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Esta receta es muy tradicional en la celebración de Navidad de las hermanas clarisas de Castilla y León (España), en el Monasterio de Santa Clara de Almazán (Soria-España), es su postre de Navidad.
La celebración navideña y la contemplación del niño Jesús en la orden de Santa Clara se vive intensamente, se centran en lo esencial, en familia, en un clima de profunda alegría, paz, sencillez, armonía, recogimiento, silencio y oración.
Lo viven con la sencillez de su madre Santa Clara, que como lo cuenta una muy bonita anécdota de una de sus vivencias de la nochebuena:
En la nochebuena de 1252, Santa Clara estaba enferma y no pudo ir a la misa con las demás hermanas. Estaba triste y al llegar la medianoche oró diciendo “Señor, aquí me han dejado sola y contigo en este lugar…” y de pronto ocurrió un milagro, comenzó a escuchar y ver, como si estuviera presente en la Misa que se celebraba en la basílica de San Francisco, en Asís. Además, pudo recibir la comunión, y acto seguido, fue llevada de nuevo a su cama.
Además, realizan una liturgia especial de Navidad, haciendo pesebres, ensayos de cantos, celebraciones litúrgicas, vísperas solemnes y el rezo del rosario. Luego la Eucaristía con la tradicional adoración del Niño Jesús, seguido tienen un espacio de acción de gracias y meditación.
Continúan con los salmos, cantan el Oficio de las Lecturas y la cena de Navidad donde comparten distintas preparaciones tradicionales entre ellos los “Retorcidos de Navidad”.
Retorcidos de Navidad
Ingredientes para 6 personas:
Preparación:
Se baten los huevos con el aceite y el azúcar.
Agrega el vino rancio y el aguardiente, se añade la harina y sea masa hasta que quede una pasta blanda.
Se toma un poco de la masa y se extiende con el rodillo formando láminas de medio centímetro de espesor.
Preparadas así encima del mármol, se cortan con un cuchillo tiras de unos 30 centímetros de longitud por 2 centímetros de anchura.
Con los dedos pulgar índice de las dos manos se retuerce cada tira al aire. Se juntan sus puntas, y se vuelve a retorcer para que quede como un cordón.
Se fríen en abundante aceite bien caliente.
Consejos:
Valor nutricional:
Es una fritura, por lo tanto, deben ser de consumo ocasional y saber hacerla correctamente para que no nos haga daño: https://es.aleteia.org/2020/11/25/recetas-del-convento-rosas-de-santa-catalina-con-sabor-celestial/
Esta preparación requiere de dos bebidas alcohólicas y no siempre podemos o queremos introducir bebidas alcohólicas en nuestros platos. Pero por supuesto podemos sustituirlas, aunque no se obtendrá el mismo resultado, pueden ser muy buenos también.
En el caso del agua ardiente podemos utilizar anís dulce, o jarabe de albaricoques enlatados en almíbar o conservas.
En cuanto al vino rancio, primero aclarar que “rancio” en el mundo del vino no significa que este en mal estado; sino que hace referencia a los vinos que han sido sometidos a la exposición solar durante períodos de 1 a 2 años para acelerar su envejecimiento, sufriendo bruscos cambios de temperatura.
Un vino rancio puede ser rosado, blanco o tinto. Pero son los blancos los más elaborados, y tienen una graduación alcohólica más alta que otros vinos debido a este procedimiento. Además, es muy utilizado en la cocina, principalmente en la repostería como vino base, por ser un vino licoroso, es decir con un alto contenido de azúcares en las uvas.
Las alternativas para sustituir este vino son por mosto o zumo de uva blanco, zumo de manzana; o si no podemos mezclar cinco partes de agua, una parte de vinagre blanco, y le podemos añadir una cucharada de azúcar.
Otra preparación sencilla para compartir en esta Navidad en casa, en familia, y para esperar alegremente con algo dulce la llegada del niño Dios.