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¿Teletrabajas? 10 trucos para no caer en el desánimo ni en la depresión

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Merche Crespo - publicado el 26/01/21
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La pandemia ha provocado que muchos trabajadores se vean abocados al teletrabajo sin quererlo. Este hecho puede provocarles estados de ansiedad y depresión

El inicio de la pandemia provocó la abrupta y obligada entrada del teletrabajo en nuestras vidas el pasado año y, desde entonces, esta forma de trabajo no ha hecho más que crecer en todo el mundo. Las cifras nos indican que durante esta crisis del coronavirus, hasta el 34% de los empleos en España se han realizado en remoto.

Este hecho puede verse como un paso adelante para aplicar esta forma de trabajo, porque nos hemos dado cuenta de que es posible realizarlo, pero también puede convertirse en un paso atrás, ya que en muchas ocasiones provoca un nivel de estrés y ansiedad que puede derivar en depresión y en una aversión al teletrabajo ya que, en ocasiones como en la crisis sanitaria actual, no hemos elegido nosotros ese modelo laboral que provoca aislamiento.

Cuando la tristeza te boicotea

Según la Organización Mundial de la Salud, la depresión es “un desorden mental común, caracterizado por una persistente tristeza o pérdida de interés en las actividades que normalmente disfrutarías, acompañada por una incapacidad de realizar actividades diarias”.

Normalmente las personas vivimos bajo un estado de ánimo equilibrado y en armonía, con nuestras subidas y bajadas, que son nuestras alegrías y tristezasCuando se producen más bajadas que subidas en nuestro estado de ánimo, esa tristeza puede derivar en desánimo y desconsuelo. Entonces la tristeza se convierte en crónica e invade todo nuestro mundo interno, boicotea en mayor o menor medida diferentes áreas de nuestra vida y de nuestra personalidad.

Existe la creencia de que para un verdadero creyente es imposible deprimirse, como si siempre viviéramos y experimentáramos un gozo ininterrumpido en este mundo roto y fracturado. Sin embargo, incluso el apóstol Pablo reconoció que hubo momentos difíciles y así nos lo transmitió:

“Fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida” (2 Corintios 1:8).

El testimonio del gran apóstol nos puede servir como consuelo, ya que incluso él fue llevado a esos extremos de desesperanza debido a las circunstancias de la vida.

Depresión en pandemia

La pandemia ha alterado el comportamiento de las empresas y muchas compañías y sus respectivos trabajadores se han tenido que adaptar al teletrabajo ante la emergencia sanitaria y económica. Sin embargo, hasta ahora, trabajar desde casa era una práctica casi impensable, no por su complejidad técnica, sino por la falta de confianza en un sistema no presencial de trabajo.

La Organización Internacional del Trabajo define dos características del teletrabajo:

  1. Trabajo en un lugar diferente a la oficina o a las instalaciones de producción
  2. Uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para realizar dicha labor.

Beneficios del teletrabajo

En realidad, existen variados beneficios del teletrabajo, tanto para las empresas como para los trabajadores. En el caso de las primeras, se reducen costes, se promueven nuevas herramientas de trabajo, se disminuyen el absentismo y se aumenta la motivación laboral.

Así mismo, los teletrabajadores aumentan su calidad de vida, ya que la persona tiene mayor presencia física en el hogar, puede trabajar desde cualquier lugar, su nivel de concentración y de productividad es más alto, tiene mayor flexibilidad horaria y, además, ahorra dinero, ya que no existen desplazamientos al lugar de trabajo. De esta forma se consigue también otro beneficio social porque se reduce la contaminación ambiental.

En realidad, no todas las personas tenemos un perfil del teletrabajador “ideal”. Así lo describe Eva Cifre, profesora de psicología de la Universitat Jaume I de Castelló,  el teletrabajor ideal es una persona disciplinada, eficaz, planificadora, constante, capaz de adaptarse a las circunstancias, con aptitud para trabajar con escaso contacto social, capaz de automotivarse y con facilidad para tomar decisiones y resolver problemas”.

Sus incovenientes

Sin embargo, se considera que esta nueva condición laboral tiene también inconvenientes. Básicamente, no tiene en cuenta la necesidad del individuo de interactuar con el entorno social y puede generar en él una especie de burbuja de aislamiento, debido a su permanencia en casa y al uso excesivo de las TIC. Así que no es positivo hacer teletrabajo al cien por cien, ya que la propia condición humana requiere una cierta proximidad física entre las personas que trabajan.


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Además, el teletrabajo puede provocar una menor vinculación emocional con la empresa y los compañeros, debido al aislamiento prolongado. Consecuentemente, la falta de ayuda proveniente de otras personas provoca en el teletrabajador fatiga física, intelectual y psicológica.

Otro de los inconvenientes es el aburrimiento y la monotonía que produce el aislamiento, la alteración de la percepción del tiempo -no existe separación entre horas de trabajo y de ocio-, el descuido de la apariencia personal y no realizar ejercicio físico.  Un cóctel que puede llevarnos a la depresión si no lo gestionamos bien y no seguimos unas pautas o buenas prácticas.

Trucos para evitar la depresión por el teletrabajo

  • Evitar la sobreinformación, los datos y los sucesos alarmistas, ya que sólo provocan nerviosismo innecesario y pueden desencadenar ansiedad y depresión. Hay que buscar siempre la información de fuentes oficiales y fiables. El confinamiento provoca que la apreciación de la realidad inmediata solo proceda de nosotros mismos, lo que puede generar pensamientos negativos.
  • Controlar esos pensamientos negativos, generando pensamientos positivos. Aceptar la situación es el primer paso para controlar las emociones y minimizar, así, las posibilidades de aparición del sentimiento de soledad y aislamiento.
  • Mantener una comunicación periódica, fluida y regular con los compañeros de trabajo. Podemos usar medios como la videoconferencia para interactuar de la forma más real posible. Nos vemos las caras, nos oímos la voz. Si la empresa organiza eventos virtuales de trabajo o de ocio, asistir es casi obligado.
  • Establecer una rutina con horarios de trabajo, de ocio y de sueño de lunes a viernes, y el fin de semana, cambiarlos radicalmente. Cuanto más tiempo se esté ocupado, menos espacio se dejará a la soledad y a los pensamientos negativos. Introducir pausas periódicas, cada dos horas, para movernos, relajarnos y después volver al trabajo con la atención renovada.

Cuídate

  • No descuidar la apariencia personal. Es recomendable cambiar de vestimenta:  las horas de trabajo ir vestido acorde al momento laboral y en los momentos de ocio ir más cómodo. Nunca caer en el descuido de usar pijama de manera habitual.  Cambiar de vestimenta puede ayudar también a cambiar de actitud.
  • Realizar ejercicio físico, porque contribuye a experimentar una sensación de bienestar.
  • Tomar alimentos que ayuden a mejorar el estado de ánimo, como los que contienen aminoácidos y otras sustancias químicas que producen felicidad. Por ejemplo, las fresas, plátanos, cerezas, piña, leche y sus derivados, huevos, pescados ricos en ácidos grasos omega-3, cereales integrales, frutos secos, avena o chocolate negro.
  • Mantener diariamente un cierto nivel de exposición solar, de esta manera fortalecemos nuestro sistema inmunológico y mejoramos nuestro estado de ánimo, ya que estimula la síntesis de vitamina D, una sustancia clave para el sistema nervioso central que ayuda a controlar los síntomas depresivos.
  • Practicar la meditación y reservar un tiempo para la oración. Estos momentos pueden ayudarnos a calmar la angustia y reducir la ansiedad y el estrés.

En definitiva, se trata de buscar aquellas actividades que nos hagan sentir bien.


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