ideas para pensar: Esta fábula de Esopo nos enseña a huir de las ensoñaciones y a valorar y ser felices con lo que tenemos.  – Utilizar bien la imaginación.



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4El lobo disfrazado de oveja

Esto era un lobo muy hambriento que llevaba varios días acechando a un rebaño de ovejas, pero el pastor las vigilaba tan de cerca que al lobo le era imposible acercarse a ellas. Un día encontró una piel de oveja en el bosque y tuvo una idea para despistar al pastor.

Me disfrazaré con esta piel de oveja. Así las ovejas y el pastor creerán que soy una oveja más.

Y su plan funcionó. Al atardecer, el lobo se acercó al rebaño camuflado y como la noche era muy oscura, el pastor no se dio cuenta del engaño y el lobo fue llevado al establo con el resto de las ovejas. El lobo se relamió, pensando en el gran banquete que se daría por la noche.

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William Ritchie | Shutterstock

Pero, cuando anocheció, el pastor entró en el establo buscando carne para cenar. Y, creyendo que el lobo era una oveja, lo tomó y se lo llevó. El lobo se revolvía para poder escapar, y entonces se le cayó la piel de oveja.

El pastor, al descubrirlo, no se lo pensó dos veces: sacó el cuchillo y lo mató.

MoralejaQuien muchas trampas hace, termina por caer en ellas.

Ideas para pensar: Esta fábula de Esopo quiere enseñar que la mentira y las trampas siempre nos traerán problemas. Cuanto mayor sea la mentira, mayor será el daño

5La liebre y la tortuga

Un día una liebre orgullosa y veloz, vió como una tortuga caminaba por el camino y se le acercó. La liebre empezó a burlarse de la lentitud del otro animal y de la longitud de sus patas. Sin embargo, la tortuga le respondió que estaba segura de que a pesar de la gran velocidad de la liebre era capaz de ganarla en una carrera.

La liebre, segura de su victoria y considerando el reto imposible de perder, aceptó. Ambos pidieron a la zorra que señalara la meta, a lo que esta aceptó, al igual que al cuervo para que hiciera de juez.

TURTLE

Anton Brand | Shutterstock

Al llegar el día de la competición, al empezar la carrera la liebre y la tortuga salieron al mismo tiempo. La tortuga avanzaba sin detenerse, pero lentamente.

La liebre era muy veloz, y viendo que sacaba una gran ventaja a la tortuga decidió ir parándose y descansando de vez en cuando. Pero en una de las ocasiones la liebre se quedó dormida. La tortuga, poco a poco, siguió avanzando.

Cuando la liebre despertó, se encontró con que la tortuga estaba a punto de cruzar la meta. Aunque echó a correr fue demasiado tarde y finalmente la tortuga ganó la carrera”.

Moraleja: Persiste y vencerás.
Ideas para pensar: Defecto de la liebre, su vanidad y arrogancia, Virtud de la tortuga, perseverancia. Esta fábula nos enseña que en ocasiones el débil vence al fuerte. El trabajo duro, la perseverancia, la constancia y el esfuerzo nos llevarán a alcanzar nuestras metas, aunque sea poco a poco, si no nos rendimos. Por otro lado, la arrogancia, la falta de constancia y el exceso de seguridad en uno mismo puede llevarnos a perder oportunidades y no alcanzar nuestras metas.


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6La oca de los huevos de oro

Un pobre granjero tenía la costumbre de acoger en su corral a todas las aves que llegaban extraviadas a su granja. Un día apareció entre sus gallinas una oca de plumas blancas y el granjero le dio de comer. A la mañana siguiente cuando se acercó al corral, se quedó asombrado al descubrir en su nido de paja un reluciente huevo de oro macizo. El granjero y su mujer estaban contentísimos.

Durante meses, la oca puso un huevo cada día y los granjeros bendecían su buena suerte. La pareja empezó a llevar una vida de lujo y despilfarro. Comían, bebían y vestían con prendas muy caras y gastaban el dinero en todo tipo de caprichos. A pesar de ser más ricos de lo que nunca habrían soñado, nunca estaban contentos.

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Incluso pensaban que con un huevo de oro al día no tenían suficiente.

Así que a la mujer se le ocurrió la idea de abrir a la oca en canal, y así conseguir todos los huevos a la vez.

Fueron al corral en busca de la oca y la destriparon, pero en su interior no encontraron ningún huevo de oro.

¡Dios mío!, ¿qué hemos hecho?, sollozaban.

Desde aquel día se acabaron los caprichos y como habían derrochado todo el dinero, los granjeros volvieron a sufrir penalidades. Y todas las mañanas decían:

¡Ay si no hubiéramos matado a la oca de los huevos de oro!

Moraleja: Quien todo lo quiere, todo lo pierde

Ideas para pensar: Vicio de la codicia y la avaricia – Para ser feliz no hace falta ser rico. Debemos valorar lo que tenemos.

7El león y el ratón

Dormía tranquilamente un león, cuando un ratón empezó a juguetear encima de su cuerpo. Despertó el león y rápidamente atrapó al ratón; y a punto de ser devorado, el ratón le pidió que le perdonara, prometiéndole que algún día le devolvería el favor.

El león echó a reír y lo dejó marchar, perdonándole la vida.

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Ampon Akearunrung | Shutterstock

Pocos días después unos cazadores apresaron al rey de la selva y le ataron con una cuerda a un frondoso árbol, y por más que lo intentaba, no podía romper los gruesos nudos. Pasó por ahí el ratoncillo, quien al oír los lamentos del león, recordó la promesa que le había hecho, y corrió al lugar. A toda prisa, subió al árbol y comenzó a roer la cuerda con sus pequeños dientes de roedor, dejándolo libre.

—Días atrás — le dijo —, te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por ti en agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos y cumplidos.

Moraleja: Nunca desprecies las promesas de los pequeños honestos. Cuando llegue el momento las cumplirán.
Ideas para pensar: Nos enseña a valorar a todos, sin importar su aspecto o apariencia – A veces, hasta los más grandes necesitan de los pequeños – Virtud de la gratitud.



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8La cola del pavo real

Hubo un tiempo en que los pavos reales podían volar más alto que cualquier otro pájaro. Un día, después de remontarse por los aires y casi tocar las nubes, al pavo real descendió y se posó a la orilla de un estanque de aguas plácidas y contempló su imagen reflejada en el agua.

¡Que feo soy!, se dijo, descontento con el color pardo y el tono de su plumaje. Daría cualquier cosa por que mis plumas brillasen con hermosos reflejos de colores.

Y aquella noche se durmió lamentándose de su aspecto vulgar.

Al día siguiente al despertar, comprobó que sus plumas marrones habían cobrado un brillante color irisado, en el que el azul marino se mezclaba con el verde esmeralda, el púrpura y el turquesa, y su cola era larga, y se desplegaba como el abanico de un emperador.

Peacock

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Fascinado con su nueva imagen, el pavo real empezó a pasearse por el bosque presumiendo de su belleza. Y decía a todos los animales con los que se cruzaba que iba a volar por encima de los árboles para que todos pudieran admirar la belleza de sus plumas.

Entonces el pavo real desplegó sus alas, pero cuando intentó elevarse, descubrió que el peso de su larga cole le impedía alzar el vuelo.

Desde la rama de un abedul, un gorrioncito de plumas marrones vio los esfuerzos del pavo real y le dijo:

¿No querías tener las alas más bonitas del mundo? Pues ahora ya las tienes. ¿De verdad crees que merecía la pena pagar por ellas un precio tan alto?Y antes de que el pavo real pudiera replicar, el gorrión alzó el vuelo y desapareció en el aire, dejando al pavo real pensativo.

Moraleja: La vanidad se paga cara.
Ideas para pensar: No dar excesiva importancia a la apariencia. No ser un presumido.

9El niño y las almendras

Un niño que tenía mucha hambre vio un tarro lleno de almendras en la mesa de la cocina y se le hizo la boca agua.

¿Puedo coger unas almendras, mamá?

Coge un puñado, respondió la mujer mientras amasaba una torta, pero ni una más, que vamos a cenar enseguida.

Como el niño era muy tragón, metió la mano en el tarro y cogió todas las almendras que pudo. Pero su puño abultaba tanto que no lo podía sacar. Una y otra vez, tiró con fuerza y retorció la mano hasta hacerse daño en los nudillos, pero todo fue inútil.

ALMONDS

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Cariño, le dijo su madre. ¿No ves que si no sueltas unas pocas almendras no lograrás sacar la mano? Anda, cómete ocho o nueve, y ya te daré más cuando hayamos cenado.

Moraleja: Más vale poco que nada.
Ideas para pensar: Nunca se debe abarcar demasiado ni más de lo debido.Virtud de la templanza.

10Los viajeros y el oso

Dos jóvenes amigos cruzaban el bosque por una senda solitaria cuando de pronto oyeron un ruido de pasos por entre la maleza. Comprendiendo que una bestia se acercaba, uno de los viajeros se apresuró a trepar a un árbol mientras susurraba alarmado:

¡Ay, como sea un oso!

Apenas había alcanzado la primera rama cuando un enorme oso pardo salió de entre los arbustos. El muchacho que se había subido al árbol se agarraba al tronco con brazos y piernas, y ni siquiera le tendió la mano a su compañero para ayudarle a subir. El joven que quedó abajo decidió tirarse al suelo y fingir que estaba muerto, pues había oído decir que los osos nunca se alimentan de cadáveres.

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El truco dio resultado, pues el oso se agachó junto al muchacho que se hacía el muerto y le olisqueó la cara y le revolvió el pelo con el hocico y sin hacerle ningún daño, se marchó por donde había venido, para sorpresa de los dos amigos.

Entonces el joven que había subido al árbol corrió a abrazar a su compañero y le dijo maravillado:

¡Qué suerte has tenido: el oso no te ha hecho nada! Pero me ha parecido que te susurraba algo al oído…

Así es- respondió el otro-: me ha aconsejado que la próxima vez que salga de viaje elija mejor a mi compañero.

Moraleja: Desecha la amistad de la persona que al verte en un peligro, te abandona.
Ideas para pensar: Valor de la amistad verdadera. Pensar cómo son mis amigos y qué virtudes buscamos en ellos.

 

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