Audiencia General. “La oración abre destellos de luz en la más densa oscuridad”, dijo el Papa Francisco hoy.
El papa Francisco ha insistido que la oración cristiana es plenamente humana porque abraza la alabanza y la súplica. Lo hizo en la Audiencia General de este miércoles 9 de diciembre de 2020, presidida en la Biblioteca del Palacio Apostólico Vaticano.
“Hermanos y hermanas la oración es cuestión de paciencia, de soportar la espera siempre. Ahora estamos en el tiempo del Adviento, un tiempo tradicionalmente de espera de la Navidad”.
Así definió la oración cristiana como una espera paciente y sin vergüenza en medio de nuestras necesidades, desánimos y sufrimientos, en la aceptación de nuestra fragilidad, estar necesitados y sin vergüenza clamando al cielo por una ayuda concreta.
El Papa insistió que el Señor responderá a nuestras súplicas siempre, antes o después. “Incluso la muerte tiembla cuando un cristiano reza, porque sabe que todo orante tiene un aliado más fuerte que ella: el Señor Resucitado”.
“La muerte ya ha sido derrotada en Cristo, y vendrá el día en el que todo será definitivo, y ella ya no se burlará más de nuestra vida y de nuestra felicidad”, añadió.
¡No hay que tener vergüenza de rezar!
Francisco recordó que no “debemos escandalizarnos, si tenemos la necesidad de rezar”. ¡No hay que tener vergüenza! Sobre todo cuando tenemos necesidad: hay que pedir. “Señor, necesito esto”, “Señor tengo esta dificultad, ¡ayúdame!” No callemos la súplica que surge espontáneamente en nosotros.
Se puede incluso no creer en Dios, pero es difícil no creer en la oración: esta simplemente existe; se presenta a nosotros como un grito. Hay que saber que Dios responderá. ¡Dios responde siempre!
Hoy, mañana…pero siempre responde. Incluso a nuestras preguntas titubeantes, aquellas que se quedan en el fondo del corazón, que nos da vergüenza expresar…¡No hay que tener vergüenza de rezar!”.
El Padrenuestro
En su catequesis, el Papa afirmó que Jesús enseñó a sus discípulos que la oración del “Padrenuestro”, es el modelo de toda oración.
“En ella nos dirigimos a Dios como hijos y con confianza filial le presentamos todas nuestras necesidades. Le suplicamos los dones más sublimes, como la venida de su reino y todo lo necesario para acogerlo, y también los dones más sencillos, como el pan de cada día, que incluye salud, casa, comida, esenciales para nuestra vida corporal, y también la Eucaristía, alimento para nuestra vida espiritual”.
La oración abre destellos de luz
El Papa sostuvo que si uno se siente mal porque es un pecador porque ha hecho cosas malas, rezando el padrenuestro se acerca al Señor.
“A veces podemos creer que no necesitamos nada, que nos bastamos nosotros mismos y vivimos en la autosuficiencia más completa. Pero antes o después esta ilusión se desvanece. El ser humano es una invocación, que a veces se convierte en grito”.
El alma se parece a una tierra árida, sedienta. Todos experimentamos, en un momento u otro de nuestra existencia, el tiempo de la melancolía, de la soledad.
La Biblia no se avergüenza de mostrar la condición humana marcada por la enfermedad, por las injusticias, la traición de los amigos, o la amenaza de los enemigos”, expresó.
“A veces – continuó- parece que todo se derrumba, que la vida vivida hasta ahora ha sido vana. En estas situaciones aparentemente sin escapatoria hay una única salida: el grito, la oración: «¡Señor, ayúdame!». La oración abre destellos de luz en la más densa oscuridad. ¡Esto abre el camino!”.
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La oración, grito de auxilio
Por otro lado, el Papa explicó que la oración de petición “va a la par que la aceptación de nuestro límite y de nuestra creaturalidad”.
“Se puede incluso llegar a no creer en Dios, pero es difícil no creer en la oración: esta sencillamente existe; se presenta a nosotros como un grito; y todos tenemos que lidiar con esta voz interior que quizá puede callar durante mucho tiempo, pero un día se despierta y grita”.
El Obispo de Roma dijo que Dios responde siempre a las oraciones: “No hay orante en el Libro de los Salmos que levante su lamento y no sea escuchado. Dios responde siempre; hoy, mañana, pero de una manera u otra siempre responde.
La Biblia lo repite infinidad de veces: Dios escucha el grito de quien lo invoca. También nuestras peticiones tartamudeadas, también las que quedan en el fondo del corazón, que tenemos vergüenza de expresar. El Padre las escucha”.
Dios escucha siempre
El Papa insistió que “cuando parece que todo está perdido, sentimos la necesidad de rezar a Dios. La oración ilumina la oscuridad interior que nos angustia y nos abre a la esperanza“. […]Él escucha siempre nuestras súplicas y responde a nuestros ruegos como Padre amoroso”.