En su penúltima Audiencia General del 2020, el Papa dedica su catequesis a una reflexión en preparación a la celebración de la Navidad. “¡Necesitamos mucho de caricias humanas delante a tantas miserias! Si la pandemia nos ha obligado a estar más distantes, Jesús, en el pesebre, nos muestra el camino de la ternura para estar cerca, para ser humanos. Sigamos este camino”, dijo el papa Francisco este miércoles 23 de diciembre de 2020 en la Biblioteca del Palacio Apostólico Vaticano.
Salir del pesimismo y el sentido de impotencia
En su discurso, el Papa señaló que en este tiempo de sufrimiento y de incerteza a causa de la pandemia, la presencia de Dios en el niño recién nacido en Belén, indefenso, humilde y pobre, nos libra del sentido de fracaso, de impotencia y de pesimismo que llevamos dentro.
El Papa enfocó su meditación en la Navidad haciendo una pausa de su meditación sobre la oración cristiana y explicó que a pesar del distanciamiento social y las restricciones debido a la pandemia por covid-19, las personas pueden descubrir la ternura, contemplando en silencio el pesebre y realizando gestos de ternura pensando en los más frágiles.
Por ejemplo, en su saludo navideño a los fieles de habla alemana, el Papa instó a no olvidarse de las personas solitarias en estas fiestas, enfermas y necesitadas. “Una llamada telefónica es suficiente para enviarles un rayo de luz navideña. El Señor recompensará esto. Frohe Weihnachten!”.
Salvar la Navidad de la mentalidad mundana
En su meditación, pidió salvar la Navidad de la mentalidad mundana. “Es importante que no se reduzca a fiesta solamente sentimental o consumista”.
El Papa recordó que el ‘consumismo secuestró la Navidad’, así como lo hizo el domingo pasado en el Ángelus. Y reiteró que la Navidad no es solo una fiesta nostálgica o “rica de regalos y de felicitaciones pero pobre de fe cristiana y pobre de humanidad”.
Francisco destacó que la verdad de la Navidad es la llegada del Salvador. “No hay otra”.
Jesucristo es la luz de los hombres que resplandece en las tinieblas, que da sentido a la existencia humana y a la historia entera.
Meditar delante del pesebre
Durante su penúltima catequesis del año, el Papa instó a meditar en silencio delante del pesebre para hacer renacer en “nosotros la ternura”: “meditar un poco en silencio delante del pesebre. Para esto, el año pasado escribí una Carta, que nos hará bien retomar. Se titula “Admirabile signum”, “Signo admirable”, afirmó.
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La gracia del estupor
“Siguiendo las huellas de San Francisco de Asís, nos podemos convertir un poco en niños y permanecer contemplando la escena de la Natividad, y dejar que renazca en nosotros el estupor por la forma “maravillosa” en la que Dios ha querido venir al mundo”, afirmó.
“Pidamos la gracia del estupor delante a este misterio, a esta realidad tan tierna, bella, cercana a nuestros corazones; que el Señor nos de la gracia del estupor para encontrarlo, para acercarnos, para acercarnos a todos nosotros”, añadió el Papa.
La ternura vs la inteligencia artificial
La Virgen y San José nos alcancen del Niño Jesús la gracia de que renazca en nuestro corazón la ternura, para abrazar con amor a todos, como verdaderos hermanos y hermanas. Feliz Navidad para todos.
Luego hizo una reflexión sin hojas en la mano sobre la ternura, auténticamente humana. “Esto hará renacer en nosotros la ternura. Hace algunos días hablando con algunos científicos conversamos sobre la inteligencia artificial, los robots.
Existen robots programados para todos y para todo y esto sigue adelante. Y yo les pregunté: ¿qué es aquello que un robot jamás podrá hacer? – Ellos han pensado…se intercambiaron propuestas, pero al final estuvieron de acuerdo en una cosa: ¡la ternura! Esto los robots jamás podrán hacerlo”.
Y esto es lo que nos lleva a Dios hoy, la forma maravillosa como Dios quiso venir al mundo y esto hace renacer en nosotros la ternura humana que es cercana a la de Dios; ¡y hoy necesitamos mucho la ternura!”.
Navidad distinta para el Papa y Roma
¡Feliz Navidad!”, dijo. La pandemia limitará al papa Francisco, así celebrará una Navidad diversa sin fieles y de puertas para dentro, debido a que tampoco se asomará a la plaza de San Pedro para la tradicional bendición Urbi et Orbi en una Roma con restricciones.
Por último, la Audiencia General concluyó con el rezo del Pater Noster y la Bendición Apostólica.