“A diario lamentamos este atentado”, expresó el cardenal Leopoldo Brenes durante una misa en Managua El 31 de julio de 2020 fue una jornada cargada de dolor para los fieles en Nicaragua. Ese día, en la catedral de Managua, se produjo un ataque con bomba molotov. Como consecuencia, una imagen totalmente desfigurada y calcinada de la Sangre de Cristo.
Lo acontecido rápidamente generó repudio, en medio de la pandemia del coronavirus, y a los pocos días incluso se celebró una misa en la catedral con imágenes verdaderamente impactantes.
Durante esa jornada, la imagen de más de 300 años de historia fue expuesta como señal de lo acontecido, pero también como consuelo en medio de una situación dramática que también tocaba a la Iglesia de Nicaragua.
¿A quién ves? He aquí la pregunta disparadora que se hacía desde Aleteia para dar a entender que a través de ese rostro calcinado también era posible apreciar el de millones de personas que sufren, perseguidos, los que mueren en atentados, guerras, masacres y accidentes, entre otras situaciones.
A seis meses del atentado
El domingo 31 de enero Nicaragua recordó lo sucedido seis meses atrás. Lo hizo también a través de una misa solemne en la catedral de Managua. El rostro calcinado fue exhibido en una pequeña urna que se colocó a la derecha del altar, consigna La Prensa.
“A diario lamentamos este atentado contra la Sangre de Cristo, pero como dijo el Papa esta semana, alguien podría echar al fuego todas las biblias del mundo, pero la palabra no será borrada”, expresó Brenes durante la ceremonia.
“Las personas que planificaron este atentado pensaron que destruyendo nuestra venerada imagen nuestra fe en Jesucristo se perdía, no, porque nuestra fe no está pegada en la frente con saliva, sino que está grabada en lo más profundo del corazón, lo que está grabado en el corazón nada ni nadie lo podrá apartar, ni robar”, continuó Brenes.
Te puede interesar:
¿A quién ves?
La restauración
Por último, una vez más trascendió, continua La Prensa, que se realizan estudios para la restauración de la imagen de la Sangre de Cristo. Para ello se ha enviado material a Guatemala para análisis del estado. Según Brenes, una comisión trabaja en esa restauración y se cuenta con la coordinación de un obispo de Guatemala. En ese sentido, también se recuerda que la imagen llegó de Guatemala, pero el autor quedó en el anonimato.
Mientras esto sucedes, el recuerdo de aquel 31 de julio permanece intacto. Lo mismo que la fe y la esperanza de los fieles en Nicaragua.
Te puede interesar:
Nicaragua: La Iglesia acompañará en un año electoral incierto