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Sea cual sea la historia, los centros para mujeres, ofrecen diversos servicios, como apoyo emocional, mental, físico y material para estas mujeres embarazadas
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En esta época del año, cuando en Estados Unidos se acercan al aniversario de la decisión del Tribunal Supremo del caso Roe contra Wade que decidió la legalización del aborto el 22 de enero de 1973, la Iglesia pone su atención en los asuntos provida.
En las grandes multitudes como en la de la Marcha por la vida en Washington, D.C., y en marchas más pequeñas por todo Estados Unidos, siempre hay un contingente más pequeño de manifestantes pro-aborto que sostienen carteles con mensajes del estilo a “¿Qué pasa con la madre?” u “Os preocupa el bebé pero olvidáis a la madre”. Pero esto no es cierto.
Cada mujer tiene una historia diferente
De hecho, todos los días, empleados y voluntarios de miles de centros provida para mujeres, residencias de maternidad y clínicas por todo el país trabajan y ministran diariamente para ayudar no sólo al bebé no nato, sino a la mujer que lo lleva en su interior. Echa un vistazo al sitio web de cualquiera de tus centros locales para mujeres y descubrirás que, en efecto, es así.
Las mujeres acuden a los centros en situación de crisis, eso está claro. Tienen miedo y se sienten vulnerables. Cada mujer tiene una historia diferente. Una es menor de edad y le aterra decir a sus padres que está embarazada. Otra es mayor de edad, pero su novio o su familia la presionan para que aborte al bebé. Quizás haya otra chica con una historia más horrible, de trata de personas o de violación.
Todo tipo de servicios para la mujer embarazada
Sea cual sea la historia, los centros para mujeres, las residencias y las clínicas ofrecen diversos servicios, como apoyo emocional, mental, físico y material para estas mujeres embarazadas. Intentan, diariamente, ayudar a dispersar el miedo real que sienten las mujeres en una crisis de embarazo, el miedo de estar en un callejón sin salida y sin ningún recurso tangible de atención y apoyo. Ese apoyo a menudo está disponible no sólo durante el embarazo, sino también después, cuando están aprendiendo a criar a su bebé.
Y cuando una mujer termina por elegir el aborto, con frecuencia estos lugares están también ahí para ayudarles a recomponerse del trauma, ofreciendo programas de curación post-aborto para madres y también para padres.
Aun así, esta importante labor –y las personas heroicas que la desempeñan– a menudo pasa desapercibida o es desconocida por el gran público. A continuación recogemos cuatro centros de mujeres, clínicas o residencias de Estados Unidos que comparten la realidad de trabajar en la primera línea del movimiento provida todos los días y explicamos cómo ayudan no sólo a salvar a los bebés, sino también a las madres.
Aid for Women | Chicago
“Illinois es un entorno muy hostil para las personas que intentan proteger y defender la vida”, afirma Susan Barrett, directora ejecutiva de Aid for Women en Chicago. “Planned Parenthood ha abierto tres grandes clínicas en los últimos años. Sin duda han abierto en zonas donde las mujeres no tienen seguro, para que puedan tener acceso a un aborto gratuito a través de Medicaid, y está claro que su objetivo son las comunidades minoritarias, un plan que llevan siguiendo muchos años”.
Fundada en 1978, Aid for Women ofrece diversos servicios para mujeres en crisis de embarazo, como un teléfono de ayuda disponible las 24 horas, ultrasonidos y dos programas residenciales. Aunque no son abiertamente religiosos, su misión se arraiga en valores católicos y las residencias tienen capillas en su interior.
“Nuestros cuidados se centran claramente en la madre y sus necesidades porque, cuando alguien busca abortar, normalmente están pasando muchas otras cosas, así que intentamos abordar esas necesidades, ya sean emocionales o materiales”, declara Barrett.
También pueden ofrecer una vivienda apropiada
“Incluso las residencias están sirviendo a más personas de las que viven allí en realidad, porque hay una mujer sentada allí con una decisión que tomar y le da esperanzas saber que, si algo no funciona en su situación vital actual, tiene otras opciones”.
La organización intenta establecer una relación con estas mujeres basada en la confianza y en la seguridad de que Aid for Women estará ahí para ellas, incluso en los años venideros si necesitan pañales o ropa para sus hijos.
Barret dice que, en los últimos años, están viendo a mujeres cada vez más jóvenes buscando abortos.
“El elemento principal que impulsa esa decisión es el miedo”, manifiesta Barrett. “Simplemente tienen miedo. No pueden ver una salida”.
Son muchas las presiones que reciben
Durante este tiempo de trauma, los empleados y los voluntarios de Aid for Women intentan ayudar a las mujeres a ver que hay otras opciones distintas al aborto.
“Normalmente, tienen miedo de contárselo a sus padres. Quizás hay un novio que las presiona. Lo vemos mucho, que reciben presiones de otra persona para abortar y no sienten apoyo en su decisión de continuar con el embarazo, momento en el que nosotros intervenimos y ofrecemos ese apoyo”.
Cuatro de nuestros centros de Aid for Women tienen ecografías, que son herramientas útiles para ayudar a las mujeres a decidir conservar sus bebés.
“Siempre es muy efectivo porque les acerca la realidad al poder ver al bebé y empezar a procesar las cosas y su significado”, explica Barrett.
Reversión de la píldora abortiva
Aid for Women también ha visto un incremento en peticiones de reversión de la píldora abortiva.
“Sucede con frecuencia que la mujer toma la primera de las dos píldoras abortivas y de inmediato lo lamenta. Así que nos llaman. El tiempo es esencial, así que intentamos trabajar con ellas rápidamente para suministrarles progesterona”, declara la directora. “Hasta el momento, hemos tenido varios casos de éxito así”.
Hay un centro de Aid for Women ubicado justo al lado de una clínica abortiva de Planned Parenthood, lo cual ha sido un beneficio en muchos aspectos.
“A veces la gente viene a vernos y quizás incluso tenían un aborto ya planificado. Hubo una mujer que vino a vernos y que tenía un aborto previsto para una hora después; disponía de algo de tiempo, así que se sentó con uno de nuestros consejeros para hablar de la situación. Terminó por no continuar con el procedimiento abortivo”, cuenta Barret. “Es algo que pasa bastante”.
Los empleados continúan rezando por quienes trabajan en Planned Parenthood con la esperanza de que cambien de idea. Y han tenido respuestas a sus oraciones. Barrett describe una ocasión en la que una mujer acudió al centro después de salir de Planned Parenthood tras organizar una cita para abortar. Un empleado de Planned Parenthood dijo a la mujer que quizás debería ir al centro de al lado para hablar con alguien de Aid for Women, porque no estaba preparada para tener un aborto.
“A veces pasan cosas así, así que seguimos rezando por nuestros vecinos de al lado y esperamos que cambien de parecer”, comenta Barrett.
Woman’s New Life Clinic | Nueva Orleans y Baton Rouge, Luisiana
En la clínica Woman’s New Life Clinic, que tiene sedes en Nueva Orleans y Baton Rouge, Luisiana, las mujeres pueden recibir ayuda y apoyo para poder escoger la vida de su bebé no nato y también la atención básica de salud médica y mental que necesitan en los primeros días del embarazo.
“Nos consideramos únicos”, afirma Allison Millet, directora general. “Somos una clínica única y auténtica de asesoramiento y atención médica para mujeres. Tenemos un foco especial en apoyo para embarazos no deseados, pero también tenemos la parte de servicios de asesoramiento. Ofrecemos pruebas de embarazo y ecografías de forma gratuita, pero también tenemos trabajadores sociales clínicos titulados y asesores profesionales titulados dentro del personal para atender las necesidades de las mujeres”.
La mayoría de las mujeres a las que atienden están en edad universitaria, pero también ven a menores de edad y mujeres más mayores.
“Cuando una mujer viene a vernos, queremos asegurarnos de que sus necesidades son atendidas, que es recibida con amor”, asegura Millet. “Ofrecemos servicios prácticos, emocionales, médicos y espirituales a estas mujeres necesitadas”.
Además, tienen un servicio de atención especial a mujeres atrapadas en la pobreza.
“Ponemos el foco tanto en la madre como en el bebé no nato”, explica la directora.
Woman’s New Life Clinic se fundó en 2001 y se inspira en los testimonios de san Juan Pablo II y santa Teresa de Calcuta. Estos dos santos inspiran al personal y a la directiva en su ministerio, según explica Millet.
Más allá del apoyo en casos de embarazo no planificado, la clínica ha ampliado su servicio para ayudar a las mujeres a tomar “decisiones de afirmación de vida” para sí mismas y sus hijos.
Ofrecen asesoramiento para curación post-aborto para mujeres y hombres, asesoramiento para depresión posparto y pérdida del embarazo. También ofrecen servicios de fertilidad en los ámbitos de Educación en Fertilidad y Gestión Médica y el método Creighton de planificación familiar natural.
En 2019, la clínica contrató a una enfermera especialista en salud de la mujer que ofrece atención ginecológica, pruebas de infecciones o enfermedades de transmisión sexual, atención a mujeres sanas y atención prenatal hasta las 20 semanas. Las mujeres con crisis de embarazo que no dispongan de atención médica pueden recibir toda la atención que necesiten en esta clínica.
“Queremos asegurarnos de abarcar todas las necesidades de la mujer”, explica Millet. “Todos estos servicios aumentan nuestro alcance a mujeres vulnerables al aborto. Queremos atender sus necesidades antes de que se encuentren con un embarazo no planificado. Y estamos teniendo éxito en nuestra labor”.
Como otros centros de mujeres, la clínica ha notado un incremento en peticiones de reversión de la píldora abortiva, algo que la enfermera especializada puede facilitar. Sólo en el último año han revertido abortos con éxito cinco veces.
“Hay estadísticas que dicen que la píldora abortiva supone ahora en torno al 50 por ciento de los abortos. Vemos esta tendencia ascendente y queremos asegurarnos de cubrir esas necesidades”, cuenta Millet.
Durante la pandemia, están viendo a mujeres por cita previa y a través de atención médica a distancia (telemedicina) para ayudar a revertir cualquier crisis.
“Cuando empezó la pandemia de COVID, tuvimos un incremento escandaloso en nuestro teléfono de atención a mujeres en crisis”, afirma Millet.
Las mujeres con crisis de embarazo tienen necesidades más allá de conservar al bebé y mantenerse sanas. Algunas no tienen hogar, han perdido el trabajo, viven situaciones de abuso en sus relaciones u otras situaciones traumáticas. No se puede ayudar al niño si no se ayuda a la madre, cuenta la directora.
“Sabemos que no se trata únicamente de la preciosa vida que lleva en su interior, sino de la misma vida valiosa de la mujer, de acompañarla y de cuidarla”.
Millet, que lleva seis años trabajando en la clínica, tiene un cartel en el escritorio de su oficina que dice “Mi vocación es el amor”.
“Toda mi vida he creído en la santidad de toda vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural”, cuenta. “Es la pasión de mi vida. Sinceramente quiero ayudar a las mujeres porque, tanto yo como los demás aquí, entendemos sinceramente que es una vocación para todos nosotros”.
Bishop Gallegos Maternity Home | Sacramento, California
En 1992, el obispo Francis Quinn de la diócesis de Sacramento, California, vio la necesidad de ofrecer atención residencial a mujeres embarazadas sin techo. Contactó con tres mujeres de Catholics for Life que le ayudaron a dar vida a su visión bajo la forma del hogar Bishop Gallegos Maternity Home, que tiene dos centros.
“Se acercó a estas mujeres para ver si podían empezar el proyecto y de eso ya hace casi 30 años”, explica Paulette Wyllie, directora ejecutiva. “Hemos servido a más de 2000 mujeres y bebés”.
Estar en la primera línea del movimiento provida no implica sólo detener los abortos, sino también ayudar a las madres.
“Cuando la gente piensa en el movimiento provida, piensa automáticamente en el aborto. Pero nosotros, como católicos, miramos el valor de la vida en un sentido amplio”, explica Wyllie.
La cuestión también está en ofrecer a las mujeres acceso a alimentos y atención sanitaria, comida saludable y ropa.
“Realizamos todas las obras de misericordia corporales, además de las obras de misericordia espirituales, porque también incluimos nuestra oración y nuestras devociones durante la semana”, cuenta Wyllie.
La fe es un componente importante de la vida en los dos hogares, donde hay devociones espirituales cinco días a la semana y se anima a las residentes a reconectar con su propia tradición de fe, si tienen una.
Han visto a algunas mujeres convertirse al catolicismo porque han recibido la perspectiva católica de la fe en los hogares.
“Somos un centro aconfesional, así que aceptamos a cualquiera independientemente de su fe o su falta de fe, pero sí les requerimos que vengan a nuestras devociones, que normalmente son una reunión de unos 30 minutos”, explica Wyllie.
Cuando las mujeres vienen a los centros son muy vulnerables
“Normalmente están en una situación sin salida. Dependen de o han puesto su confianza en personas que no han sido buenas administradoras de sus corazones o de su amor”.
La mayoría de las mujeres que atiende este hogar vienen de toda una vida dentro del sistema de acogida, fueron víctimas de trata o vivieron en la prostitución. Muchas vienen también con una historia de alcoholismo o drogadicción, así que el centro las apoya en su sobriedad y las pone en contacto con colaboradores externos especializados en este tipo de atención.
Si no existieran los hogares de Bishop Gallegos Maternity Homes, las mujeres se verían obligadas a ir a refugios familiares, que solamente abren durante la noche.
Los centros tienen doce camas y ocho habitaciones privadas. Habitualmente hospedan a las mujeres en su séptimo mes de embarazo y se quedan hasta que el bebé cumple los 3 meses, pero es un proceso flexible según las necesidades de la mujer, explica Wyllie.
En marzo, adquirieron un antiguo convento y lo están convirtiendo en una vivienda transicional, “porque habitualmente, [las mujeres] están con nosotros unos seis meses y, aunque es un buen comienzo, no es lo bastante largo como para que ellas resuelvan un montón de cosas, en especial cuando hablamos de tener un bebé, de recuperarte y cosas así”, explica Wyllie.
Siempre están trabajando con las mujeres para encontrar los mejores pasos posibles que puedan dar luego para ellas mismas y sus bebés. Las ayudan con cosas como obtener el graduado escolar si no lo tienen y conseguir tarjetas de la seguridad social u otra documentación que pudieran necesitar para buscar trabajo.
También colaboran con otras organizaciones que van a dar clases a las mujeres sobre temas como maltratos y resolución de conflictos, ya que muchas vienen de entornos donde el abuso era prevalente.
“Se trata de algo más que detener el aborto. Estas madres necesitan a alguien que camine con ellas a veces”.
Aunque no parezca gran cosa, lo es.
“En realidad, lo que nos enseñan los Evangelios es a poner en práctica el cuidado y la compasión y todas esas cosas para intentar ayudar a cambiar sus vidas”, comenta Wyllie. “Poder ver el amor transformador de Dios en sus vidas a través de las personas en el ministerio es increíble. Todo lo que hacemos es dar amor a las mujeres”.
Columbia Pregnancy Center | Columbia, Maryland
Durante 40 años, el Columbia Pregnancy Center en Columbia, Maryland, ha trabajado en primera línea del movimiento provida salvado a bebés y a madres.
“Uno de nuestros mantras aquí es un mundo provida donde cualquier madre tenga todo lo que necesite para traer a su bebé al mundo”, afirma Nancy Vawter, directora ejecutiva. “No creo que ninguna mujer quiera abortar a su bebé. Creo que es una decisión muy dura y muchas personas se sienten arrinconadas, como si esa fuera su única solución”.
Cuando la COVID-19 trajo los confinamientos en marzo de 2020, el centro cerró durante tres semanas, pero continuó sus programas de educación en línea y trabajando con las mujeres por teléfono.
“Estamos aquí para caminar con ellas, acompañarlas en su travesía y ayudarlas a ver que podemos ayudarlas a superar sus obstáculos”, dijo Vawter en relación a las mujeres que atienden.
El centro ofrece ayuda de todo tipo en cualquier aspecto que las mujeres necesiten. Como en muchos centros, ofrece pruebas de embarazo y de enfermedades de transmisión sexual, y ecografías, pero también van mucho más allá.
Si la madre y el bebé necesitan acceso a Medicaid, el programa de seguros de salud estadounidense, el personal del centro les pondrá en contacto con hospitales católicos locales que les ayudarán a apuntarse. Cuando el padre del bebé no apoya el embarazo, en el Columbia Pregnancy Center tienen un programa para hombres que trabajará con ellos para ayudarles a encontrar su función como padres. Si los padres no cooperan, los empleados les recuerdan que tienen la responsabilidad legal de mantener al niño. Y si una mujer ha tenido un aborto, le ofrecen programas de curación post-aborto, como muchos otros centros.
“Nos esforzamos mucho en practicar nuestras opciones, aconsejándolas en lo que se nos da tan bien, guiándolas a través de las diferentes opciones para que las mujeres estén informadas”, explica la directora. “Una de las cosas que nos gusta decir es ‘¿Sabes? El proyecto de la vida de este bebé fue creado en la concepción. Ahí está el ADN… Y tú has recibido este hermoso regalo de la vida’”.
El personal del Columbia Pregnancy Center considera que toda vida es sagrada y pensada por Dios. Por esto, intentan que las mujeres dejen atrás sus miedos y sus obstáculos y llevarlas a un lugar donde puedan cubrirse de apoyo en su entorno y fortalecerse.
“Sólo intentamos decir a las mujeres siempre: ‘Puedes hacerlo. Tú puedes. Eres fuerte. Eres capaz’”, cuenta Vawter.
Las mujeres suelen volver a visitarles para decirles que conservar a su bebé fue la mejor decisión de su vida.
“Las mujeres no vuelven diciendo ‘Estoy encantada de no haber tenido a ese bebé’”, dice Vawter.
Ofrecer apoyo material en forma de cosas como pañales, toallitas, asientos para coche y cunas puede ayudar a disipar parte de ese miedo que tienen de criar a un niño. El último año, recibieron donaciones por valor de 45.000 dólares para apoyar a las mujeres que atienden.
“La pobreza es un obstáculo enorme para muchas mujeres”, comenta Vawter. “El miedo a no tener lo que necesiten para el bebé. Hasta cierto punto es un pequeño gesto. Si no tienen un lugar donde vivir, tener pañales y ropa es un pequeño gesto en relación a ese problema. Sin embargo, es significativo saber que alguna parte de la comunidad las apoya”.
Hace dos años, el centro empezó un grupo de apoyo madre a madre en inglés y en español, y ha tenido un éxito tremendo, asegura la directora. No lo anuncian, pero las madres acuden en masa y han establecido amistades de apoyo a partir de ahí.
Como cada vez ven a más mujeres latinas que vienen a pedir ayuda, el centro contrató a una asesora de habla hispana. Estas mujeres vienen dolidas y vulnerables, declara Vawter.
“Las historias que nos cuentan [nuestras madres latinas] son directamente horribles. Violación. Tortura. Vida en la calle. No creerían la profundidad de la pena de estas mujeres. Nosotros sentimos que es un honor amarlas”.
A medida que las mujeres reciben ayuda, el personal asegura que puede ver físicamente cómo se hacen más fuertes.
“Vienen a nosotros dóciles y derrotadas y oprimidas”, cuenta Vawter. “Un año o dos después, son personas íntegras y florecientes. Para mí, ser provida significa esto tanto como salvar a los bebés”.
Un reportaje de Joyce Duriga, publicado originalmente por Our Sunday Visitor y reproducido con permiso expreso por Aleteia
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