Tras el escándalo económico en Londres es la primera vez que el Pontífice habla en una carta dirigida al Secretario de Estado Pietro Parolin del fondo Centurion y del inmueble comprado en la City
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El papa Francisco ha decidido transferir la “gestión administrativa de los fondos de la Secretaría de Estado a la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) y de su control a la Secretaría para la Economía”, informó el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni.
En línea con la Reforma de la Curia, el Papa comunicó su decisión al Secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, en una misiva del pasado 25 de agosto. Ayer, 4 de noviembre, el Papa presidió una reunión para poner en acción su decisión de hacer controlar el dinero y las finanzas de la Secretaria de Estado.
En esa reunión, explicó Bruni, participó el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, monseñor Edgar Peña Parra, Sustituto de la Secretaría de Estado, monseñor Fernando Vergez, Secretario General de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, monseñor Nunzio Galantino, Presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica y el Padre Juan Antonio Guerrero, Prefecto de la Secretaría de Economía.
Francisco habla de su voluntad de solucionar el daño a la reputación de la Iglesia en la misiva de agosto: “La Secretaría de Estado, transferirá a APSA la gestión y la administración de todos los fondos financieros y del patrimonio inmobiliario, los cuales mantendrán de todas maneras la propia finalidad actual”.
Eliminar los riesgos reputacionales
Una atención particular – explica el Papa – merece “las inversiones realizadas en Londres y el fondo Centurión, del que hay que salir lo antes posible, o al menos, disponer de ellas de manera que se eliminen todos los riesgos reputacionales”.
Esto en referencia al escándalo por la compra del edificio de 17.000 metros cuadrados ubicado en el exclusivo barrio Chelsea, en Sloane Avenue, en Londres, que la prensa italiana señaló fue comprado por el valor de 452 millones de euros con fondos de la Secretaría de Estado provenientes del Óbolo de San Pedro.
Así, en la reunión de ayer, el Papa constituyó la “Comisión de paso y control”, que entra en funcionamiento con efecto inmediato, para completar, en los próximos tres meses, las disposiciones expuestas en la mencionada carta dirigida al Secretario de Estado.
“Esta Comisión está integrada por Su Excelencia Monseñor Edgar Peña Parra, Sustituto de la Secretaría de Estado, Su Excelencia Monseñor Nunzio Galantino, Presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica y el Padre Juan Antonio Guerrero, Prefecto de la Secretaría de Economía”, explicó Bruni
Cabe recordar que el 24 de septiembre, el Papa destituyó al cardenal Angelo Becciu de la cabeza de la Congregación para las Causas de los Santos y lo obligó a renunciar a sus derechos relacionados con el cardenalato en el marco del escándalo por la compra del inmueble en Londres.
El pontífice sustituyó el cardenal Becciu (ex Sustituto de la Secretaria de Estado 2011-2018) por el obispo Marcello Semeraro, ya secretario del Consejo de Cardenales (C7). Los dos pastores se conocen desde al menos 2001, cuando eran respectivamente secretario especial y relevo general del Sínodo de los Obispos dedicado al ministerio episcopal.
Renovación del organismo supervisor
Asimismo, el Papa realizó recientemente otro cambio en el sistema de control económico del Banco del Vaticano. Francisco ha decidido renovar la composición del organismo supervisor, quitando al cardenal Pietro Parolin de su función de controlador.
Así, de los cinco miembros del anterior mandato en el, quedan el español Santos Abril y Castelló, que conserva el cargo de presidente, y el austríaco Christoph Schönborn, arzobispo de Viena.
Junto a ellos se encuentran los nuevos miembros del órgano de control del Banco Vaticano, el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos; el polaco Konrad Krajewski, limosnero apostólico; y el italiano Giuseppe Petrocchi, arzobispo de L’Aquila y miembro de la Comisión Pontificia del Estado de la Ciudad del Vaticano.
