Ante los desafíos que presenta el mundo, la Escritura sigue siendo una guía para obrar el bienRezar con los salmos es una guía que te presentamos cada semana para meditar la Palabra de Dios en la Escritura y traducirla en vivencia. Hoy, les ofrecemos el Salmo 15.
En él se muestra que el ser humano está siempre en búsqueda de su Creador. Es decir, en cualquier cultura, en cualquier sociedad la persona busca saciar su sed interior alojando al huésped de honor.
Ante esa realidad, el salmista David se pregunta quién podrá recibir al Señor en su casa y establecer así un vínculo con Aquel que le ha dado la vida.
En otras palabras, este salmo presenta las condiciones para que quien quiere recibir al Dios de la Vida sea digno en su pozo interior.
Así, quien procede con rectitud, quien tiene un corazón limpio, quien cuida y protege al débil; en definitiva, quien vive íntegramente podrá gozar de una relación directa y vivir esa comunión con el Señor; y encontrará la puerta abierta.
Pero además, el salmo alerta también sobre la miseria que puede arrastrar al hombre a la riada del mundo -calumnias, maltratos, mentiras- y alejarlo de su propósito original: ser imagen y semejanza de Dios y juntos habitar en la misma casa.
Salmo 15: ¿Quién es digno de recibir al Señor?
Señor, ¿quién habitará en tu santa Montaña?
El que procede rectamente y practica la justicia, el que dice la verdad de corazón y no calumnia con su lengua.
Quien no hace mal a su prójimo ni agravia a su vecino, el que no estima a quien Dios reprueba y honra a los que temen al Señor.
El que no se retracta de lo que juró, aunque salga perjudicado, el que no presta su dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente.
Quien procede así, nunca vacilará.Salmo 15(14),2-3ab.3cd-4ab.5
Texto bíblico: Libreria Editrice Vaticana
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