Día Internacional de las Personas con Discapacidad: “Todos estamos en la misma barca en medio de un mar agitado que puede asustarnos; pero en esta barca a algunos les resulta más difícil”.El 3 de diciembre se celebra el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Por este motivo, el papa Francisco expresó hoy su cercanía “a quienes están viviendo situaciones de particular dificultad en esta crisis causada por la pandemia”.
“Todos estamos en la misma barca en medio de un mar agitado que puede asustarnos; pero en esta barca a algunos les resulta más difícil, entre ellos a las personas con discapacidades graves“. Así lo afirmó en su mensaje para recordar la jornada instituida en 1992 por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Asimismo, pidió que las parroquias sean lugares “accesibles” y sin “barreras arquitectónicas” para que las personas con discapacidad puedan participar ‘activamente’ en la vida de la iglesia. Además, pidió a los obispos y sacerdotes involucrar a estas personas como catequistas y sujetos activos en la vida pastoral. Y al mismo tiempo, que no existan barreras para que estos bautizados reciban los sacramentos.
El tema de este año es: «Reconstruir mejor: hacia un mundo post Covid-19 que incluya la discapacidad, accesible y sostenible». El Papa sostuvo que le llama la atención la expresión “reconstruir mejor”; dado que “evoca la parábola evangélica de la casa construida sobre roca o sobre arena (cf. Mt 7,24-27; Lc 6,47-49)” del Evangelio de hoy.
La amenaza de la cultura del descarte
El Papa denunció la cultura del descarte. “Para dicha cultura, partes de la humanidad parecen sacrificables” especialmente “si son pobres o discapacitadas”.
Aplaudió los avances en materia de inclusión de cuantos padecen una limitación física y/o psíquica, pero pidió hacer más. “Todavía subsisten en el sustrato cultural demasiadas expresiones que contradicen de hecho este enfoque”.
“Debido también a una mentalidad narcisista y utilitarista, se constatan actitudes de rechazo que conducen a la marginación, sin considerar que, inevitablemente, la fragilidad pertenece a todos”.
Personas discapacitadas dan ejemplo
“En realidad, hay personas con discapacidades incluso graves que, aun con gran esfuerzo, han encontrado el camino hacia una vida buena y rica de significado, como hay muchas otras “normalmente dotadas” que sin embargo están insatisfechas, o a veces desesperadas”.
“La vulnerabilidad pertenece a la esencia del ser humano”. Francisco considera, especialmente en este Día, lo importante de “promover una cultura de la vida, que afirme continuamente la dignidad de cada persona, en particular en defensa de los hombres y mujeres con discapacidad, de cualquier edad y condición social”.
La «roca» de la inclusión
La pandemia que estamos viviendo ha puesto en evidencia aún más las disparidades sobre todo en detrimento de los más débiles, destacó el Papa.
«El virus, si bien no hace excepciones entre las personas, ha encontrado, en su camino devastador, grandes desigualdades y discriminación. ¡Y las ha incrementado!».
Por esta razón, pidió que una primera «roca» sobre la que se deba edificar nuestra casa es la inclusión.
Respecto a las instituciones eclesiales, reitero la exigencia de disponer de instrumentos adecuados y accesibles para la transmisión de la fe.
La Iglesia atienda a personas discapacitadas en la pandemia
Además, deseó que se pongan a disposición de quienes los necesitan, en cuanto sea posible gratuitamente, incluso a través de las nuevas tecnologías, que han demostrado ser tan importantes para todos en este período de pandemia.
Asimismo, animó “a que exista una formación ordinaria para sacerdotes, seminaristas, religiosos, catequistas y agentes de pastoral, sobre la relación entre la discapacidad y el uso de instrumentos pastorales inclusivos”.
“Que las comunidades parroquiales se comprometan a que se desarrolle en los fieles el estilo de acogida hacia las personas con discapacidad”.
Parroquias accesibles a las personas discapacitadas
“Crear una parroquia plenamente accesible requiere no sólo que se eliminen las barreras arquitectónicas, sino que los parroquianos asuman sobre todo actitudes y acciones de solidaridad y servicio hacia las personas con discapacidad y hacia sus familias. El objetivo está en que lleguemos a dejar de hablar de “ellos” y lo hagamos sólo de “nosotros”.
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Sacramentos para las personas más débiles
El Papa reiteró “con fuerza el derecho de las personas con discapacidad a recibir los sacramentos como los demás miembros de la Iglesia”.
“Todas las celebraciones litúrgicas de la parroquia deberían ser accesibles, para que cada uno —junto a los hermanos y hermanas— pueda profundizar, celebrar y vivir la propia fe”.
“Se debe prestar especial atención a las personas con discapacidad que aún no han recibido los sacramentos de la iniciación cristiana: estas podrían ser acogidas e incluidas en el itinerario de catequesis para la preparación a estos sacramentos. La gracia de la que son portadores no puede ser negada a nadie”.
«En virtud del Bautismo recibido”, argumentó, “también las personas con discapacidad, tanto en la sociedad como en la Iglesia, piden convertirse en sujetos activos de la pastoral y no sólo en destinatarios”.
En efecto, la participación activa de las personas con discapacidad en la catequesis constituye una gran riqueza para la vida de toda la parroquia. Estas, en efecto, injertadas en Cristo en el Bautismo, comparten con Él, en su particular condición, el ministerio sacerdotal, profético y real, evangelizando a través, con y en la Iglesia”.
Personas con discapacidad entre los catequistas
Por consiguiente, el Papa también invitó a que haya presencia de personas con discapacidad entre los catequistas, según sus propias capacidades, representa un recurso para la comunidad.
En este sentido, sostuvo, “es preciso favorecer su formación, para que puedan adquirir además una preparación más avanzada en el campo teológico y catequético”.
“Espero que en las comunidades parroquiales sean cada vez más, las personas con discapacidad que puedan convertirse en catequistas, para transmitir la fe de manera eficaz, también con su propio testimonio”.
«Peor que esta crisis, es solamente el drama de desaprovecharla». Por eso, animó “a cuantos, cada día y a menudo en el silencio, se sacrifican en favor de las situaciones de fragilidad y discapacidad”.
“Que la voluntad común de «reconstruir mejor» pueda desencadenar sinergias entre las organizaciones tanto civiles como eclesiales, para edificar, contra toda intemperie, una “casa” sólida, capaz de acoger también a las personas con discapacidad, porque está construida sobre la roca de la inclusión y de la participación activa”.