Es una superstición cuyas afirmaciones no están científicamente fundadas: corresponden al cálculo de probabilidadesAproximadamente la mitad de los estadounidenses creen que la astrología es científica, según un nuevo estudio de la National Science Foundation. No la astronomía –el estudio de los fenómenos referidos a los astros-, sino la astrología. Se supone que los astrólogos te dicen cosas sobre ti mismo o tu futuro basadas en la posición de las estrellas.
El resurgimiento de esta creencia llega después de que sólo un tercio de los estadounidenses creyeran que fuera científica en el año 2010.
Las afirmaciones de la astrología no están científicamente fundadas, explica Jorge Luis Zarazúa en la respuesta de Aleteia a la pregunta ¿Un cristiano puede creer en el horóscopo?.
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Distintos tipos de astrología
La astrología mundial, para ver los procesos en la historia y en la política.
La genética o individual para predecir los acontecimientos personales.
La horaria o de consultorio, que pretende la respuesta, mediante consulta, a preguntas concretas de personas interesados.
Zarazúa afirma que “la predicción prospectiva, el análisis de los resultados que dependen de variables observables, más que adivinación es predicción y previsión, con más o menos grado de probabilidad”.
Según el sacerdote, “la predicción de lo que acontece de causas libres es evidentemente que no es más que un engaño”. Zarazúa explica que “es lo mismo una predicción jugando al azar, es decir al cálculo de probabilidades, que es lo que acontece en las loterías y en la mayor parte de los pronósticos humanos”.
“Los hombres, para vivir, necesitan esperanza, serenidad, algo en lo que apoyarse” –añade-. Los que creen que Dios es Providente y admiten que todo lo que pasa o lo quiere o lo permite, no necesitan otros apoyos”.
¿Qué dice la Iglesia sobre la astrología?
La Iglesia católica advierte contra la astrología en la sección sobre idolatría del Catecismo:
“Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos, y otras prácticas que equivocadamente se supone “desvelan” el porvenir (cf Dt 18, 10; Jr 29, 8). La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a “mediums” encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios” (CIC 2116).
“Dios puede revelar el porvenir a sus profetas o a otros santos. Sin embargo, la actitud cristiana justa consiste en entregarse con confianza en las manos de la providencia en lo que se refiere al futuro y en abandonar toda curiosidad malsana al respecto. Sin embargo, la imprevisión puede constituir una falta de responsabilidad” (CIC, 2115).
La astrología es una superstición, pero en nuestra creciente cultura pos-cristiana, muestra que el anhelo de espiritualidad, de significado y de propósito permanece.